Barcelona y Real Madrid disputan este domingo el Clásico de las ausencias... Y las urgencias.
El primer Clásico sin Leo Messi y sin Sergio Ramos, paradigmas definitivos del final de una era que comenzó a perfilarse cuando en 2018 Cristiano Ronaldo y Andrés Iniesta emigraron hacia Italia y Japón.
Un Clásico diferente que enfrentará por primera vez en sus banquillos al discutido Ronald Koeman con el superviviente Carlo Ancelotti, que buscará en el césped confirmar si Ansu Fati y Vinicius Junior están llamados a convertirse en la referencia de sus clubs y que reencontrará en el palco del Camp Nou a Joan Laporta y Florentino Pérez.
Acude el Barça después de salvar dos partidos trascendentales contra Valencia y Dynamo que dieron aire a su entrenador por más que el juego desplegado por los futbolistas no fuera, ni de lejos, el esperado y mantendrá, de esta manera, la sombra eterna de la duda sobre sus espaldas confiando en que la fuerza del Camp Nou que tanto cemento presentó en los dos últimos choques, dé paso a un ambiente de los grandes, esperándose no menos de 85 mil espectadores en el graderío tras anunciar el viernes el club que se habían vendido las 40 mil localidades puestas a la venta.
Esperando a última hora el Barça la recuperación de Jordi Alba y pendiente el Real Madrid del estado de Karim Benzema, el Clásico examinará el estado real de dos equipos con más necesidades que certezas y de cuyo resultado, por más que el equipo azulgrana tenga la opción de avanzar en la clasificación a su gran rival, puede depender mucho el futuro alrededor del Camp Nou.