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Pep Guardiola y Phil Jackson revolucionaron el deporte con sus estrategias

Las charlas de café son algo imprescindible en la vida de todo amante del deporte. Mucho más en tiempo de pandemia donde toda actividad queda reducida al mundo virtual. Pero afortunadamente, es una práctica que no hemos perdido.

Seguramente si se la compara con las discusiones reales del pasado, esas que se daban en un café de verdad, con un café de promedio y de verdad y con un “rival” frente a frente, esta nueva versión puede sentirse vacía. Pero de las cosas vacías que podemos disfrutar en cuarentena, es de las que más nos gustan.

Por esta columna han pasado leyendas, figuras del pasado, las promesas jóvenes, entre otros. Pero parafraseando a Jennifer López: “¿y los técnicos pa’ cuándo?

Sin duda que era una deuda que teníamos con ustedes, pero eso hoy traemos a dos señores del banquillo: Pep Guardiola y Phil Jackson. A ver qué sale.

Jordi Blanco: Marcelo, tengo que admitir que me encanta ‘sentar en la misma mesa’ a estos dos monstruos y que me resulta poco menos que imposible decantarme por uno de ellos. Porque si Jackson es el entrenador más exitoso que ha tenido la NBA, Guardiola está entre los mejores técnicos de la historia del fútbol. ¿Exagerado esto último? No, hombre. Solo hay que observar, más allá de los títulos, que son un montón, la trascendencia que Pep ha tenido en el fútbol moderno.

Marcelo Bousquet: No es exagerado lo que dices de Pep, pero no me gusta tu actitud de “no se por quien decantarme”. ¡Vamos Jordi!. En una charla de café no pueden haber grises... Es blanco o negro.

JB: Desde el vestuario saliste con la primera chicana, Marcelo. En fin, hay cosas que no cambian y nunca van a cambiar. Arranquemos el primer round: Guardiola gana la partida, claramente, en su faceta de jugador. Ahí el punto, coincidirás, cae de su lado porque Phil Jackson, que conquistó dos campeonatos con los Knicks, no tuvo en la pista, ni de lejos, el peso específico que sí disfrutó Pep como futbolista en el Barcelona, ganando todos los trofeos posibles y convirtiéndose en un mito. Un mito, ojo, que después aún fue mayor en el banquillo, que no es poca cosa.

MB: ¿Me estás diciendo que Phil Jackson no fue trascendente en los dos anillos que ganó con los Knicks? ¡Por favor!. Fue importantísimo, por el amor de Dios. Es verdad que salía de la banca, pero era un reserva top en la rotación que promediaba casi 18 minutos por juego cuando las rotaciones no eran tan habituales como hoy en día. Y si quieres otra chicana, aquí te va otra: los Knicks nunca ganaron un título sin Phil Jackson en su plantel.

JB: ¡Dios mío, qué exagerado eres! Empapándome de la carrera como jugador de Jackson (reconozco que no lo puedo recordar porque no le conocí en esa faceta), he descubierto que labró su exitosa carrera fundamentalmente por su inteligencia en la pista. No era un gran tirador, tampoco un destacado reboteador, ni era rápido, ni especialmente fuerte… Pero su constancia, su trabajo defensivo y su fortaleza mental le mantuvieron en el primer plano durante una década, que no es poca cosa.

MB: Al menos demuestras que tienes la voluntad de investigar y aprender.

JB: Guardiola tampoco era fuerte. Ni rápido, ni buen cabeceador, ni tenía un disparo especial. Pero, amigo, Pep en el campo era la continuación del entrenador. Tenía una inteligencia y una visión de juego descomunal. Cuando recibía el balón ya sabía donde debía mandarlo, y si le preguntas a Laudrup, a Stoichkov, a Romario, Ronaldo o Rivaldo, todos coincidirán en que fue una bendición jugar a su lado. No he encontrado, puede que se me haya escapado el dato, una sola mención especial en este sentido al bueno de Phil…

MB: Mira todo el chorro que tuviste que echarte para tratar de arreglar lo que dijiste al inicio.

JB: Sin agresiones, por favor. ¿Discutimos cómo les fue cómo entrenadores?

MB: Si, por favor.

JB: Bueno, uno se marchó a Puerto Rico y tuvo que probar su personalidad en la CBA antes de que Jerry Krause le diera un puesto como asistente en los Bulls. El otro no dudó en volver a casa y empezar en el segundo equipo del Barça. Y si a Phil le costó hacerse notar, aun ganando un título con los Albany Patroons en la CBA de los Estados Unidos, Pep se estrenó ganando la liga de Tercera División con el filial del Barça. Siendo un auténtico novato en el banquillo y en una competición que, te aseguro, no tiene nada de fácil, mostró desde el primer día sus credenciales.

MB: Todo lo que dices es verdad, pero son palabras frías. Los dos mostraron que estaban hechos de buena madera mientras se estaban formando. Los dos revolucionaron el deporte, aunque debemos recordar que no inventaron nada. Ni Phil Jackson inventó la ofensiva triángulo (Tex Winter lo hizo), ni Pep inventó jugar con extremos para abrir la cancha, salir jugando o privilegiar la posesión. Pero ambos tuvieron la visión de recuperar prácticas que estaban olvidadas y demostrar que eran efectivas. Ver jugar a sus equipos siempre fue un placer para mí.

JB: Hay otra diferencia que debe ser tenida en cuenta. Jackson se convirtió en el entrenador de los Bulls con MJ siendo ya su estrella indiscutible, el número uno. Supo ganarse al equipo, al completo, pero tenía esa ‘ventaja’ que Guardiola se trabajó en un momento muy delicado del Barça. Estaba Messi, sí, y con Leo al frente su Barça alcanzó la eternidad… Pero el Messi de 2008, te aseguro, no tenía la misma trascendencia que el Jordan de 1989.

MB: Es verdad, aunque olvidas decir que cuando Guardiola llegó al Barcelona, Ronaldinho estaba en “modo Jordan”. Pero aquí también radica la gran diferencia: Messi nunca dijo yo no voy a jugar para ningún entrenador que no se llame Pep Guardiola. Michael Jordan, en cambio, sí dijo eso de Phil Jackson. Hasta Kobe Bryant se rindió a sus pies. El Mamba estuvo diciendo durante mucho tiempo que la ofensiva triangular era aburrida, pero cuando no lo tuvo a Phil, fue a pedir por favor que se lo trajeran de vuelta.

JB: El famoso triángulo ofensivo de los Bulls fue el no menos legendario tiki-taka del Barcelona y Guardiola, con sus errores y aciertos, completó una etapa inimaginable amparándose en su propia filosofía futbolística y rodeado de un grupo de futbolistas que, en su mayor parte, procedían de la propia escuela del club.

MB: No te vayas por las ramas, querido Jordi. Quedaste nocaut con lo que te dije antes.

JB: ¡Qué insufrible que estás hoy! Volviendo al tema de la charla, ¿y después? Son similares en el hecho que se guardaron un año de vacaciones al acabar su etapa en Chicago y Barcelona, pero mientras Pep se la jugó con su fichaje por el Bayern, como volvería a hacerlo después en el Manchester City, Jackson se decidió a volver… eligiendo caballo ganador. Porque no me negarás que marcharse a Los Ángeles para dirigir a Kobe y O’Neal era una apuesta segura, ¿no Marcelo?

MB: Los Lakers no ganaban un título desde 1988 y no llegaban a una final desde 1991 cuando perdieron contra los Bulls de Jordan, Pippen y Phil Jackson (otro pequeño olvido de tu parte). Entonces no me puedes decir que ir a los Lakers era correr con el caballo del comisario. Phil Jackson era la persona que podía controlar los egos de dos estrellas que no tuvieron la mejor relación cuando fueron compañeros. Con él ganaron 3 títulos seguidos. El Maestro Zen sabía sacarle agua a las piedras. ¿O te olvidas por ejemplo lo que consiguió con Dennis Rodman en Chicago? El Gusano volvió a ser un jugador de básquet cuando era una causa perdida para el resto de la liga.

JB: Desde luego son dos tipos especiales, ganadores y que trascienden a su propio equipo por lo que han significado en sus deportes pero, sinceramente, aunque el palmarés de Phil Jackson es inigualable en la NBA, me tengo que quedar con Guardiola porque él ha instaurado un fútbol que se ha convertido en una cultura por sí mismo. Y eso vale más que cualquier otra cosa.

MB: Quédate con Pep si quieres, pero no puedes tapar el sol con un dedo. Es un gran entrenador, sin dudas, quizás el mejor de todos, pero nunca pudo ganar una Champions sin Messi o Ronaldinho. Ni con el Bayern München, ni con el Manchester City y todo el dinero del mundo. Phil Jackson tomó a los Chicago Bulls que no podía con Detroit y lo hizo campeón. Tomó a los Lakers y con Kobe y Shaq formó una dinastía. Volvió a los Lakers y con Kobe y Pau ganó 2 títulos más en 3 finales. Once campeonatos, querido Jordi… Once campeonatos.

JB: Está bien. Hoy el café lo pago yo, pero no porque me ganaste esta discusión sino porque estás insoportable.