Exceso de talento en la final del ATP 500 de Beijing, donde el español Carlos Alcaraz (3°) y el italiano Jannik Sinner (1°) regalaron más de tres horas de juego acorde a sus capacidades, dejando un punto que generó la ovación de todo el estadio y rápidamente dio la vuelta al mundo.
Pese a disponer de dos chances de quiebre para adelantarse 4-1 en el tercer set, el murciano sufriría una grandiosa recuperación del reciente campeón del US Open, quien forzaría el tie-break decisivo en el cemento chino, sacando ventaja para confirmar su poderío en el último juego e ilusionarse con un nuevo título.
No obstante, el pupilo de Juan Carlos Ferrero no se daría por vencido, ensayando una devolución deluxe para escalar a la red, generar el globo del líder del ordenamiento e iniciar un peloteo de 11 impactos para sentarse en el sillón y disfrutar, el cual culminaría con un toquecito sutil frente a su extenuado rival.
Luego de apretar el puño en un rally para el recuerdo, el ex número 1 del mundo recuperaría la confianza necesaria para no ceder más puntos, levantar su 16° título, cuarto durante la actual temporada, y extender su dominio en el historial versus el nacido en San Candido.