El entrenador neozelandés Alex Wyllie, quien falleció este domingo a los 80 años, dejó un gran legado en los jugadores de Los Pumas que integraron el plantel que disputó el Mundial 1999, a quienes potenció para lograr un histórico pasaje a una instancia de cuartos de final por primera vez en la historia del rugby argentino.
Scrum se comunicó con varios referentes de aquella gesta para conocer cuál fue el impacto que tuvo el head coach sobre aquel grupo que por primera vez logró superar la etapa de grupos de una Copa del Mundo.
Definido como “un tipo duro” con pinta de granjero, Wyllie se hizo cargo del equipo de Los Pumas apenas a tres semanas del inicio de la RWC 1999 y logró influir al equipo en muy poco tiempo, inculcándole valores imborrables que llevaron a lograr una gran gesta mundialista.
A continuación, varios jugadores de aquel equipo de Los Pumas recuerdan con cariño al primer entrenador extranjero que tuvo la Selección argentina de rugby y que dejó un recuerdo imborrable por estas latitudes.
Además de Gonzalo Quesada, goleador del Mundial 1999, Scrum consultó a otros protagonistas de aquel plantel que quedó muy marcado por la influencia de Wyllie.
¿Qué dijeron Los Pumas de 1999 sobre Alex Wyllie?
Mauricio Reggiardo - pilar de Los Pumas en la RWC 1999
“Alex Wyllie me permitió buscar la exigencia y el rigor: era un tipo muy duro y quería que los jugadores jueguen duro. Más allá de que por ahí eso es una característica del jugador argentino, a mí me aportó mucho en ese sentido y también en el hecho de disfrutar de jugar duro”.
“Con respecto al rugby argentino nos aportó disciplina y el hecho de internalizar que no hay excusas. Hacía hincapié en que estuviéramos a horario y a que estemos uniformados como un equipo. Para parece un equipo de rugby hay que sentirse un equipo de rugby y en eso nos aportó mucho. Nos aportó el hecho de reconocer el valor y el respeto que genera representar un equipo de rugby”.
Eduardo Simone - Centro de Los Pumas en la RWC 1999
“En lo personal me marcó mucho por lo que era mi momento rugbístico: me pidió que confiara más en mí. Además, compartí muchos momentos divertidos y descontracturados, que me hicieron ver lo que tenía detrás de esa coraza que daba de granjero y hombre duro. Alex se ponía muy firme en algunos momentos, más que nada con las cosas que quería que incorporáramos o en temas específicos de rugby. Era muy frontal, pero quizá luego de bajar esa primera barrera que tenía que quizá era natural, nos fue conociendo a todos y vio cómo lo respetamos y lo aprendimos a querer y creo que el también terminó queriéndonos mucho a nosotros”.
“En cuanto al grupo, nos dio un montón de orden, en la cancha seguramente, pero también en lo que respecta a los hábitos afuera de la cancha, a temas simples pero que yo creo que no teníamos incorporados, como la puntualidad y algunos hábitos que nos ayudaron a empezar a ser profesionales, más allá de que todavía éramos todos jugadores amateurs. También creo que nos ayudó a darnos un empujoncito y un poco más de confianza para empezar a creer más en nosotros, en que se podía. Fue una época bastante movida para el rugby argentino, o al menos para Los Pumas, y a todo el grupo le dejó una marca en relación a esos hábitos”.
“Además, creo que se empezó a forjar una mística especial que fue evolucionando con ese grupo que después termino -sin él como staff obviamente- con el bronce en Francia que ya tenía varios jugadores consagrados y con experiencia y con una trayectoria muy importante y que habían empezado prácticamente en el rugby internacional con él, en aquel plantel de 1999”.
Lucas Ostiglia - Ala de Los Pumas en la RWC 1999
“Yo era muy chico cuando me entrenó Alex, tenía 23 años y me sorprendió el orden que puso en el equipo. Era un obsesivo de llegar temprano y de estar uniformado como estaba estipulado para cada entrenamiento. Creo que en ese aspecto nos marcó a todos y nos hizo entender que no respetar una consigna era no respetar al equipo. Era una persona de pocas palabras, pero tenía las palabras justas para cada momento”.
“Hizo mucho hincapié en la condición física y creo que en ese aspecto llegamos muy bien al Mundial. Si no me equivoco no había profesionales en ese equipo, o había muy pocos, pero nos hizo entrenar cómo si lo fuéramos. Fue un momento bisagra, creo que después de Alex Los Pumas cambiaron su cabeza y no por cobrar o no cobrar plata, sino para ser profesionales en la preparación más allá del dinero. Nos cambió la cabeza”.
Rolando "Yankee" Martin - Ala de Los Pumas en la RWC 1999
“Alex fue un tremendo entrenador que sacó lo mejor de cada jugador, eso fue increíble para todos los que pudimos disfrutarlo, y además confió en nosotros desde el día cero, en un momento complicado del Seleccionado. Nos hizo ver que si lográbamos mejorar algunos aspectos del juego, y sobre todo la disciplina, íbamos a poder competir de igual a igual…por suerte lo escuchamos. Siempre vamos a estar agradecidos con Alex de que nos haya entrenado”.
Manuel Contepomi - Centro de Los Pumas en la RWC 1999
“Alex fue un tipo muy importante para toda nuestra generación, nuestras camadas 76, 77 y 78, porque fue entrenador del Menores 21, en una época donde se jugaba el Hemisferio Sur, y además de irnos bien deportivamente fue un progreso muy bueno para esa generación vivir una etapa juvenil casi pasando al nivel senior, de mucho aprendizaje”.
“Fue un tipo que a nosotros nos dejó la importancia de entender cómo había que comportarse y tomar la seriedad con la que había que entrenarse para llegar al máximo nivel. A mi parecer obviamente era hosco, muy frontal, pero esa frontalidad lo hizo ser un tipo muy cercano. Te decía las cosas sin ningún problema, pero siempre en busca de la excelencia y en búsqueda del beneficio del equipo. Siempre lo quise mucho, tenía muy buena química y agradezco que Alex haya pasado por nuestra etapa juvenil y ya en la etapa del Mundial 1999 para nuestra carrera”.
“Creo que Alex ayudó mucho a esa generación de Los Pumas, un equipo donde había grandísimos jugadores, en un momento de varios conflictos e inconvenientes que hubo a nivel Unión. Yo era muy chico, tenía 20 años, y la verdad que Alex con su frontalidad, sin ningún tipo de interés o mezcla política de alguna línea, y siendo el primer extranjero que se metía a entrenar al equipo nacional, le dio una impronta distintiva. Trajo bastante de la cultura neozelandesa a la Argentina. A pesar de haber sido hosco y duro, también fue permeable, o se permitió ser permeable, a muchas cuestiones de la cultura argentina”.
“En definitiva, creo que fue ganancia para ambos lados, para el equipo argentino, porque aprendimos un montón, y para él, que creo que también la pasó bien con nosotros porque vivió esta cultura argentina y latina que tenemos impregnada en el rugby y la disfrutó mucho”.
Diego Albanese - Wing de Los Pumas en la RWC 1999
Qué tristeza la partida de Alex... de saber que no podremos volver a tomar una cerveza y charlar de rugby con él. Era un apasionado del juego, un tipo parco, directo, duro, sincero, que no se reía mucho, y no le temblaba el cuerpo para nada. Pero tenía un gran corazón. Con el tiempo, en los lobbies de los hoteles que nos hospedábamos, a la noche, cuando él se tomaba sus PINT de Cerveza, nos quedábamos charlando con él y le íbamos sacando algunas sonrisas.
Hoy vi muchos títulos en varios portales de rugby y muchos lo titulan como "El entrenador de la EPICA del Mundial 99"... pero la realidad, es que fue MUCHO MAS QUE ESO... Más allá de los resultados obtenidos, Alex nos cambió la cabeza a ese grupo de jugadores, completamente amateurs, desde su llegada allá por 1996. Ese grupo que con el tiempo se transformó en un equipo, y que fue gran parte de los que llegaron luego al gran Mundial del 2007.
Alex nos ayudó a hacer un cambio de mentalidad, de hábitos, de disciplina, de respeto, de lo que significa ser parte de un equipo, del compromiso que eso conlleva y de las pequeñas cosas que marcan la diferencia. En definitiva, GRIZZ, nos abrió la cabeza a mejorar, a tener mejores hábitos, a autoexigirnos entre nosotros y nos mostró que un equipo arranca desde afuera de la cancha, antes que adentro.
"Si afuera de la cancha no se ayudan con los bolsos y no son solidarios, no pretendan ser solidarios adentro de la cancha", nos decía. Tan simple como eso. Nos inculcó la cultura de equipo, del respeto, la puntualidad, la autodisciplina, autoexigencia y que ser profesional no pasa por cobrar por jugar.
Ser profesional se trata de buscar ser mejor todo el tiempo, dando lo máximo que esté a tu alcance, en este caso el rugby, pero aplica a cualquier cosa de la vida Recuerdo el ultimo vestuario, cuando perdimos con Francia en Dublin. Pidió la palabra y con un silencio que se escuchaban las moscas, nos dijo con los ojos lagrimosos: "GRACIAS, GRACIAS por lo que hicieron. Los felicito, sigan creciendo, los seguiré siempre". Ese día, lloramos junto al hombre anglosajon duro que, si pudiera titularlo, seria " EL QUE NOS CAMBIO LA CABEZA". QEPD Alex, gracias por todo...