Lo dice ella. El 2022 de Camila Osorio fue de pura enseñanza. La transición al profesionalismo nunca es fácil, pero la colombiana lo logró con creces. Ahora, el desafío grande es mantenerse. Y corregir errores del pasado.
“Este año fue de mucho aprendizaje, voy a tomar lo más positivo, que fue la final WTA (en Monterrey), semifinal (en Bogotá), también cuartos. Gané buenos partidos. Me sentí muy bien en canchas duras, mucho mejor que en 2021. Muchas experiencias que me van a ayudar a crecer como jugadora”, analiza ante ESPNTenis a la hora de analizar su temporada.
A poco de cumplir 21 años (será el 22 de diciembre), también tiene en su haber el título en el WTA de Bogotá en 2021. Y llegó a estar 33ª en abril de este mismo año. Fue todo muy rápido para quien vivió en Estados Unidos desde los 12, hace tres ganaba justamente el US Open Junior y hoy está 82ª WTA.
“Cada persona tiene su proceso. Yo me podría comparar con Iga (Swiatek) que tiene tres títulos de Grand Slam. Pero para las latinoamericanas es más difícil porque no tenemos las mismas chances. Ahora se empieza a hacer más torneos, que es importante. Muchas están ahí en el proceso y los torneos sirven muchísimo”.
El paralelismo con la actual número uno suena a exigente. Aunque la polaca tenga 21 años recién cumplidos y hayan coincidido en aquella etapa. De hecho, en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, Camila ganó la medalla de bronce en single y la plateada en mixto; Iga se subió a lo más alto del podio en doble femenino luego de caer rápido en single.
Más allá de esa injusta comparación, la velocidad adquirida a a la hora de cumplir aquellos primeros grandes objetivos hace que a Camila se la vea suelta dentro y fuera de la cancha, disfrutando a pesar de las obligaciones. “Trato de pensarlo así, de disfrutar y sonreír. A veces cuesta porque es un deporte muy mental. Puedes ganar o perder con cualquiera. Por eso hay que jugar punto a punto. Estoy haciendo lo que siempre soñé desde que tengo seis años. Cuando era junior quería jugar en los torneos grandes pero como mayor. Y cuando estás ahí tienes que empezar a creer. Ahora estoy acá y lo quiero aprovechar”.
2022, entonces, funcionó como transición luego del explosivo 2021. Lo que obliga a mayores exigencias para seguir creciendo. “El año pasado nadie me conocía y avanzaba rondas. Este año me empezaron a leer los partidos. Ya saben cómo juego y ya pienso en que tengo que cambiar algo. Este año fue un poco difícil pero así es el tenis, en constante mejora para seguir aprendiendo y creciendo. Hasta los mejores de la historia siempre tratan de ser mejores todo el tiempo. Estamos en ese proceso”.
¿En qué proceso? “Ser profesional requiere muchas cosas. A los 16, 17 años ni calentaba. Entrar en calor era un sufrimiento. Llegaba 10 minutos antes del entrenamiento. Descuidaba eso de ir al gimnasio, no trotaba... Hasta que empecé a sentir dolores y a las malas terminé aprendiendo”, confiesa ahora, ya demostrando que aprendió de los errores. “En ese momento el cuerpo no lo sentía, pero ya todo cambió con relación a hace 4, 5 años. Por eso, la parte física es fundamental desde edades tempranas. Estaré en constante preparación, porque no hay que dejar la parte física. Y eso va cobrando factura porque hay que mantenerse. Me enfocaré más en eso”.
Pero también hay adaptación desde el juego en sí. “La velocidad de pelota, el ritmo, la intensidad es muy diferente ahora. También la parte mental”. Claro que, fuera de la cancha, también se debe ser tenista. Las 24 horas. “También mejoré por el solo hecho de dormir bien, de descansar. Hace un tiempo estaba a la noche tarde con el celular y ahora sé que en ese caso no voy a rendir. Le pongo un límite de tiempo a las aplicaciones. Porque si no uno se queda todo el día con el celular”.
Hoy más allá de un nuevo hobbie en plena pretemporada, el golf, Osorio tiene en palabras sus objetivos al corto plazo. “Quiero ser Top 20 en 2023, apunto a ganar en los torneos grandes. El tenis es de momentos. Ahora buscaré jugar más torneos, sin lesiones”.