Rápido adiós de Alejandro Tabilo en el Abierto de Australia. El chileno, número 26 del mundo, cayó en la primera ronda en un particular encuentro disputado en la cancha cinco del Melbourne Park a manos del español Roberto Carballés Baena (57º), quien fue creciendo con el transcurso de los games y se quedó con el boleto a la siguiente instancia con parciales de 1-6, 6-2, 6-3 y 7-6 (1) en dos horas y 54 minutos de juego.
El zurdo, nacido en Toronto (Canadá), que llegó a la cita oceánica sin confianza tras lo que fueron sus sendas derrotas en Brisbane y Auckland, donde defendía título, comenzó el compromiso jugando su mejor tenis. A puro tiros ganadores y con una tácticamente claramente ofensiva puso a correr de lado a lado a su rival y sacó provecho de la situación al llevarse el primer parcial sin atenuantes.
Lejos de continuar por el mismo sendero, el tenista de 31 años y nacido en Tenerife, se aferró al ADN español de nunca tirar la toalla y combatir con astucia desde el fondo de la cancha. Luego de algunos desaciertos de Tabilo, que hasta entonces no había sufrido inconsistencias en su juego y los winners eran moneda corriente, consiguió quebrar el servicio y encontró la regularidad necesaria para ir martillando una y otra vez la paciencia del sudamericano, que, inoportunamente recurrió a los drop shots sin éxito en el afán de acortar los peloteos extensos.
Lo cierto es que Alejandro Tabilo fue de más a menos pero aún así, cuando nada le era favorable, hizo sufrir al español a la hora del cierre del cotejo, recuperando el quiebre justo cuando éste sacaba para partido con el marcador 5-4 y aportando un suspenso que al fin del cabo quedaría en la nada minutos más tarde, ya que se marcharía del primer Grand Slam de la temporada mucho antes de lo deseado.
De esta manera, el pupilo de Horacio Matta profundizó su magro comienzo de año, en el que aún no ha cosechado victorias. Por su parte, Carballés Baena, verdugo de Francisco Cerúndolo días atrás en el cemento de Nueva Zelanda, firmó su primera victoria en Australia en cuatro años y espera por conocer su próximo adversario.