Cuando falta menos de un año para el inicio del Mundial 2026, Lionel Scaloni tiene mucho más que certezas. Sin embargo, el paso del tiempo, las lesiones imprevistas y la necesidad de probar variantes hacen que su agenda todavía tenga casilleros vacíos. La Selección Argentina conserva la columna vertebral campeona del mundo, pero no escapa a la lógica: defender el título exige no solo memoria, sino también renovación y ajuste fino. ¿Qué debe definir el DT en estos meses?
Una lista de Argentina en movimiento: señales, regresos y ausencias
Las últimas dos convocatorias para amistosos (ante Venezuela y Puerto Rico en octubre y Angola en noviembre) dejaron bien claro que Scaloni no está cerrando el plantel, sino todo lo contrario. Con varios nombres nuevos -Facundo Cambeses (arquero), Lautaro Rivero (defensor) y Aníbal Moreno (volante) en la primera y Màximo Perrone (volante), Valentín Barco (volante) y Joaquín Panichelli (delantero)- las listas reflejan un DT que observa, testea y deja la puerta abierta para caras nuevas. La ausencia de varios futbolistas experimentados por distintas lesiones, también evidencia que el cuerpo técnico debe pensar en planes B.
Más allá de los nombres puntuales, el mensaje de fondo es claro: nadie tiene garantizado el pasaje. En palabras del propio Scaloni, “no se puede definir todo ahora, porque esto es largo, hay lesiones, bajones, y jugadores que pueden aparecer más adelante”. La lección del Mundial pasado, con bajas sobre la hora como Lo Celso, marcó un camino: conviene no apurarse.
La defensa, zona de alerta permanente en la Selección
Si hay una línea que obliga a Scaloni a mirar con atención, es la defensa. La zaga central se ha visto debilitada en los últimos meses por lesiones clave. Lisandro Martínez está en la concentración de Alicante, pero aún no termina de consolidar una recuperación completa, Nehuén Pérez se rompió el tendón de Aquiles y Facundo Medina y Leonardo Balerdi también arrastran molestias. Esto obliga al DT a probar nuevas variantes que, en muchos casos, no tienen el mismo rodaje internacional que los titulares.
Además, la falta de recambio con experiencia en los costados -particularmente en el lateral izquierdo- suma otra capa de preocupación. La polifuncionalidad de jugadores como Tagliafico o Montiel puede ser útil, pero no alcanza si se cae alguno de los titulares. La defensa fue una de las claves del título en Qatar, y hoy se presenta como una zona con interrogantes que deben resolverse antes de junio.
Mediocampo: ¿sobran opciones o falta equilibrio en Argentina?
El mediocampo argentino es, en teoría, uno de los sectores más completos. Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y Leandro Paredes forman parte del núcleo fuerte del equipo. Pero el paso del tiempo y la evolución de algunos rivales exigen revisar si ese mix sigue siendo el ideal. Scaloni ha comenzado a darle minutos a otros perfiles como Moreno y Alan Varela, a los que se sumarán Perrone y Barco, buscando un volante que aporte recuperación sin perder pase.
El desafío es encontrar equilibrio. Algunos nombres cumplen bien en el traslado, otros en la contención, pero pocos combinan ambas virtudes al nivel top. Además, con la exigencia del calendario europeo y el desgaste de los titulares, no está claro quién podría reemplazar a De Paul o Fernández en un contexto de alta presión. La Copa América 2024 dejó buenas sensaciones, pero el Mundial será otra historia.
El ataque de Argentina: certezas arriba, incógnitas por detrás
El frente de ataque parece uno de los sectores más sólidos. Lionel Messi, Lautaro Martínez y Julián Álvarez tienen jerarquía y experiencia. El problema, si se quiere, aparece en el “segundo pelotón”: los que podrían entrar ante una baja o si hay que cambiar el plan de juego. ¿Están listos Franco Mastantuono, Nico Paz o Giuliano Simeone para asumir un rol protagónico? ¿Qué lugar tendrán Paulo Dybala, Nico González, José Manuel López y la nueva incorporación Panichelli?
El otro dilema, no menor, es qué pasará si Messi no llega en condiciones, por mas que su presente no muestre esto. Aunque es algo que nadie dentro del plantel descarta por completo, Scaloni debe tener variantes listas. La ausencia del 10 cambiaría radicalmente la identidad del equipo. En ese escenario, el funcionamiento colectivo, más que los nombres, pasará a ser el gran activo argentino.
Lo que no se ve también cuenta para Scaloni
Más allá de lo estrictamente futbolístico, hay factores invisibles que pesan: el estado físico general, la carga de partidos en Europa, la relación entre los históricos y los nuevos, y la dinámica del grupo. En Qatar, la cohesión interna fue una de las armas secretas del éxito. Scaloni sabe que no alcanza con elegir a los mejores: hay que elegir a los que estén mejor en ese momento y encajen en una estructura emocional sólida.
Con siete u ocho puestos prácticamente definidos, lo que resta no es menor. Son esos lugares los que pueden marcar la diferencia en un torneo corto, donde cada detalle cuenta. Scaloni no tiene urgencias, pero tampoco margen para la improvisación. Le quedan unos pocos meses, y cada decisión puede valer una nueva estrella.
