Todavía tiene edad para ser parte de la selección junior, pero su talento despertó la inquietud del entrenador Carlos Retegui. Así fue como, en enero, después de un amistoso con el Sub 21 ante India en el Ce.N.A.R.D., Valentina Raposo fue convocada por el Chapa para entrenar con el mayor y luego para ser parte de las 18 que disputaron la serie de la Pro League ante Alemania el 3 y 4 de abril.
Comenzó a jugar al hockey cuando estaba en pre escolar, en el club Popeye, de Salta. Su mamá había intentado mantenerla entretenida con danza, natación, tenis y hasta gimnasia acrobática, pero nada funcionó. El único deporte que captó su atención por completo fue el del palo y la bocha.
A medida que fue creciendo, se fue destacando y fue elegida para ser parte de los procesos selectivos: "Cuando tenía 14 años arranqué a ir a concentraciones regionales en Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, y en mi provincia. Eso me motivó mucho para querer mejorar. En 2017 empecé a ir a concentraciones nacionales con vistas al Panamericano Junior (NdR: iba a ser en 2020 pero por la pandemia se postergó a agosto de 2021 en Santiago de Chile)", le comentó la defensora a ESPN.com.
Ya asentada en este equipo juvenil, Valentina viajó a Buenos Aires en enero para jugar una serie de amistosos con la selección de India. Cuando terminó el último partido de la serie que iba a disputar con el Sub 21 -en el que empataron con gol de ella- alguien se le acercó y le dijo que no se vuela a Salta todavía. "Me llamó el Chapa y me dijo de entrenar con Las Leonas. No lo podía creer, estaba súper feliz porque recién habíamos terminado de jugar con el Junior y que me diga que me quedaba a entrenar, aumentó mi felicidad al triple", contó la jugadora de Popeye.
A partir de eso, todo fue en ascenso. Valentina viajó con la selección mayor a entrenar a Mar del Plata y luego a San Diego, Estados Unidos. Cuando volvieron, el 23 de marzo, ya quedaban pocos días para que se juegue la doble fecha de la Pro League ante Alemania en el Ce.N.A.R.D. Raposo estaba por primera vez dentre de las 18 de la planilla del primer equipo para jugar un partido oficial. Imaginó que todo iba a ser “paso a paso”y que seguramente iría a sumar minutos de a poco. Pero no. Cuando Retegui dio el equipo, era titular. "No me lo esperaba, empecé a sentir muchas sensaciones juntas y a mentalizarme y visualizar cómo iba a ser el partido. Ser parte de Las Leonas me genera mucho orgullo, responsabilidad y compromiso, poder vestir y defender la celeste y blanca creo que es una felicidad inigualable", relató con una sonrisa.
La salteña confiesa tener este sueño desde siempre y marca como referentes a Luciana Aymar (Sante Fe), Soledad García (Córdoba) y Piti D’Elía (Mendoza). No debe ser casualidad, son todas jugadoras que provienen de otras provincias que no son Buenos Aires, y que por lo tanto comparten el dolor del desarraigo con el fin de llegar a una meta. “El primer mes me costó bastante porque soy familiera y extrañaba mucho. Lo que estaba viviendo era único y quería compartirlo con ellos. Pero me fui adaptando, y por suerte mi hermana ya está en Buenos Aires conmigo. El sueño es mayor, y esa es mi motivación de todos los días”, aseguró con la tranquilidad de contar ahora con la presencia de Camila, de 19 años, con quien comparte, además del apellido y la vida, los entrenamientos del Junior y la pasión por este deporte. “Estamos chochas jugando juntas, me siento acompañada con ella, y claramente ir las dos al Panamericano juvenil sería increíble”, agregó.
Valentina Raposo ya pensó en Tokio, pero intenta ser prudente: “Creo que sería una experiencia única que me encantaría vivir, pero trato de ponerme más objetivos en el día a día, dejar todo y aprender cosas nuevas. Y si me llega la oportunidad, la disfrutaré al máximo”.