SE TRATA de un partido que fácilmente podría haberse olvidado. Solamente había 786 espectadores presentes en el Webster Bank Arena de Bridgeport, Connecticut, el 10 de enero para ver al equipo de baloncesto masculino de Fairfield (4-11 en ese momento) recibir como anfitrión a Saint Peter’s (4-10) en un partido de la Conferencia Atlética Metro Atlántica (MAAC, por sus siglas en inglés).
La mayoría de los fans no tienen idea quién es el entrenador asistente, elegantemente ataviado y sentado en el banquillo de Saint Peter’s. John Morton revisa el roster de Fairfield y se da cuenta de las distintas naciones de origen de los jugadores: Egipto, Suecia, Lituania, República Democrática del Congo, Serbia, Túnez, Puerto Rico. “Creo que uno puede decir que ayudamos a comenzar todo esto”, afirma.
Hace treinta años, John Morton era miembro de uno de los primeros equipos del básquetbol universitario de la NCAA con sabor internacional. Los Seton Hall Pirates contaban con Andrew Gaze, australiano; Ramón Ramos, oriundo de Puerto Rico; un suplente de origen portugués y un recién llegado novato de padre argentino.
Oh, por cierto, John Morton no era cualquier miembro del equipo.
“Frecuentemente, me siento tentado de decirle a la gente quién es John” dice Bryan Felt, director atlético de Saint Peter’s, quien fue estudiante y administrador en Seton Hall. “Oye, ¿conoces a ese hombre que anotó 35 puntos en un partido Final de la NCAA e impuso un récord? ¿Sabías que ayudó a poner a Seton Hall en el mapa?”.
Y no se trataba de cualquier Final. Podría haber sido el encuentro más memorable de la historia del torneo. Para empezar, no se suponía que ¿Seton qué? jugara contra la Universidad de Michigan en el Kingdome de Seattle y que terminara de la forma que lo hizo…
Pues bien, siguen hablando sobre esa falta cantada al final del tiempo extra y el pase de saque de Ramos a Daryl Walker y su tiro desesperado en pleno pitazo final y la forma elegante en la cual el entrenador P.J. Carlesimo y sus jugadores manejaron las consecuencias de la desalentadora derrota 80-79. Se les negó hacer realidad un cuento de hadas; pero, de todos modos, la leyenda del trayecto que condujo a Seton Hall a la Final, un trayecto definido por dos luchas muy distintas, es mucho más atractivo que una típica historia de Cenicienta.
Por los momentos, Morton y el entrenador jefe de Saint Peter’s Shaheen Holloway (egresado de Seton Hall en el año 2000) tienen otro partido que manejar. Y, vaya coincidencia, se define en los segundos finales. Faltando tres segundos en el reloj, el ‘senior’ Samuel Idowu dispara un triple desequilibrado prácticamente desde el mismo rincón en el cual disparó Daryll Walker. Falla, al igual que ocurrió con ese intento de cesta hace 30 años. El resultado final: Fairfield 60, Saint Peter’s 57.
Cuando se le pregunta si el tiro de Idowu le recordaba al de Walker, Morton sonríe y afirma: “Tendría que volver a ver ambos”. Luego guiña. “Paso”.
No obstante, ustedes pueden hacerlo y ver el final del partido escenificado el 3 de abril de 1989, el cual fue transmitido esa noche de lunes por la cadena CBS y narrado por Brent Musberger y Billy Packer. Está fácilmente disponible en YouTube.
Se asombrarán al ver el elegante triple de Morton que empató el partido 71-71 faltando 24 segundos del tiempo de regulación. En el tiempo extra, Gaze convierte un triple importante. Carlesimo, vestido de traje y chaleco color carne, intenta mantener la ventaja 79-76 después que Morton encesta otro triple para así sumar 35 puntos. Sin embargo, los Wolverines, conformados por los futuros seleccionados en primera ronda del draft de la NBA Rumeal Robinson, Glen Rice, Loy Vaught y Terry Mills, siguen luchando...
Incluso podrían terminar gritándole a la pantalla cuando el árbitro John Clougherty sentencia una falta sobre Gerald Greene, quien apenas toca a Robinson atacaba el aro con 0:03 en el reloj y los Wolverines con un punto de desventaja, 79-78. Robinson se dirige hacia la línea de tiros libres. No era el mejor a la hora de cobrar las penalizaciones. No obstante, logra encestar ambos intentos, en aquél entonces y ahora.
Carlesimo pide un tiempo. Steve Fisher, entrenador de Michigan, responde pidiendo su propio receso luego de lo que podría ser una jugada dentro de la cancha: Ramos lanzando un largo pase desde la línea. Con Mills ahora frente a él, el pivot de Seton Hall la dispara hacia la cesta contraria. El pase vira hacia la izquierda, donde Walker atrapa el balón sobre las manos de Green, luego gira y hace un tiro valiente a 25 pies de distancia… choca en la parte alta del tablero y rebota alejándose, mientras los jugadores de Michigan invaden la cancha.
Mientras que Musberger proclama: “Los Wolverines ganan el título de la NCAA imponiéndose a Seton Hall, un fuerte rival durante todo el trayecto”, Carlesimo se dirige a estrechar la mano de Fisher, a quién se le confiriera el mando del equipo pocos días antes de iniciar el torneo.
A medida que transcurre la celebración de los victoriosos, la transmisión de CBS pasa a mostrar un grupo de jugadores de Seton Hall reunidos. El ángulo de la cámara, que apunta desde el piso, muestra a un grupo de hombres jóvenes obviamente decepcionados, aunque orgullosos de lo que han logrado. Parecen saber que será su última ocasión juntos. Luego, rompen el grupo y se dirigen a estrechar las manos de los Wolverines.
Viendo otra vez esa formación en retrospectiva luego de 30 años, no se puede evitar preguntarse de dónde provino tanta elegancia bajo tortura. “P.J. tuvo algo que ver con eso”, afirma Gerald Greene, el base a quien llamaban ‘El General’. “Pero en mayor parte, éramos nosotros. Habíamos pasado por muuuuuuchas cosas hasta llegar allí. Sabíamos que éramos un tremendo equipo”.
Aún a mediados del invierno, el campus de la Universidad de Seton Hall en South Orange, New Jersey, tiene su encanto. Bautizada por Elizabeth Ann Seton, la primera santa de origen estadounidense, la escuela fue fundada en 1865, lo cual lo convierte en la universidad diocesana más antigua de Estados Unidos. Su lema es Hazard Zet Forward, lo cual significa en francés normando “A pesar de los peligros, sigue adelante”. No muy lejos del campus universitario, se encuentra el Centro Atlético Richie Regan, el cual ahora incluye el Gimnasio Walsh, donde los Pirates jugaron la mayoría de sus partidos locales entre 1988-89.
El trofeo ganado por Seton Hall por el segundo lugar de la Final NCAA de 1989 se encuentra en una vitrina de cristal en el corredor al lado del gimnasio, al igual que varios homenajes a los miembros del Salón de la Fama. La totalidad del equipo de 1988-89 fue exaltado hace cinco años; aunque también se encuentran algunas placas especiales dedicadas a Carlesimo, Morton, Ramos y Mark Bryant, quienes los ayudaron a llegar a su primer torneo de la NCAA el año anterior. Igualmente, hay una placa en honor a Robin Cunningham, la primera jugadora que anotó 1,000 puntos con el equipo femenino de básquetbol, lo cual hizo mientras jugaba como primera sencillo en el equipo de tenis.
Lo que no se menciona es el rol de Cunningham en esa temporada milagrosa. Aunque si ven a Cunningham, quien ahora funge como decana de estudios para ‘freshmen’ abrazarse con Carlesimo en la cancha antes de sus entrevistas para ESPN en este día del mes de febrero, entenderían lo mucho que uno representa para el otro y para la escuela.
Carlesimo tenía apenas 32 años cuando llegó por primera vez a Seton Hall tras ser contratado por el director atlético Richie Regan. Pero P.J. nació para ser entrenador… dentro de una institución católica. Fue el mayor de los 10 hijos de Pete y Lucy Carlesimo. Pete había jugado football americano en Fordham bajo las ordenes de Vince Lombardi, luego se convirtió en entrenador de football americano, baloncesto y campo traviesa en la Universidad de Scranton antes de asumir el puesto de Fordham. Igualmente, fue director de torneos del Torneo Invitacional Nacional (NIT, por sus siglas en inglés), además de ser un maravilloso contador de historias. De hecho, era tan entretenido que fue invitado en una ocasión al programa The Tonight Show, cuando era conducido por Johnny Carson.
P.J. era chapado a la antigua, tanto en lo atlético como en lo profesional. Fue jugador en el torneo NCAA de 1972 con Fordham y el entrenador Digger Phelps, luego se convirtió en asistente de entrenador allí. En una ocasión, dirigió a un jugador junior llamado Denzel Washington. “Estudiaba actuación, por ello, teníamos que esperar que su autobús saliera del Lincoln Center y llegara al Bronx”, recuerda P.J. Posteriormente, asumió el mando del programa atlético del New Hampshire College y eso lo llevó al puesto de jefe entrenador de Wagner College en Staten Island.
Sin embargo, Carlesimo necesitaría mucho más que su carisma para cambiar la suerte en Seton Hall. Los Pirates se habían incorporado a la Conferencia Big East en 1979 solo porque la Universidad de Rutgers declinó hacerlo y el entonces entrenador Bill Raftery pronto descubrió que estaban dentro de un nivel demasiado alto para ellos. (Si se puede decir algo positivo es que Seton Hall formó a grandes comentaristas de baloncesto: Dick Vitale se graduó en esa escuela en 1963). El primer equipo de Carlesimo terminó con récord general 6-23 y 1-15 dentro de su conferencia. Hizo algunos progresos en años siguientes, pero no los suficientes para contentar a estudiantes y egresados.
Afortunadamente, Carlesimo tenía a un nuevo director atlético, Larry Keating, quien entendió lo difícil que era armar un programa exitoso en la escuela más pequeña de la Conferencia del Big East y contando con el gimnasio más pequeño de esta. Keating le pidió una noche que hiciera una lista de las cosas que necesitaba para armar un equipo ganador. Carlesimo le presentó una lista con 25 ítems. Uno de ellos era remunerar con mejores salarios a los entrenadores asistentes. Otro era un consejero académico a tiempo completo.
Previo a la temporada de 1985-86, Carlesimo y sus asistentes, tan motivados como él, tuvieron un gran año en el reclutamiento. Consiguieron a tres de los mejores jugadores del legendario equipo de Riverside Church AAU: John Morton del Bronx, Daryll Walker de Manhattan y Gerald Greene de Brooklyn. Dado que P.J. había dirigido en la liga de verano en Puerto Rico, conocía de un intrigante talento de Canóvanas, Ramón Ramos. “Lo conocí originalmente cuando estaba en octavo grado”, dijo el Coach. “Un gran chico”. Resultó ser que Ramos también era un estudiante excelente, y P.J. habló con él y sus padres para que intentaran unirse a Seton Hall.
Incluso con esos cuatro jugadores de primer año, y el jugador de segundo año y 6’9” Mark Bryant, Seton Hall terminó la temporada de 1985-86 con 14-18, 3-3 en el Big East. “Sentía que estábamos mejorando”, dijo P.J. Un emblema de ese progreso fue Ramos. “Cuando llegó al campus la primera vez”, dijo Cunningham, “apenas podía pronunciar una palabra en inglés. Pero aprendió el lenguaje muy rápido y nunca faltó a una clase. Hizo un ‘major’ en Contabilidad y cuando llegó su año de Senior fue nombrado estudiante-atleta destacado (Scholar) del Big East. Era una maravilla”.
La temporada siguiente, Seton Hall cerró con 15-14, suficiente para entrar al NIT, el torneo por el cual tanto había luchado el padre de P.J. Perdió frente a Niagara, 74-65, en la primera ronda, pero al menos los Piratas saborearon el estar en un torneo de postemporada. De ello disfrutó un jugador no reclutado de primer año proveniente de la preparatoria de Seton Hall, un chico portugués llamado José Rebimbas. “Toda la temporada fue una gran emoción para mí”, recordó Rebimbas. “Aprendí lecciones que todavía las llevo conmigo”.
Los Piratas sumaron otro talento local de primer orden para la temporada de 1987-88 en Anthony Avent, un ala pívot de 6’9”(2.06 metros) procedente de la escuela superior Malcolm X. Shabazz en Newark. Un defensa de 5’3” llamado Pookey Wigington (1.60 metros) se transfirió desde Ventura College en California, donde fue el Jugador de Año de JUCO. “Estaba entre Kansas o Seton Hall”, dijo Wigington. “El Big East tenía grandes armadores, y yo quería enfrentarme a ellos”.
Ya eran decididamente un mejor equipo. Pero por alguna razón, el Senado estudiantil de Seton Hall pasó una resolución pidiendo el despido del entrenador. Meses después, el Big East emitió una especie de veto a esa resolución al nombrarlo Coach del Año. Los Pirates terminaron la temporada con 22-13 y encaminados hacia Los Angeles para la Regional del Oeste. Tras vencer a UTEP 80-64 en la primera ronda, perdieron ante el primer sembrado de Oeste, Arizona, 84-55.
Pero los Pirates no estaban satisfechos. “Ese verano”, dijo Wigington, “John Morton realmente nos presionó mucho. Tres entrenamientos al dia. Cuando su mejor jugador es asi de dedicado, la tendencia es a seguirle el paso”.
Fue también el verano de los Juegos Olímpicos de Seúl. Ramos jugó por Puerto Rico, que perdió el partido inaugural frente a Australia y a un jugador que Carlesimo había perseguido durante años, Andrew Gaze. El anotó 33 puntos en ese juego mientras Ramos anotó 11.
Gaze captó originalmente la atención de Carlesimo cuando anotó 46 puntos en un juego de exhibición entre Seton Hall y los Melbourne Tigers, que se hallaban de gira jugando contra equipos del Big East. Tras ese partido, P.J.y su asistente John Carroll trataron de convencerlo de unirse a Seton Hall pero Andrew ya estaba enfocado en los Juegos de Seúl. Aun así, dijo sentirse atraído por lo que llama “la incansable gestión de John Carroll”.
Recuerda Gaze que “cada dos semanas, durante dos años, me llamaba y decía, ‘pensamos que sería muy bueno para tu desarrollo, y nos encantaría tenerte aquí, y podrías mejorar tu educación’, todas esas cosas positivas”.
Tras los Juegos Olímpicos de 1988, en los cuales el equipo de Australia tuvo una sólida demostración, Carlesimo y Carroll intentaron de nuevo. Esta vez funcionó: Gaze, entonces de 23 años, realmente quería mejorar su educación y sentía un nivel de confort con P.J. “Fue una de las mejores decisiones de mi vida”, dijo Gaze.
René Monteserin llegó a South Orange por una vía totalmente diferente –la Escuela Superior Católica del Sur, en Hartford, Connecticut- y con expectativas muy diferentes. Hijo de una estrella del futbol argentino, declinó una oportunidad de jugar básquet o béisbol al nivel de División III porque se había enamorado de Seton Hall. “ Pensé que el básquetbol quedaba descartado porque apenas habían estado en el torneo de la NCAA”.
Pero al ser Seton Hall una universidad pequeña, los rumores de cuan bien jugaba Monteserin en partidos informales llegó a las oficinas de básquet en Walsh. El coach asistente Bruce Hamburguer le hizo saber que era bienvenido a intentar integrar el equipo. Al cierre de los ‘tryouts’, Carlesimo pidió ver a Monteserin. “No tenía idea de lo que me diría. Sonrió y me dijo: ‘Ve y llama a tu coach de escuela superior, dile que vas con nosotros al Great Alaska Shootout’”.
Si los Pirates eran realmente buenos, habrían de saberlo en Anchorage, justo después del Día de Acción de Gracias. Y bien, vencieron a Utah 86-68, sorprendieron a Kentucky, 63-60, y luego derrotaron al campeón nacional defensor Kansas, 92-81, guiados por los 16 puntos de Ramos y siete asistencias de Wigington.
“A ese momento, sentíamos que teníamos algo especial”, dijo Carlesimo. “La química era buena, teníamos profundidad y balance, y Andrew se acopló bien desde el comienzo”. Morton estaba particularmente impresionado con Gaze. “Fue como si un primo que no hubieses visto en mucho tiempo de repente se mudara contigo”, dijo. “Siéntete en casa. Esta es la cocina, este tu dormitorio y tu cama”.
Cunningham, quien conocía su básquet, también les vio el potencial, aunque siempre fue cuidadosa de mantener que ella estaba alli por su bienestar académico. “Nunca contraté un tutor que fuese un fan. Nunca hablaba de los partidos con los jugadores. Estaba ahí para asegurarme de que tuvieran buenas notas. Ocasionalmente tuve diferencias con P.J. cuando sus prácticas confligían con mis periodos de estudio, pero luego de cada práctica, él les repartía las cartas que yo le daba para cada jugador, de modo que todos supieran cuan en serio tomaba el tema académico”.
Dice Carlesimo que “siempre le dije a todos que la persona más importante de nuestro programa era Robin. Siempre que reclutábamos a alguien, nunca le prometíamos tiempo de juego. Les prometíamos que se habrían de graduar de una de las mejores instituciones académicas del país”.
Los Pirates iniciaron con un récord de 13-0 que incluyó una victoria sobre el número 5 Georgetown en su primer juego en el Meadowlands Arena. De repente, estaban jugando frente a 20,000 en lugar de los 3,000 en Walsh. Pero cuatro días después, subieron a Syracuse y fueron destruidos, 90-66. "Una buena llamada de atención", dice Carlesimo. "Por la razón que sea, Syracuse tenía nuestro número ese año".
De hecho, tres de sus seis derrotas en ruta al torneo de la NCAA fueron contra los Orangemen, quienes vencieron 81-78 en las semifinales del torneo Big East a pesar de 27 puntos de Morton y 9 rebotes de Gaze. Otros entrenadores se quejaban de que el australiano era solo un mercenario de otro país, pero P.J. contestaría: "Dígales que caminen a Jersey City y miren la Estatua de la Libertad".
Al entrar en el torneo, Seton Hall se ubicó en el puesto número 11 en la encuesta AP. Afortunadamente, el némesis de Syracuse fue asignado al Midwest Regional, mientras que los Pirates fueron sorteados al Oeste. Eso significaba que sus primeros dos juegos se jugarían en Tucson. El desafío para Cunningham era que todavía había una semana de clases antes de las vacaciones de primavera, y los jugadores tenían tareas escolares que hacer. "P.J. y yo estábamos jugando tenis un día, y le dije: 'Creo que necesitamos traer un tutor de matemáticas'. Así que lo hicimos".
Despacharon a Southwest Missouri State y Evansville, dos equipos bastante buenos, para pasar a la Ronda de los 16 en Denver. Pero eso significaba que tendrían que enfrentarse al número 8 Indiana y al mentor de P.J., Bobby Knight, y si vencían a los Hoosiers, sería UNLV o Arizona. "Era como volver a estar en el Big East", dijo Carlesimo.
Ellos lo lograron en grande. Cuando vencieron a Indiana, 78-65, Morton dijo: "Ese fue nuestro momento de sacar el pecho". Y luego arrollaron a UNLV, 84-61 y cortaron la red. Iban a la Final Four .. y Syracuse, que perdió ante Illinois en la Final del Medio Oeste, no.
Después de que los Pirates vencieron a los Runnin Rebels, Hamburger corrió para amarrar un vuelo de madrugada, porque tuvo que hacer de escucha en la Final del Este, Duke vs. Georgetown, en The Meadowlands al día siguiente. "Habíamos estado fuera por dos semanas, así que estábamos en una burbuja", dice Hamburger. "No fue hasta que regresé a Jersey que me di cuenta de lo emocionada que estaba la gente en el Este con Seton Hall".
El Final Four fue en el Kingdome, pero Larry Keating hizo los arreglos necesarios para que el equipo pasara unos días en Los Ángeles para relajarse, lejos de los medios de comunicación y de la situación. Wigington fue su guía turístico. "Los llevé al vecindario", dice. “Les dije que se deshicieran de su ropa azul de Seton Hall. Inglewood era territorio de Bloods. Se convirtió en una gran experiencia de unión".
Los cognoscenti esperaban en Seattle, anticipando que Duke convirtiera el carruaje de Cenicienta en una calabaza. Sin embargo, Carlesimo no estaba pensando de esa manera. "Tuvimos marca de 31-7 con un calendario difícil. No lo hicimos con espejos, pero nadie parecía saberlo. Aunque estaba bien. En todo caso, les dio a nuestros jugadores un pajita para colocar sobre sus hombros".
En el vuelo a Los Ángeles, le preguntó a Cunningham si quería organizar una sala de estudio antes o después del juego de Duke. "Oh, Dios mío", pensó. "Piensa que vamos a ganar".
Nadie más pensaba eso cuando Carlesimo tuvo que pedir un tiempo con Seton Hall perdiendo por 18, 23-5, temprano en la primera mitad. Dejó a los jugadores manejar la crisis ellos mismos. En el grupo, "El General", Gerald Greene, se hizo cargo. Como él recuerda, "Básicamente, les dije: 'Somos de la ciudad de Nueva York, no podemos dejar que nos hagan esto".
Wigington lo recuerda un poco diferente. "Él estaba literalmente gritándonos a nosotros. Enfóquense. Permanezcan juntos. Y nos sacó lo de la ciudad de Nueva York".
Walker hizo un robo, y los recién energizados se fueron, cortando la ventaja del medio tiempo a 5, 38-33, y desgastando al mejor jugador de Duke, Danny Ferry. Greene demostró ser particularmente efectivo conduciendo hacia la canasta y atrayendo faltas. (Terminó con 17 puntos, 8 asistencias y un par de jugadores de Duke fuera por faltas, Quin Snyder y Christian Laettner). De hecho, Seton Hall fue tan dominante en la segunda mitad que Carlesimo pudo vaciar su banco en los últimos minutos. Incluso sus walk-ons, Rebimbas y Monteserin, llegaron a una semifinal de la NCAA, que es algo que podrían llevar consigo el resto de sus vidas, junto con sus pedazos de red de la Regional del Oeste. Los Pirateas de alguna manera cambiaron un déficit de 18 puntos a una victoria de 17 puntos, 95-78.
Sabemos lo que pasó dos días después.
Carlesimo dice que no ha visto una cinta del juego de Michigan en 20 años. Pero no lo necesita. "Estaba enojado por la falta, pero si tuviera que elegir un grupo, John Clougherty habría estado en el mismo. Habíamos fallado dos uno y uno claves, y Rumeal, que no es un buen encestador de tiros libres, hizo ambas cosas.
“Incluso entonces, nos quedaban tres segundos. Pero si lo miras, verás que Ramón no tenía espacio en la línea de base. Normalmente, podía retroceder unos pasos, pero había demasiados fotógrafos detrás de él, y Terry Mills estaba en su cara... por lo que no podía hacer el pase largo. Aún así, nuestra mentalidad era "Lo conseguimos" porque practicamos esa jugada después de cada práctica todo el año. Daryll hizo un gran esfuerzo, pero simplemente no entró".
"Se suponía que debía atraparlo y pasar", dice Walker. "Pero no vi a nadie abierto, así que lancé... hombre, habría cambiado la vida".
Después de los apretones de manos, los Pirates volvieron al vestuario, el vestuario de los perdedores, a llorar en privado. "Ahí es donde te golpea", dijo Carlesimo. "Se acabó el año mágico". Hizo la conferencia de prensa y luego salió a cenar con sus padres.
El equipo estaba bastante tranquilo cuando abordaron el avión al día siguiente para el largo vuelo a casa. Pero cuando su avión aterrizó en Newark esa noche, el grupo que viajaba encontró a un grupo completamente diferente esperándolos: manejadores de equipaje eufóricos, reporteros agresivos, y familiares y amigos que no habían visto en 21 largos días. "Nos sentimos como el equipo de Estados Unidos", dice Hamburger.
Alrededor de las 10 p.m., una escolta de la policía llevó el autobús de regreso al campus mientras los autos sonaban sus bocinas en aprobación. Los jugadores, muchos de ellos todavía con los sombreros de vaquero que se les habían dado en Denver, fueron llevados al centro deportivo, donde se había instalado un escenario y se había colgado una pancarta de 'Orgullo Pirate'. Se pidió a cada uno de los jugadores que hablara con una multitud de unos 2,000, y cuando llegó su turno, John Morton se aseguró de agradecer a Robin Cunningham por su orientación. "Eso significó el mundo para mí", dijo.
"Este equipo es tu equipo", dijo Carlesimo a la multitud mientras sujetaba el trofeo que ahora se encuentra fuera del gimnasio Walsh. "Siempre te sientes tan bien con Seton Hall como ahora".
Hicieron un desfile más formal para el equipo unos días después. Hubo otra razón para celebrar en junio, cuando los Cleveland Cavaliers eligieron a John Morton en la primera ronda del draft de la NBA como la 25ta. selección general. Andrew Gaze regresó a Australia para jugar para los Melbourne Tigers. Ramon Ramos no fue reclutado, pero los Portland Trail Blazers, que ya tenían a Mark Bryant, lo firmaron como agente libre.
A principios de diciembre del 89, Robin Cunningham recibió una llamada de Ramos, quien estaba en la lista de lesionados debido a una tendinitis en su rodilla. "Él quería que le enviara sus libros de contabilidad", dice ella. “Estaba estudiando para su examen de contador público autorizado".
Ramos había sido habilitado para jugar y estaba esperando su oportunidad. Pero el 16 de diciembre, cuando regresaba a casa de una fiesta de cumpleaños de Mark Bryant, perdió el control de su automóvil en una zona helada de la Interestatal 5 al sur de Portland. Carlesimo recibió la llamada el viernes por la noche antes de un partido en casa contra su alma mater, Fordham, en Meadowlands. Ramón había sufrido una lesión cerebral traumática. Alguien tenía que llamar a sus padres en Puerto Rico, y ese alguien era P.J.
"El pronóstico no era bueno", recuerda Carlesimo. “No pensaron que iba a sobrevivir. Debatimos si jugar el juego o no, y finalmente decidimos jugarlo. Fue el peor juego en el que he estado involucrado. Perdimos, pero no fue el resultado. Fue por la desesperación. Era el jugador más popular en el campus ... con profesores, estudiantes, trabajadores. El sentimiento fue palpable”. Carlesimo voló a Portland al día siguiente para estar con él y con sus padres.
Ramos estuvo en coma durante tres meses. Cuando salió de esta, no podía caminar porque estaba paralizado de cintura para abajo, y prácticamente no podía hablar. Solo podía acceder a su memoria a corto plazo. En la primavera de los 90, un contingente de Seton Hall que incluía a los ex compañeros de equipo Morton y Greene, así como a Carlesimo y Cunningham, volaron para visitarlo.
"Estábamos en su habitación del hospital", dice Carlesimo, sofocándose un poco, "y su madre le preguntó: ‘¿Quiénes son estas personas?’ El neurocirujano que había estado con él durante seis meses estaba allí. Bueno, Ramon empieza a señalar a la gente. Y él dice: "Robin, John..."Da una vuelta e identifica a todos. Miré al médico y estaba llorando”.
Ramón también estaba comenzando a caminar. “A pesar de los peligros, sigue adelante”.
Carlesimo llevó a Seton Hall a otros cuatro torneos de la NCAA antes de partir para la NBA y los Blazers en 1994. Tres años después, entrenaba a los Golden State Warriors cuando tuvo un pequeño encontronazo con Latrell Spewell. Cuento corto. Carlesimo ha sido un misionero del baloncesto toda su vida, ya sea como jugador o entrenador o como comentarista. Cuando John Clougherty fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte de North Carolina en 2015, P.J. aplaudió como nadie. Cuando se sentó detrás de su compañero de televisión Andrew Gaze en el palco de prensa de los Juegos Olímpicos de Verano en Río 2016, siguió metiendo hojas de estadísticas y arrojándolas a la cabeza de su antigua estrella. Hoy en día, vive en Seattle, que es un lugar tan bueno como cualquier otro para un hombre que se fue hace 30 años con la cabeza en alto.
John Morton jugó tres temporadas en la NBA y tiene la distinción de ser el último Cavalier que usó el número 23 antes de que llegara LeBron James. Se convirtió en un gitano del básquetbol, jugando en todas partes, desde Rapid City a Andalucía, antes de dedicarse al entrenamiento en 2006. Hay algo bueno en su entrenamiento en Saint Peter's con otro ex pirate, el debutante Shaheen Holloway, y Bryan Felt, quien no solo fue a Seton Hall, sino también escribió, produjo y dirigió ‘Band of Pirates’, un maravilloso DVD que celebró el vigésimo aniversario del equipo del '89. Los Peacocks terminaron cn 10-22, un mejor récord de lo que Carlesimo tuvo su primer año en Seton Hall.
José Rebimbas también se convirtió en entrenador, y llevó a los William Paterson Pioneers a nueve torneos de División III en 20 años antes de que tuviera una pelea con la escuela. (Sus jugadores protestaron su despido al salirse de la cancha justo antes del siguiente juego). Ahora es el entrenador asistente del equipo femenino en Seton Hall. Rene Monteserin, su compañero ‘walk-on’ del 89, vive en Hartford, trabaja como gerente y disfruta de ver a sus tres hijos adolescentes jugar al fútbol. Bruce Hamburger volverá como asistente de Fairleigh Dickinson, el campeón de la Conferencia Noreste.
Pookey Wigington, graduado de mercadotecnia, regresó a Los Ángeles, comenzó a representar a atletas y comediantes y ahora representa al actor y comediante Kevin Hart. La semana pasada se regocijó cuando los hijos Snookey y Tookey ganaron un campeonato estatal de preparatoria. “P.J. llamó para felicitarme”, dice. Justo detrás de ellos vienen Wookey y Zookey.
En cuanto a Ramon Ramos, él vive una vida plena con sus padres en Puerto Rico y se mantiene en contacto con sus compañeros de Seton Hall. Cuando se le preguntó recientemente cuáles eran sus recuerdos de esa temporada, dice: “Recuerdo las prácticas. En lugar de tomarlo con calma, practicamos muy intensamente... era un equipo fuerte... Andrew Gaze, lo recuerdo. Fue un gran tirador".
Hay otro clip de YouTube que vale la pena ver. Este es de 2006, cuando Ramos regresó a South Orange para ingresar al Salón de la Fama. Carlesimo lo presenta diciendo: “Cada lugar en el que ha estado ha sido mejor por su presencia. Y esta noche, en el futuro, el Salón de la Fama de la Universidad de Seton Hall es un lugar mejor gracias a este caballero”.
Después de años de terapia física y del habla, Ramon toma el podio vestido de tuxedo y le dice a la audiencia, alto y claro: "Quiero compartir esto con mis compañeros de equipo". Al observarlo, puede sentir tanto la resolución de un grupo como la hermandad de otro.
El avance de Seton Halll al Final Four de 1989 fue una experiencia única. Pero es interesante que treinta años después de que Seton Hall se ganara los corazones de los fans de básquetbol, el equipo de este año jugará en los regionales del Medio Oeste frente a Wofford en Jacksonville, armado con un pívot caribeño, Romaro Gill, de Jamaica; un base ‘John Mortonesco’ en Myles Power y un entrenador, Kevin Willard, cuyo padre (Ralph Willard) fue un entrenador legendario.
Hey, uno nunca sabe.
