El inglés se quejó por radio porque su compañero no le daba pronto la posición. Finalmente, a dos giros del final, el australiano se corrió y Lando ganó el sprint para acortar tres puntos con Max Verstappen.
San Pablo (Enviado Especial) “Esto lo hablamos anoche”, brama Lando Norris por la radio. El sprint lleva ya la mitad de su recorrido y el líder es Oscar Piastri, su compañero en McLaren. El inglés pide que el australiano lo deje pasar, tal como estaba convenido. El berrinche de Lando se extiende y adelante sigue el de Melbourne. Hasta que, finalmente, en el 22° giro, a dos del cierre, llega la orden final: “Cambien posiciones”, le dicen al corredor del auto 81, quien, obediente, se corre y deja vencer a su compañero la carrera corta del GP de San Pablo, 21ª fecha de la Fórmula 1.
¿Le alcanzará al equipo de Woking haberse encolumando tan avanzado el año detrás de la chance de Norris de ser campeón? Costó, y mucho. Pasaron carreras bisagra, como Hungría, cuando Lando protagonizó sus acostumbrados berrinches de niño que quiere un juguete. Pasó en Monza, cuando hubo una insólita libertad para luchar en la partida, cuando completaban la primera fila, y Piastri superó a Norris. Resultado, ganó Charles Leclerc, segundo Piastri y tercero Norris. Ni siquiera ahí llegó la orden desde los popes del team inglés para intercambiar puestos y darle a Lando esos tres puntos de diferencia que hay entre el segundo y el tercer lugar.
McLaren no tuvo mano firme en momentos clave, mientras Red Bull se desangraba (y lo continúa haciendo). El RB20 del team austríaco dejó de ser un auto competitivo y desde hace diez carreras, Max Verstappen se dedica a minimizar el daño y a tratar de administrar la ventaja lograda en la primera decena de Grandes Premios, en los que ganó siete veces. La autodestrucción de McLaren fue clave para alimentar las esperanzas del neerlandés de firmar su tetracampeonato. De hecho, llegó a Brasil con 47 puntos sobre Lando. Tras el GP de España, la décima cita y último éxito de Max hasta ahora, la distancia era de 69. Con Verstappen penando con su auto, sufriendo sanciones (sumó otra en el seprint de San Pablo) y todo, todavía tiene 44, después del sprint paulista. El título de Constructores ya es una lucha terminada para Red Bull, con la pobrísima cosecha de Checo Pérez. Pero en la pelea por la corona de pilotos, Verstappen aún respira, por las decisiones tardía de los de Woking y, vale aclararlo, por algunas debilidades de Lando, como sus berrinches y fallas en momentos clave, como en su última vuelta de clasificación para el sprint de San Pablo, que provocó que tuviera que esperar el regalo de su compañero.
Finalmente llegó una orden puntual para que Piastri (un tremendo animal competitivo) se hiciera a un lado en favor de su Lando. Norris, un gentleman, le agradeció el regalo a Oscar. Andrea Stella, director del equipo, aseguró que “Es natural complicarnos la vida, porque cuando tienes dos pilotos que pueden ganar carreras y un coche que puede ganar carreras, lo primero que tienes que aceptar es que no hay una solución fácil”. El problema es que acá la lucha es por un campeonato, no una carrera y la decisión puede ser una: luchar el título. En Brasil todavía queda la carrera que más puntos otorga y ya se sabe que Verstappen penalizará cinco lugares en la grilla por cambio del motor de combustión interna. McLaren tiene una gran chance de acortar más la brecha con el neerlandés.Cuando la F1 se vaya de San Pablo quedarán tres carreras. ¿Le alcanzará?
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