El Viejo salía a la cancha, levantaba los brazos, rompía filas y desde el medio remataba al arco desguarnecido. La tribuna de River gritaba el gol. El 21 de agosto de 1960 aquella acción pasó desapercibida cuando Ángel Labruna entró al Estadio Centenario con la camiseta de Rampla Juniors.
Si tendrá historias el viejo club. Los tiempos cambiaron, hoy sería imposible pensar que los Picapiedras puedan siquiera imaginar la contratación de un jugador de tamaña jerarquía que, por si fuera poco, aquel año jugó junto con el mundialista Oscar Omar Míguez.
De un tiempo a esta parte la lucha de Rampla es otra. La pelea por la supervivencia. Un aspecto que lo ha llevado a recorrer innumerables caminos y a tomar decisiones que lo dejaron contra las cuerdas tras recurrir a gerenciadores que desembarcaron en el club y se fueron sin dejar nada.
Y a pesar de vivir muchas veces el cuento del tío, el club de la Villa lo vuelve a intentar apelando a una Sociedad Anónima Deportiva (SAD) que le permita seguir compitiendo.
Las historias de Rampla con los gerenciamientos son tan insólitas como reales. En 1998, el entonces presidente Ramón Barreto, tomó un barco y se fue a Argentina. El motivo del viaje no era otro que encontrar un empresario dispuesto a invertir en el club.
Luego de varias charlas dio con Doménico Barbusci, un ítalo-argentino que viajó a Montevideo, miró, brindó ideas y se comprometió a invertir US$ 1.100.000. Todo parecía color de rosa. Sin embargo, algunos dirigentes ramplenses lo trataron de “chanta” y el negocio se fue al piso.
Pavón y los mexicanos
En el año 2006, Rampla padecía problemas económicos cuando apareció un grupo gerenciador mexicano que aportaba soluciones para poder competir.
Los inversores llegaron de la mano del empresario Fernando Pavón. La primera medida fue designar al chileno Oscar Del Solar como entrenador. Al año, los mexicanos se fueron y quedó Fernando Pavón, que lo había traído, ejerciendo el rol de gerenciador. Todo terminó mal. Se retiraron dejando un tendal de deudas. Para iniciar la temporada 2008, Rampla llegó a tener reclamos en la Mutual por US$ 129.581.
La Isla de la Fantasía de Open World
En 2009 Rampla parecía la Isla de la Fantasía. El Grupo Open World había llegado para gerenciar al club. “Ellos se hacían cargo de todo el presupuesto, invertían y las ganancias se las quedaban ellos. Los sueldos eran altos. Pagaban alquileres a algunos jugadores. Nunca tuvimos un atraso ahí. A la señora Victoria Daglio la pusieron en la lista como vocal”, reconoció el entonces secretario de la institución, Gabriel Kouyoumdjian, a El Observador. Otra de las medidas fue poner al argentino Diego Graieb como una especie de gerente deportivo.
Rampla vivía un sueño. Buquebus era el principal sponsor de su legendaria camiseta. El plantel contaba con jugadores de nivel. Los salarios que se pagaban eran altos. Es más, a los del exterior, como el argentino Nicolás Guevara, se les abonaba el alquiler de su vivienda. En aquel año 2009, pertenecer al grupo Open World permitía ciertos privilegios.
Pero todo se derrumbó en un abrir y cerrar de ojos. La bomba estalló y tomó a todos desprevenidos.
“Eso de gerenciamiento no tenía nada. Eran capitales colombianos que lavaban ese dinero mal obtenido en clubes deportivos, en este caso en Rampla. Todo terminó siendo denunciado penalmente. Fue como el cuento del tío”, rememoró en charla con Referí el expresidente del club José Luis Corbo.
Otro intento
Para el año 2014 los Picapiedras vivieron otra situación como se publicó en el blog partidario El Bravo Rampla, donde se reveló que días antes de las elecciones: “El presidente Lucas Blasina, junto a otros dirigentes y allegados, presentó a dos empresarios interesados en gestionar la parte deportiva de nuestro club. Se trata de los argentinos Ricardo y Sebastián Pini”. Se planteó la creación de una Sociedad Anónima Deportiva (SAD) con un contrato por 10 años. El directivo Ignacio Durán explicó en ese momento. “Llegaron por intermedio del empresario y exjugador Miguel Messone. Hoy en día, Messone es gerente deportivo de IASA, SAD de buen funcionamiento. Estuvieron cuatro años en Chile, en el Rangers de Talca, club al que compraron en plena quiebra, y lo dejaron absolutamente saneado en términos económicos y en Primera División. El último año, les tocó descender, y no tuvieron mucha empatía con el fútbol chileno. Ellos se sienten más identificados con lo rioplatense. Hoy, además de Rampla, están muy próximos a concretar la compra de un club en Escocia, que permitirá llevar jugadores nuestros a aquel país y trabajar en conjunto”, dijo Durán al Bravo Rampla. Lo cierto es que lo de los gerenciadores quedó en tinieblas. Y Rampla quedó otra vez contra la pared.
Parnás y los ingleses
En 2020 desembarcó por la Villa un grupo inglés. “Apareció Parnás como empleado de unos ingleses que querían invertir en un club del ascenso”, reveló el secretario Picapiedra Kouyoumdjian. Pero no todos estaban de acuerdo...
“Se presentó una propuesta a la asamblea de socios por parte de Edgard Parnás como representante de un grupo radicado en Inglaterra. Ahora me entero que es una señora que se dedica a la moda, en pareja con un exjugador inglés (Gerald Sagoe). Ellos proponían un contrato de 10 años prorrogable por 5 años más. Y en la propuesta formulaban que se iban a hacer cargo de todas las deudas y que iban a establecer una asignación para el presupuesto anual de Rampla de 650 mil para armar un equipo competitivo para el ascenso”, comentó el expresidente José Luis Corbo.
Parnás tomó el control financiero de un club fuertemente endeudado y puso a Miguel Messones al frente del área deportiva. No se escatimó en esfuerzos. Trajeron una cantidad de jugadores, entre ellos uno que sorprendió. El diario Referí anunció el 13 de mayo que el inglés Arinse Uade llegó desde RoPS de Finlandia para jugar en Rampla Juniors. Arribó al país el 5 de julio y unos días después desapareció del mapa. Todo se volvió a derrumbar. A pocos días de tener que cancelar la deuda para poder jugar el torneo del ascenso, el grupo inglés, a través de Parnás, informó que el dinero que pensaban transferir a Uruguay les quedó bloqueado en una cuenta de Dubái. Fue el fin del acuerdo.
Hoy Rampla vuelve a creer
Esta vez bajo la figura de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) que estará encabezada por el magnate estadounidense Foster Gillett. “La inversión en el plantel va a ser a destajo, para ser un plantel competitivo y entrar en copas internacionales para que se hable de Rampla. El vínculo con la SAD es por 30 años; la idea es que se firme el 15 de enero y ya comience a trabajar”, comentó el presidente del club Roberto Fernández en Sport 890.
Rampla vuelve a empezar...