<
>

El negocio se fue a Mazatlán, el fútbol se quedó en Morelia

ESPN

El negocio se fue a Mazatlán, el fútbol se quedó en Morelia

Recuerdo cuando era parte del cuerpo técnico del Celaya, era el invierno del 2002. Un equipo que dirigió Carlos Trucco, que intentaba librarse del descenso, y que basaba sus posibilidades en los botines de varios veteranos tan experimentados como talentosos, caso del “Turco” Mohamed, Claudinho, “Gabetita” Latorre, Jorge Jeréz, Diego Cagna, entre otros.

El objetivo, a falta de seis meses, de un torneo corto más para definir el descenso parecía viable y factible, sin embargo, el club cambió de plaza en diciembre de 2002. Su nueva casa sería el Mariano Matamoros de Morelos.

Esta anomalía, por donde quiera que se vea, orilló al cuerpo técnico a renunciar; inclusive, varios futbolistas no aceptaron trasladar su residencia, cambiar a la familia de ciudad previo a las navidades, cambiando a los niños de escuela, alejando a sus esposas de su círculo de vida.

Los riesgos eran muchos. Nueva cancha, nuevo clima (húmedo y caliente), nuevo entrenador, nueva forma de juego, nueva afición. Al final, la historia la saben todos. El Celaya, convertido a Colibríes de Cuernavaca, descendió.

Comento esto porque tras ver el juego de Mazatlán, antes Morelia, detecto varias similitudes. Es cierto, ya no hay descenso, y así será por muchos años, pero más allá de esto, alcanzo a ver similitudes, conexiones, analogías.

Monarcas Morelia, un club con tradición, con arraigo, con historia; por razones de negocio, decidió cambiar de plaza, una con clima totalmente diferente, con una cancha totalmente distinta, con una afición ausente por la pandemia que vive el país, con más de un futbolista molesto, incómodo, no convencido, pero de cualquier forma dispuesto, como profesional del balón, a seguir desempeñándose en lo que mejor sabe hacer, en una industria en donde las opciones son cada vez más limitadas en casi todos sus rubros.

La goleada sufrida en el debut vs Puebla de 1 a 4, evidenció algo más que un mal partido. Pareció como si el futbol se hubiera quedado en Morelia, y que lo único que viajo a Mazatlán fue la franquicia, el negocio.

Su desempeño fue lamentable (de espectáculo no hablamos). El clima, la cancha, su rendimiento, su juego; todo le jugó en contra al nuevo Mazatlán. Tendrán que cambiar radicalmente, reto que no se ve nada fácil por el nivel de mejora requerido.

El factor humano es lo más complicado de mejorar, y lo más tardado. Las bases no son sólidas. La mayoría no tuvo opción, y eso pasará factura, aunado a todos los elementos y factores ya comentados.

Mucho por hacer si no quieren que un equipo que va naciendo muera rápidamente.

Por ahora, el negocio se fue a Mazatlán, y el futbol se quedó en Morelia.