TORONTO - A medida que los Cachorros de Chicago y los Dodgers de Los Angeles luchan en el cierre de su Serie de Campeonato de la Liga Nacional, una cosa es segura: El equipo que termine vencedor saldrá de favorito ante los Indios de Cleveland en la Serie Mundial.
El ganador del banderín de la Liga Nacional tendrá más pitcheo abridor, una nómina más grande, una base de fanáticos más a la moda, un mercado de TV más grande, una alineación más atractiva y mayor poder estelar en la oficina central. Todo eso sirve como combustible competitivo para los Indios, quienes se aferran a su estatus de equipo subestimado con una gran tenacidad.
A medida que los jugadores y entrenadores de Cleveland se rociaban unos a los otros con bebidas frías y llenaban el aire del camerino con olor a cigarro en la tarde del miércoles, comenzaron a surgir comentarios sobre lo que les espera luego de conquistar el banderín de la Liga Americana ante Toronto. Cuando se le sugirió al intermedista Jason Kipnis que los Indios tienen más talento que lo que sugiere su reputación y que esos comentarios en torno a que es un equipo con garra son una fachada, lo tomó como una afrenta personal. Kipnis se volvió hacia el lanzador Josh Tomlin y discutieron la noción de que algunos jugadores de Cleveland en realidad podrían ser buenos.
"Yo estoy bateando [.167] en la postemporada, y él no puede alcanzar las 90 millas por hora", dijo Kipnis sobre Tomlin. "Yo no sé de qué talento estás hablando. Nosotros somos guerreros. Si quieres chicos que corran rápido y que tiren duro y que no puedan jugar el juego, ve a encontrarlos. Nosotros tenemos jugadores de béisbol en este equipo. Tenemos 25 chicos que pueden competir dentro de las líneas y estamos disfrutando mucho lo que estamos haciendo ahora mismo"/
Kipnis hizo una pausa y se echó a reir de las palabrotas ocasionales que se le escapaban en su reporte de cazatalentos.
"Nosotros somos una mier--", dijo. "Pero somos asombrosos".
Luego de 6½ meses de béisbol y demasiados escenarios inexplicables para contar, los Indios tienen razones para creer que su película de la temporada tendrá un final que solo Bob Uecker será capaz de narrar. A través de todos los giros de la trama, los obstáculos y los vínculos que se han formado en el equipo desde el inicio de los entrenamientos primaverales, nada les ha ocurrido que les lleve a minar su creencia de que están hechos para llegar lejos.
Los Indios fueron seleccionados por muchos para terminar detrás de Kansas City en la División Central de la Liga Americana, pero ellos se aferraron al primer lugar con una racha de 14 victorias en fila a finales de junio y nunca más lo soltaron.
Ellos fueron percibidos generalmente como meros actores de reparto en el gran final de la gira de despedida de David Ortiz en la Serie Divisional, solo para superar a Boston en carreras 15-7 mientras lograron maniatar a los Medias Rojas a promedio colectivo de .214 en una barrida en tres partidos.
Los Indios tenían el sello de "atropellados en la carretera" sobre ellos ante un equipo de Toronto con una alineación intimidante y un sentido de urgencia derivado de la venidera agencia libre de José Bautista y Edwin Encarnación. Ellos lograron aguantar a los Azulejos a promedio de .201 y ocho carreras - cinco de ellas en el Juego 4, la única victoria de Toronto en la serie.
La Tribu ganó un juego de la SCLA cuando el dedo del abridor Trevor Bauer, magullado tras herirse con un dron, comenzó a brotar sangre como si estuvieramos en una película de horror, y otra detrás de una actuación inspirada de parte del zurdo novato Ryan Merritt, que era tan desconocido que los Azulejos tuvieron que arar la tierra para conseguir una videocinta de él en acción. El siempre opinionado Bautista causó conmoción cuando dijo que Merritt estaría "temblando sobre sus pies" ante el lleno total que se esperaba en el Rogers Centre, solo para descubrir que a Merritt le faltana un ingrediente clave para que eso ocurriese: un pulso.
"Él es imperturbable", dijo el coach de lanzadores de los Indios Mickey Callaway. "Él Ryan Merritt, el imperturbable. Probablemente él ni siquiera se sabía sus nombres".
Antes que los Indios comenzaran a mirar al futuro a su siguiente rival, vale la pena reflexionar sobre los obstáculos que les armaron de valor para los rigores de la postemporada. El primero de ellos llegó en mayo, cuando el jardinero Michael Brantley, el mejor jugador en general de Cleveland, fue inactivado por una lesión de hombro que le limitaría a un total de 11 partidos y 39 turnos en toda la temporada.
Tanto Callaway como el manager Terry Francona apuntaron a la victoria de Cleveland, 2-1 en 19 entradas ante Toronto en el Rogers Centre el 1 de julio como un momento clave de la temporada, porque fue un ejemplo clásico de un esfuerzo de equipo. Otros citan la victoria 1-0 ante Detroit el 17 de septiembre, cuando Carlos Carrasco sufrió la fractura de un dedo en su mano de lanzar con un batazo de línea conectado por Ian Kinsler abriendo el partido y en el que ocho relevistas se combinaron para blanquear al rival en 10 entradas.
"Cuando ganamos ese partido, todos pensamos como que, 'Podemos ganar cualquier juego'", dijo el cerrador Cody Allen.
Los Indios perdieron al receptor Yan Gomes por lesiones en el hombro y la mano, y observaron a Carrasco y Danny Salazar aterrizar en la lista de lesionados en septiembre, cuando era demasiado tarde para que la oficina central pudiese encontrar un reemplazo para ambos. Cuando Francona puso como abridor a Corey Kluber con poco descanso en el Juego 4 de la SCLA, él admitió que la decisión fue fácil: Los Indios iban a necesitar a Kluber de nuevo en un Juego 7 con poco descanso, porque él era el único cuerpo caliente disponible.
"Pienso que una dosis saludable de adversidad es buena para todos, seas o no un jugador de béisbol", dijo Allen. "Tenemos algunos chicos con gran carácter en este equipo que dijeron, 'Nadie va a sentir lástima por nosotros. Es mala suerte, pero todavía tenemos oportunidad de hacer algo especial'. Chicos como Mike Napoli y Corey Kluber y Andrew Miller solo agarraron a todo el mundo y dijeron, 'Nosotros vamos en esta dirección. Y todo el mundo vendrá con nosotros'. Y este es el producto terminado de eso".
"Nosotros somos una mier--. Pero somos asombrosos." Jason Kipnis
Aunque Francisco Lindor, Tyler Naquin y Lonnie Chisenhall tienen historial de haber sido seleccionados en la primera ronda del draft y Kipnis fue seleccionado en la segunda ronda, la mayoría de los jugadores de Cleveland han tenido que transitar rutas más difíciles para llegar a este momento. Tomlin fue escogido en la ronda 19, Allen fue seleccionado en la ronda 23, y Miller está lanzando para su quinto equipo a los 31 años. Napoli y Rajai Davis firmaron acuerdos modestos de un año en el invierno pasado porque en raras ocasiones los Indios gastan en grande en agentes libres. Y por aclamación, el héroe no reconocido de la postemporada de Cleveland es el receptor Roberto Pérez, quien ha hecho un trabajo impecable manejando el cuerpo de lanzadores y conectando varios hits grandes. Pérez tuvo una buena corrida al final de la temporada regular que le sirvió para terminar con promedio de .183.
El juego de postemporada que mejor simboliza la mentalidad guerrera colectiva de Cleveland fue el Juego 3 de la SCLA, cuando Bauer intentó lanzar con un dedo meñique lastimado que hizo lucir la media sangrante de Curt Schilling como una cortadura con papel. Luego que Bauer saliera del montículo en contra de su voluntad en la primera entrada, Dan Otero, Jeff Manship, Zach McAllister y Bryan Shaw entraron metódicamente e hicieron su trabajo para pavimentar el camino para Allen y Miller en la recta final.
Si las tropas de asalto del bullpen de Cleveland parecen ajenas a la presión y a lo que está en juego en cada partido, es porque se han acostumbrado a la vida como soldados de infantería en el béisbol. Una vez eres cambiado, dejado en libertad o sometido a un intenso entrenamiento primaveral en búsqueda de un empleo, ¿qué es lo peor que te puede pasar?
"Esto es mucho más fácil que algunas de las cosas que hemos pasado", dijo Callaway. "Ellos están hechos para manejar esta situación. Ellos han pasado por muchas cosas y ni siquiera pestañean por una mala decisión o un error. Ellos fueron asombrosos. Ellos no entraron en pánico cuando cayeron atrás. Ellos solo siguieron haciendo sus pitcheos".
Ahora que los Azulejos han pasado a mejor vida, los Indios están listos para darle a Cleveland su primera Serie Mundial desde 1997. El Progressive Field era conocido como el Jacobs Field en esos días. Jim Thome, David Justice, Matt Williams y Manny Ramirez se combinaron para conectar 131 partidos en el medio de la alineación, y los Indios atrajeron 3.4 millones de fanáticos en su camino a conquistar el banderín divisional. Cleveland era la joya de la corona de la Liga Americana.
La versión actual de los Indios se ubicaron en el puesto 23 en las mayores en nómina y en el 28 en asistencia con 1.5 millones de fanáticos. Pero hay algo que decir por haber alcanzado el máximo en el momento adecuado.
"Yo no quiero que la gente esté de nuestro lado", dijo Kipnis. "Me gusta el rol de equipo subestimado. Somos buenos jugando en ese rol, porque así podemos salir allá afuera y jugar nuestro juego.
"Nadie nos seleccionó en las últimas dos series, y les tengo una noticia a ustedes: Nadie tampoco nos está escogiendo para la siguiente serie. Si eso significa que vamos a ganar de nuevo, a ninguno de nosotros nos importa".
Y en este punto de su viaje, los Indios no quisieran que fuera de otro modo.