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La competitividad de Jordan y Cristiano los llevó a desafiar a la naturaleza

“Las comparaciones son odiosas” suele rezar un dicho popular. Sin embargo, muchas veces también son inveitables. Fundamentalmente cuando se trata de realizar un ejercicio periodístico entre dos estrellas que brillan con luz propia en el firmamento de los deportes.

Con tan solo mencionar los nombres de Cristiano Ronaldo y Michael Jordan, el debate se instala en la mesa de discusión. ¿Son diferentes? ¿Se parecen en algo? ¿Vale la pena discutir quién fue mejor en su deporte?. Estas preguntas son las que intentamos responder en esta serie de “charlas de café” que les traemos una véz más.

Sin más introducciones, comienza el mano a mano.

Marcelo Bousquet: Podríamos hablar horas y horas sobre quién es el mejor entre Michael Jordan y Cristiano Ronaldo, pero por más tiempo que le dediquemos al debate, seguramente va a ser imposible ponernos de acuerdo, querido Jordi. Conozco tu preferencia “futbolera” por sobre mi pasión “basquetbolera”, por eso asumo que en lugar de encontrar similitudes entre ambos, vas a enfocarte en las diferencias entre uno y otro. ¿Me equivoco?

Jordi Blanco: Es que resulta inevitable. Tú lo dijiste en nuestra charla anterior sobre Messi y LeBron que son como comparar peras y mazanas: son frutas deliciosas, pero diferentes. Por lo tanto empezaré diciendo que hubo un momento, allá por 2002, que Portugal iluminó sus ojos futbolísticos con la aparición, fulgurante, de dos jovenzuelos llamados a ser jugadores de primer nivel. Uno se llamaba Ricardo Quaresma y decían de él que emanaba magia con su calidad. El otro era Cristiano Ronaldo, rápido como pocos... pero falto de esa cualidad diferencial. Decían…

MB: ¿Te das cuenta? Allí tienes un parecido. Jordan fue figura en el baloncesto universitario y hasta hizo campeón a North Carolina con un doble suyo. Así y todo no fue elegido número 1 sino en el cuarto lugar del draft de 1984. A partir de allí, tuvo que ganarse el reconocimiento a fuerza de esfuerzo y trabajo. Y lo logró.

JB: No te apures y déjame terminar la idea. Quaresma, estimado Marcelo, dio sus últimos coletazos en Turquía, después de una carrera que, siendo más que correcta en el fútbol profesional, nunca alcanzó el cénit esperado. Del otro, ¿qué decir? Posiblemente Cristiano Ronaldo sea el futbolista cuyo crecimiento ha sido el más espectacular en los últimos 25 años.

MB: De acuerdo. Es la misma situación de Jordan, quien al cabo de un par de temporadas y una lesión, comenzó a brillar cada día con más y más luz hasta convertirse en ícono mundial. Ya antes de ganar su primer título se lo situaba entre los grandes, pero una vez que empezó a sumar campeonatos, la discusión se terminó porque su crecimiento también fue espectacular. Lo único que le salió mal fue haber querido probar suerte con el béisbol, pero esa es otra historia.

JB: Cristiano Ronaldo personaliza como nadie el afán de superación. Es un tipo entregado a su profesión sin regatear ninguna clase de esfuerzo y sin necesidad de atesorar esa magia innata que, por ejemplo, disfrutó desde su nacimiento Leo Messi ha alcanzado la gloria y la eternidad.

MB: No hace falta traer a Messi a esta conversación. Hablemos de Cristiano y de Michael. Con eso tenemos bastante.

JB: ¿Es comparable a Michael Jordan? Por supuesto. Lo es en la medida que, tal como MJ, Cristiano nunca vio un muro infranqueable delante suyo. Cuando Alex Ferguson se lo llevó a Manchester rompió todas las barreras para convertirse en la estrella de Old Trafford y llegado el momento abandonó aquella zona de confort para ser el santo y seña del Real Madrid. Enfrentado cara a cara con Messi, sin atender a quienes pudieran, se atrevieran, a rebajar sus méritos.

MB: No comparto la idea de que Jordan no tuvo delante suyo un muro infranqueable. ¿Y los chicos malos de Detroit Pistons qué fueron? ¿un paseo por el bosque? Le tomó tiempo saltarlo, es cierto, pero lo hizo con sus armas y sus reglas: “Jordan’s rules”, ¿te acuerdas?. Pero cuando los Bulls de MJ lograron superar esa barrera, ya nunca volvieron a mirar para atrás. Hasta en eso se parecen.

JD: En eso y mucho más. Celosos ambos de su consideración de números uno en el vestuario, al 23 nunca le gustó que alguien pudiera hacerle sombra. Si Pippen aceptó siempre su papel de “escudero del Rey”, a Kukoc le demostró el primer día cual era su papel en el equipo, con una demostración en la que no solo humilló al genio croata, sino que le enseñó quien mandaba. ¿Recuerdas la humillación a Mutombo? Nadie podía atreverse a poner en cuestión a Michael... Como tampoco nadie es capaz de apagar la autoestima de Ronaldo, que siempre habla de sí mismo como el mejor del mundo porque se lo cree con una convicción absoluta. Y a ver quien se atreve a discutírselo...

MB: Otra similitud más: líderes en el vestuario, con una buena dosis de egoísmo en ambos casos. Pero ahora me permitiré resaltar una diferencia. Si bien a los dos siempre les gustó el papel de héroe, a Jordan nunca lo vi haciendo alarde o presumir del mismo. En cambio, si le vi a Cristiano festejar un cuarto gol de penal en una final de Champions League, quitarse la camiseta y posar para las cámaras cuando el resultado era 4-1 a su favor.

JB: Finalmente llegaron tus chicanas, Marcelo. Las estaba esperando. Solo te diré lo siguiente: Cristiano, como Jordan, se ha convertido en el jugador determinante del que todos esperan esa aparición fulgurante en el momento determinado. MJ, Marcelo, multiplicó sus récords, sus marcas y su leyenda porque nunca, jamás, dudó de sí mismo. El lanzamiento definitivo, la canasta inverosímil, el partido decisivo... Todo giraba a su alrededor de la misma manera que en el Madrid antes y la Juventus ahora no se entiende un partido determinante sin la presencia de Ronaldo.

MB: Me asombra, respeto y aplaudo tu franqueza. Por lo visto empiezas a reconocer tus pecados... Eso es bueno.

JB: Me acabas de dar otro cachetazo, pero seguiré con mi humildad a cuestas. Tratando de darle el toque final a esta charla: ¿Que CR no es el mejor de la historia como sí debe serlo Jordan? ¿Importa? Lo que de verdad trasciende a las consideraciones oficiosas, es la personalidad en el terreno de juego. Ahí no se puede discutir el impacto que ambos han tenido en sus deportes para convertirse en leyendas. No ha habido nadie como Michael Jordan pero, querido Marcelo, tampoco no hay nadie como Cristiano Ronaldo.

MB: De acuerdo. Pero a Michael Jordan lo conocen como Su Majestad. Amén.