El tenis siempre está listo para dar nuevas oportunidades. Madison Keys (14ª del ranking WTA) lo comprobó. Después de largos años en la élite del deporte, la estadounidense de 29 años celebró su primera consagración de Grand Slam en el Australian Open.
Desde su primera aparición en el cuadro principal de un Grand Slam allá por 2011 cuando arribó a la segunda ronda en el US Open, Madison Keys ha escrito su nombre en numerosas rondas decisivas dentro de los torneos más prestigiosos del mundo.
En estos años, había cosechado cuartos de final en Wimbledon, semifinales en el Australian Open y Roland Garros e incluso una final en Nueva York que perdió con su compatriota Sloane Stephens cuando el país norteamericano se ilusionaba con el nacimiento de la sucesora de Serena Williams.
En 2023, seis temporadas después aquella definición de locales, Keys regresó a las semifinales del Abierto de Estados Unidos posicionada como una rival experimentada pero con el gran anhelo incumplido de ese título de Grand Slam. Allí, por su largo recorrido, se ilusionaba con la posibilidad de volver a meterse en una definición de tal magnitud. Sin embargo, Aryna Sabalenka (1ª) borró esas opciones eliminándola en un duelo a tres mangas.
El encuentro cobró aún más relevancia cuando la oriunda de Rock Island explotó en llanto mientras dialogaba con la prensa dando a entender que, tal vez, se había escapado una de las últimas chances de competir por su deseada consagración en un Major.
Pero el tenis siempre está listo para dar nuevas oportunidades. Dos años después de esa dolorosa caída, el deporte la cruzó con la misma rival pero ahora en una instancia decisiva en busca, ahora sí, de su título de Grand Slam.
En una Rod Laver Arena que celebraba cada uno de sus puntos, destronó a Aryna Sabalenka y levantó la copa entre lágrimas cumpliendo el sueño de su vida que, en algún punto, creyó que nunca podría alcanzar.
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