<
>

¿Cobrará Jardine y América la segunda venganza contra Cruz Azul?

play
¿Cuáles fueron los pecados de Toluca contra el América? (2:53)

Los expertos de Futbol Picante analizan los errores de los Diablos que les costaron la eliminación en Cuartos de Final contra el América. (2:53)

Mientras Toluca lamenta la pobreza espiritual de sus jugadores y la pobreza estratégica y de liderazgo de su entrenador, Xolos deberá esperar si Osorio empaca su libreta.


LOS ÁNGELES -- André Jardine es un bendecido. Transformó a los Diablos en melosos querubines y cobró venganza de aquel 4-0. Ahora, el destino le ofrece, generosamente, la oportunidad de otra magnifica revancha: la de aquel 4-1 que le impuso Cruz Azul hace exactamente tres meses.

América se metió al infierno y salió ileso, iluminado. Ahora encarará a Cruz Azul, que ofreció un rictus prolongado de drama, de angustia, de histeria, hasta conseguir igualar el global 3-3 con Xolos y ampararse en su posición en la Tabla.

En Toluca, defraudaron los locales. En parte, porque André Jardine agrupó en el fondo, y contó con una extraordinaria labor –otra vez—de Alejandro Zendejas, y los inquietantes latigazos que provocaron el autogol de Marcel Ruiz, y otra vez, hablando de bendecidos, el cuarto clavo en ese global de 4-0 lo sentenció Henry Martín. Venganza consumada.

En tanto, en la Ciudad de los Deportes, Cruz Azul hizo del sufrimiento un verbo. Apenas al minuto 44, Nacho Rivero pudo concretar una de las 27 oportunidades que generó La Máquina, en un remate atrabancado, reflejo de su furia y de esa devoción obsesiva por el futbol, por su capitanía y por su club. Una estampa de jugar al futbol in extremis.

Juan Carlos Osorio había planteado el primer tiempo para resistir, para montar una barricada y con jugadores dispuestos a padecer y fallecer en la trinchera. Para el segundo tiempo quiso ir por el todo o nada a pesar del 1-3. Y se equivocó.

Cierto, los jugadores de Xolos desperdiciaron cuatro remates al arco, en una noche aciaga de la Pantera Zúñiga, quien había sido el héroe en la ida. El colombiano tuvo tres en posición de gol y las mandó a la tribuna.

Cierto, el portero celeste Kevin Mier fue determinante, así como lo fue para evitar, por otro lado, un marcador desalmado, el arquero de Xolos José Antonio Rodríguez.

Al final, agradecer el espectáculo, por las condiciones extremas del partido. 74 minutos de un agobio asfixiante, de un acoso estrujante, con Cruz Azul metiendo a Xolos en el terreno, pero aún así, las arremetidas eventuales de Tijuana provocaban taquicardias en tribuna y cancha.

Con el 3-3 y el pase a Semifinales, Martín Anselmi se olvidó de proezas extremas. Se atrincheró en una línea irregular de 10 jugadores enfrente de Mier. Y Xolos intentó, pero ya en la confrontación hombre a hombre, Cruz Azul se sintió fortalecido, dispuesto a la tarea suicida, de ser necesario, de matar muriendo y de morir matando.

Veinte minutos resistió así La Máquina. Sí, tal vez una estampa poco digna para el mejor equipo de la fase regular, para el adalid del futbol generoso, ofensivo, despiadado. Pero, dicho está, el fin justifica todos los medios y todos los miedos.

Y en tanto, la histeria en la tribuna. Los microsismos en el alma. Rostros lívidos, porque la cofradía de Cruz Azul sabe que el ejercicio maldito de cruzazulear es siempre un riesgo vigente, tangible, posible. Cruzazulear es esa arteria rota en el corazón de su esperanza.

Pero Xolos ya no encontró caminos y los tres balones que logró a merodear en el área, terminaron sometidos por la estoica defensa del nutrido grupo de agazapados celestes.

Mientras Toluca debe lamentar la pobreza espiritual de sus jugadores y la pobreza estratégica y de liderazgo de su entrenador, Xolos deberá aguardar a saber si Juan Carlos Osorio empaca su libreta y sus plumas bicolores y toma rumbo para dirigir a la Selección de Costa Rica.

Así, a la espera de lo que ocurra este domingo con San Luis visitando a Tigres con una ventaja de 3-0, y con Pumas tratando de sacudirse el 1-0 que le impuso Rayados en la Ida, a la espera de todo ello, la semifinal amarrada, América contra Cruz Azul, tiene todo el encanto de una Final que más que adelantada, deja la amargura de que el otro finalista, sea quien sea, más que un sinodal, será una comparsa.

Sí, una Semifinal sin desperdicio pero que es una Final desperdiciada.

Tanto de por medio entre El Nido y La Noria. Tantos pendientes entre América y Cruz Azul. Más allá del 4-1 de hace tres meses, la Máquina pretende cobrar cuentas de la Final del Clausura 2024. Y el desafío en la altísima competencia por la calidad de los planteles. Y por la calidad de los técnicos.