La necesidad, con ribetes de obligación, que tiene Ferrari por desempolvar los tiempos de gloria llevaron a un cambio de timón para 2023: Mattia Binotto fue removido de su cargo de director y llegó el francés Frédéric Vasseur desde Alfa Romeo. Cuando el nuevo pope tomó el mando, el SF-23 ya estaba en los últimos compases de su construcción. Así, al menos en el departamento técnico, sus aportes llegarán recién para 2024. Pero para la Rosso, como decía Bilardo, hay que “ganar, ganar y ganar”. Y el arranque de la temporada, en el GP de Bahrein, mostró a las máquinas rojas lejos de Red Bull… otra vez.
El fin de semana de Sakhir comenzó complicado, con Carlos Sainz peleando contra su auto en los entrenamientos del viernes. Comenzada la clasificación, Charles Leclerc debió volverse rápidamente a boxes luego de ¡perder una parte de su auto en la pista! La mejora del motor, que generó mayor velocidad en las rectas, no alcanzó para batallar mano a mano contra los autos austríacos, que cerraron la clasificación con el 1-2 de Max Verstappen y Checo Pérez. El monegasco, quien optó por una sola vuelta lanzada en Q3, fue el mejor de la Scuderia, con el tercer puesto, a 292 milésimas del bicampeón. Su compañero debió conformarse con el cuarto cajón de partida para la carrera que se verá por Star+.
“Sinceramente, estamos donde esperábamos”, analizó Sainz. “Tuve un viernes complicado y debí remontar el sábado. Por suerte me sentí más cómodo, saqué petróleo con la posición cuatro que me da la chance de pelear. Aston Martin está bien en ritmo de carrera, para nosotros es un interrogante”, cerró el madrileño.