No tener al tres veces All-Pro de primer equipo requerirá que Arizona llene un hueco significativo que puede ser medido de varios modos
PHOENIX -- La vida sin DeAndre Hopkins ha llegado para los Arizona Cardinals.
Han pasado casi dos semanas desde que se desprendieron del receptor abierto tres veces All-Pro de primer equipo, y durante ese tiempo, los Cardinals han trasladado su enfoque a seguir adelante con los jugadores que todavía tienen. No siempre fue el caso, de acuerdo al head coach Jonathan Gannon. Arizona pasó el receso de temporada, hasta el 26 de mayo, operando bajo la premisa de que Hopkins sería parte del equipo este año. Pero, "todos los factores que estaban en juego", condujeron a la decisión de Arizona de liberar a Hopkins, añadió Gannon.
"Simplemente sentimos que era lo mejor para el equipo jugar con los que tenemos", mencionó.
Ha pasado cerca de mes y medio desde que el gerente general de los Cardinals, Monti Ossenfort, declarara durante el draft de la NFL que "DeAndre es un Cardinal y seguimos adelante".
Aunque mucho va a cambiar ofensivamente para los Cardinals, el reciente status quo no se verá alterado demasiado. Hopkins no ha estado presente en el receso de campaña, entrenando por su cuenta en varios sitios dentro del país y Canadá, por lo que Arizona ha estado instalando una nueva ofensiva bajo el nuevo coordinador Drew Petzing sin que estuviera presente.
Aunque los Cardinals ahora tienen claridad respecto a la situación de Hopkins, siguen en busca de respuestas a un número de preguntas que ahora han urgido, principalmente, ¿cómo lucirá la ofensiva sin Hopkins sobre el campo?
Para comenzar, el esquema en el 2023 será nuevo y diferente en comparación a lo que jugaba Hopkins bajo el ex entrenador en jefe de los Cardinals, Kliff Kingsbury. No obstante, su impacto no siempre ocurrió con las X's y O's.
No tener a Hopkins requerirá de Arizona llenar un hueco significativo que puede ser medido de varios modos.
Primero, lo obvio: Con 6 pies y 1 pulgada, y 212 libras, Hopkins era una fuerza física sobre el emparrillado. No era necesariamente el receptor abierto más veloz, pero el modo en que emplea su cuerpo desde el posicionamiento hasta el control --especialmente en las laterales-- permitió a Hopkins desmarcarse de modo regular; se quedó con 32 recepciones cuando estaba considerado descubierto o muy descubierto el año pasado en nueve partidos, de acuerdo a NFL Next Gen Stats. Su comprensión del juego, ya sea para cortar una ruta o llevarla hasta el fin, o hallar los huecos con base a la lectura de los linebackers, agregó otra dimensión al juego de Hopkins. Luego, estaban sus manos tamaño XXXL que le ayudaron a atrapar, bueno, muchos pases. Ningún receptor abierto ha atrapado más balones que Hopkins (853) desde que llegó a la liga en el 2013.
Arizona estará perdiendo todo eso en un solo jugador, y esencialmente tendrá que reemplazar a Hopkins con dos receptores que vuelven respecto del año pasado: Marquise Brown y Rondale Moore.
Cada uno posee sus propias fortalezas, que combinadas podrían compensar por Hopkins, pero ninguno posee su tamaño. Brown, listado en 5 pies con 9 pulgadas, es más una amenaza vertical, con la velocidad para separarse de los backs defensivos --algo que Hopkins no hace con regularidad-- pero Brown no ha trabajado demasiado en áreas con tráfico ni el centro del campo. Moore, quien está listado en 5 pies con 7 pulgadas, podría ser usado como algo más que solo un jugador para poner en movimiento en fly sweeps, pantallas y jet sweeps. Podría ser un receptor con rutas de pase más definidas, lo que podría llevar a que mejore su total de 41 recepciones del año pasado.
Ambos podrían terminar con roles muy distintos: Brown podría sacarle la tapa a las defensivas, mientras que Moore podría aprovechar los espacios por debajo.
Una interrogante después de perder a Hopkins será ver quién alineará para los Cardinals como el receptor perimetral X, que fue el papel que desempeñó Hopkins el año pasado. Podría terminar siendo Brown --quien alineó por fuera en el 67 por ciento de sus rutas el año pasado, de acuerdo a NFL Next Gen Stats-- en la mayoría de ocasiones, pero no posee el tamaño tradicional para un receptor perimetral en la posición X.
Cuando se trata de ese receptor abierto con estilo de poste, Arizona podría terminar mirando al novato de tercera ronda Michael Wilson, quien mide 6 pies con 2 pulgadas, o los alas cerradas Zach Ertz (6 piues con 5 pulgadas) y Trey McBride (6 pies con 3 pulgadas). McBride, quien entra a su segunda campaña, posee un historial alineando por fuera de la formación en espacios abiertos durante su tiempo en Colorado State.
Los Cardinals también podrían recurrir a tipos como Greg Dortch, quien mide 5 pies con 7 pulgadas, o las nuevas adiciones Zach Pascal (6 pies con 2 pulgadas) y Auden Tate (6 pies con 5 pulgadas).
Gannon se ha declarado muy "complacido" con su grupo de receptores sin Hopkins, hasta el momento.
"Pienso que Drew Terrell [el coordinador de juego aéreo y coach de receptores de Arizona] y Whip [el especialista de juego aéreo, Spencer Whipple] están haciendo un trabajo excelente con esos chicos", describió Gannon. "Lo que hablamos con nuestros chicos es que, si se hacen de un nicho, los vamos a usar en ese rol, y nos gusta cómo están trabajando".
Más allá de quién esté sobre el campo, la ausencia de Hopkins se va a sentir.
Se responsabilizó por el 21.3 por ciento de las yardas en recepciones en los tres años pasados, pese a perderse los primeros seis encuentros de la temporada pasada mientras fue suspendido por violar la política de sustancias para alterar el desempeño de la NFL. Acumuló 717 yardas y tres touchdowns el año pasado en nueve encuentros, lo que fueron suficientes para liderar al equipo, y 8 yardas más que el total de Brown, con todo y que jugó tres partidos más.
La campaña pasada, Arizona anotó apenas .29 puntos por juego más con Hopkins sobre el campo cuando se compara a los juegos donde no jugó, de acuerdo a datos de ESPN Stats & Information. Con Hopkins sobre el campo, las yardas por acarreo de los Cardinals ascendieron .10, las yardas por pase por juego subieron por 68.3, sus yardas terrestres por juego subieron 26.8, y sus touchdowns por intento ascendieron en un .60 por ciento.
No obstante, los quarterbacks de Arizona promediaron .28 yardas netas más por intento de pase sin Hopkins, y el QBR de los pasadores fue más alto por 2.7 sin él sobre el campo.
No tener la opción de Hopkins, especialmente en situaciones cruciales --ocho de las 10 atrapadas de Hopkins en tercera oportunidad resultaron en primeros intentos el año pasado-- significa que el esquema de Petzing tendrá que crear pareos más específicos. podría ser similar a cómo Los Angeles Rams utilizan a Cooper Kupp con movimientos, formaciones y desprendimientos rápidos a las zonas cortas.
Como respuesta a no tener que enfrentar más a Hopkins, las defensivas podrían emplear planes de juego que incluyen una mayor dosis de coberturas con dos safeties en lo profundo del campo, o más coberturas personales. Equipos con esquineros que pueden correr con Brown podrían tratar de meter más hombres a la caja para desaparecer el ataque terrestre de Arizona.
"Con los tipos que tenemos en el equipo ahora, ellos presentan algunos retos alas defensivas gracias a sus habilidades", comentó Gannon. "... Así que solo es cerciorarnos de evaluar a los tipos que tenemos allá afuera ... dejando a los chicos en posición de hacer jugadas para nosotros y emplear sus herramientas de la mejor manera, pienso que estaremos bien".