México ganó la Nations League en su tercer intento, gracias a la exhibición de Raúl Jiménez en el Final Four y la final ante Panamá
La Concacaf se vuelve a pintar de verde, blanco y rojo. Un penal le entregó a México su primera Concacaf Nations League, donde Raúl Jiménez se convirtió en la figura de la Selección Mexicana en el Final Four, al convertir los dos goles que necesitó el equipo para vencer 2-1 a Panamá.
México sufrió a un equipo panameño que llegó al SoFi Stadium a jugar, generar dolor de cabeza al equipo mexicano y solo sus propios errores le entregaron a Javier Aguirre un nuevo título a nivel de selección, 16 años después.
El equipo panameño inició de mejor forma. Tras una serie de remates, Adalberto Carrasquilla remató desde fuera del área, pero Luis Malagón tapó un potente disparo que amenazaba con incrustarse al arco.
México apagó los ánimos de su rival con una jugada donde el desconcierto del cancerbero Orlando Mosquera permitió a Raúl Jiménez abrir el marcador con un remate de cabeza. El Tri pegaba y la afición en el SoFi Stadium se ilusionaba con la posibilidad del título.
Santi Giménez buscó un balón a profundidad, ganó la redonda a Edgardo Fariña, se hizo del espacio y se acercó al arco para rematar apenas por un costado.
El cuadro canalero tomó la pelota y empezó a generar ante una defensa mexicana que sufrió, lució nerviosa y dejó que el rival se plantara en su área. José Luis Rodríguez generó peligro en el área, primero con un centro que no fue bien rematado por Fariña y, posteriormente, un tiro de media distancia que hizo lucir a Luis Malagón con un buen lance.
La intensidad de Panamá trajo el empate contra la Selección Mexicana que dejó crecer a su rival. En un tiro de esquina, Johan Vásquez alcanzó a patear a Cecilio Waterman dentro del área. El silbante fue al VAR y marcó penal que Adalberto Carrasqulla ejecutó a la perfección.
La Selección Mexicana buscó tomar el control ante un equipo rojo que se alzaba muros y buscaba ganar con fortaleza física. México controló la pelota, el ritmo, pero no fueron claros, ni tampoco tuvieron una acción de verdadero peligro.
México se desesperó, los 68 mil aficionados presentes en Inglewood, en su mayoría mexicanos, perdieron los papeles y el grito discriminatorio apareció.
Cuando todo parecía escrito para ir a tiempos extras apareció una mano inocente de José Córdoba. La figura de Raúl Jiménez volvió a aparecer. Con personalidad el futbolista del Fulham se plantó desde el manchón y venció al cancerbero para su segundo gol de la noche.
México se alzó en el podio con el único título que no había conseguido en la Concacaf y puso su nombre en una estadística que dominaba con claridad Estados Unidos.