A pesar de todas circunstancias, la caballerosidad y lealtad es lo último que se tiene que perder y, en esta oportunidad, el italiano Jannik Sinner (1º del ranking ATP) demostró que no sirve ganar a cualquier costo ante el español Carlos Alcaraz (2º) por la final de Roland Garros.
Cuando el partido se encontraba en el cuarto set, más precisamente en el 5-5 (15-0), el pupilo de Juan Carlos Ferrero tiró una pelota larga que se cantó como mala. Pero lo curioso apareció naturalmente del nacido en San Candido, el cual corrigió el canto del juez para darle el punto a su rival y poner el marcador 5-5 (30-0). Un gran gesto que el líder del ranking mundial ATP le devolvió a su rival.
Previo a esto, el vigente bicampeón del Abierto de Australia, el cual interrumpió su increíble racha de sets ganados en torneos Grand Slam, había desperdiciado tres oportunidades para alzar por primera ocasión la Copa de los Mosqueteros en el 5-3, permitiéndole al joven murciano la reivindicación desde el 40-0 con su saque para para quedar con vida en el match celebrado en la Philippe Chatrier.
Situación similar de caballerosidad pasó en las primeras horas de juego, cuando Alcaraz, que requirió asistencia médica en el inicio del encuentro, sorprendió al darle como válido el servicio, más allá de lo que se había sancionado desde atrás de la pista al catalogarla como fuera de los límites establecidos.
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