Aunque existe un claro favorito después de la acción de este domingo, clubes de una división de la otra conferencia serán los que, seguramente, terminen por concretar el orden de selecciones
La lucha por el primer turno global, y la fantasía de que un draft puede cambiar el destino de una franquicia con el chasquido de los dedos, suele ser--casi-- tan emocionante como la luca por la postemporada.
Casi.
Este año, la pobreza de los equipos que se mantienen sobrepoblando en sótano de la NFL ha desembocado en una reñida competencia por el primer turno global.
Ojo, de ninguna manera estamos sugiriendo que los equipos de la NFL pierden partidos voluntariamente para mejorar su posición en el draft. Pero, está claro que gran parte de las desesperadas medidas que se toman a estas alturas del año, producen efecto nulo en mejorar a las organizaciones que ocupan los últimos sitios en las clasificaciones.
Los New York Giants son el ejemplo más claro. Pasaron, en cuestión de días, a tener a Daniel Jones como quarterback titular con un contrato de cuatro años y 40 millones de dólares anuales, a mandarlo al tercer puesto en el orden de plantilla --por detrás de Tommy DeVito, un agente libre no reclutado del 2023, y Drew Lock, quien va en su tercer equipo en los últimos cuatro años, luego de confirmarse como fiasco de segunda vuelta para los Denver Broncos en el Draft 2019 de la NFL-- a cortarlo en la semana.
DeVito inició el partido de la Semana 12 ante los Tampa Bay Buccaneers, y lo exhibido fue desastroso. Los Giants cayeron 30-7, DeVito no alcanzó las 200 yardas por pase, no consiguió touchdown y fue capturado cuatro veces, y la franquicia neoyorquina dejó su foja actual en 2-9, incluyendo un miserable 0-6 en casa.
"No es el quarterback", insistió ante reporteros Malik Nabers, el receptor abierto novato elegido en la pasada primera vuelta del draft, al término del partido de este domingo. "Mismo resultado que cuando teníamos a DJ [Daniel Jones] como quarterback. No es el quarterback".
La angustia debe ser alta en la organización de los Giants, con varios empleos en riesgo después de la más reciente vapuleada en contra. El gerente general Joe Schoen y el entrenador en jefe Brian Daboll deben sentirse con el agua hasta el cuello. Después de todos, ellos --como principales encargados de la toma de decisiones en el club-- desperdiciaron el turno N° 7 global del Draft 2022 en Evan Neal, optaron por entregar un contrato de 160 millones de dólares a Jones en marzo del año pasado en lugar de retener al corredor Saquon Barkley, y ahora decidieron comerse un cargo por dinero muerto de 47.1 millones de dólares para lo que resta de la actual temporada, y de 22.2 millones de dólares para la campaña del 2025 por la salida del quarterback.
¿Existe alguna explicación lógica para suponer que DeVito o Lock tienen mejor oportunidad de conducir a los Giants al triunfo que el quarterback que la organización tomó sexto global en el Draft 2019 y al que apostaron 160 millones de dólares apenas en marzo pasado? Por supuesto que no.
De nuevo, nadie en la organización de los Giants, comenzando por jugadores y entrenadores, va a arriesgar su trabajo perdiendo partidos voluntariamente, pero la salida de Jones solo debilita más a una plantilla que ya estaba entre las peores de la liga. Se debió, sobre todo, a la sustracción de una posible distracción en el vestidor y el terreno de juego, luego de la pérdida del puesto titular para Jones. Competitivamente, sin embargo, cortar a Jones no ayuda en lo absoluto a mejorar la calidad del producto sobre el terreno de juego.
Empatados con los Giants en victorias durante lo que va de la campaña regular, se hallan Las Vegas Raiders, con idéntico registro de 2-9. Como los neoyorquinos, los Raiders realizaron un movimiento rimbombante a media temporada, diseñado para sustraer una distracción del interior del club, pero debilitando significativamente la plantilla en el proceso.
A mediados de octubre, el receptor abierto Davante Adams fue traspasado a los New York Jets a cambio de un turno condicional de tercera ronda del Draft 2025. El problema es que los Raiders han perdido cinco al hilo desde entonces, incluyendo un revés hoy, por 291-9, ante los Broncos, como parte de una racha perdedora que ya abarca siete descalabros en fila. Durante este tiempo, Las Vegas solo ha podido superar los 20 puntos anotados en una ocasión.
¿Cuánto puede beneficiar a Las Vegas --armado con la dupla de quarterbacks de menor nivel en la NFL, con Gardner Minshew y Aidan O'Connell, quienes se han repartido todos los inicios para los Raiders en el año-- la venta a media temporada de Adams? Nada en lo absoluto. ¿A partir del 2025? Puede ser, solo si esa selección recibida es bien invertida, en su momento.
El punto es que, también en Las Vegas, hay razones para sentir angustia por la seguridad laboral. El peso del mensaje del head coach Antonio Pierce, quien recibió el título de interino a inicios de noviembre pasado, cuando el propietario de los Raiders, Mark Davis, despidió a Josh McDaniels, se ha esfumado.
Los Raiders sumaron, incluso, al quarterback Desmond Ridder a su plantilla con la temporada en proceso, luego de una lesión a O'Connell. Pero, Ridder ofrece prácticamente nada en términos de convertirse en respuesta. O, ¿por qué creen que engrosaba la fila de los desempleados, luego de iniciar 13 partidos para los Atlanta Falcons el año pasado?
Los Raiders han perdido el norte y son un barco a la deriva. No tienen en plantilla a quien debe ser su quarterback en el 2025, y tampoco pueden presumir de gran profundidad en múltiples posiciones del plantel. Arrancar el partido, ofensivamente, con un balón suelto de Minshew es sintomático de la disfuncionalidad que reina en la organización de Davis. Las llamadas de S.O.S. pueden escucharse a millas de distancia, y por ello no pesaba realmente la salida de Adams. Sin embargo, no debe caber duda que ese traspaso debilitó de inmediato a un equipo de por sí vulnerable.
El tercer equipo estancado en foja de 2-9 son los Jacksonville Jaguars. Como en el caso de los dos equipos mencionados previamente, no hay ninguna garantía de continuidad laboral, particularmente para el head coach Doug Pederson.
En el caso de los Jaguars, el retroceso de Trevor Lawrence, primer recluta global del Draft 2021 ha sido alarmante. Su suplente, Mac Jones, un recluta de primera ronda de ese mismo año, pero para los New England Patriots en el turno N° 15, ha lucido todavía peor.
Jacksonville no ha hecho movimientos obvios de ondear banderas blancas, como Giants o Raiders, pero no son pocos los reportes mediáticos que sugieren una fractura en el vestidor con Pederson. Hasta antes de la Semana 12 --cuando los Jaguars tuvieron su jornada de descanso--, el Football Power Index de ESPN daba a los Giants la mejor probabilidad de obtener el primer turno del próximo draft, con un 19.2 por ciento. Los Jags aparecían terceros, con un 163 por ciento, y los Raiders quintos, con un 11.7 por ciento.
Aquí es donde hay que hablar, también, de los Patriots y Tennessee Titans.
New England se vio arrollado por los Miami Dolphins, dejando su récord en 3-9. Los Titans, mientras tanto, entregaron una pequeña sorpresa, superando a los Houston Texans por 32-27, para asegurar su cuarto descalabro en sus últimos seis partidos. Tennessee está con registro de 3-8, junto con otros tres clubes: Cleveland Browns Jets y Carolina Panthers, éste último, el peor equipo del año pasado.
De modo realista, hay que suponer que cualquier de estas organizaciones puede perder los partidos suficientes --involuntariamente, reiteramos-- para asegurarse el primer turno global. Carolina, sin embargo, ha experimentado una leve mejoría recientemente. Empujaron a los Kansas City Chiefs hasta el límite, antes de caer por primera ocasión en sus últimas tres salidas. Al menos, la flecha apunta hacia arriba.
Cleveland dio una campanada el jueves por la noche, imponiéndose bajo una pesada nevada a los Pittsburgh Steelers. El quarterback Jameis Winston sigue aclimatándose a los controles, luego de la lesión de Deshaun Watson, pero los Browns también parecían haberse dado por vencidos en la campaña, en algún punto, cuando traspasaron al receptor abierto Amari Cooper a los Buffalo Bills, el mismo día que Adams cambió de club. El head coach de Cleveland, Kevin Stefanski, insistía, semana a semana, que se mantenía con Watson en los controles, a pesar de que era el peor quarterback de la NFL en la métrica de Total QBR. Solo una lesión pudo retirarlo de la alineación, y los Browns han ganado dos partidos desde entonces. Acá, la flecha también apunta en la dirección correcta.
Finalmente, están los Jets, donde Adams se unió al combinado "amigos de Aaron Rodgers", solo para seguir entre los equipos del fondo de la clasificación de la NFL. Los Jets despidieron en la semana pasada a su gerente general Joe Douglas, un cese que llegó aproximadamente un mes después de que se despidiera al head coach Robert Saleh.
Está de más decir que, una vez más, los movimientos de desesperación por parte del propietario, Woody Johnson, han redituado solamente en más derrotas.
Entonces, ¿para quién será el primer turno global del próximo draft de la NFL? Después de lo visto este domingo, hay que seguir con la convicción de los Giants ocupan el asiento del piloto. Pero, realmente será la AFC Sur la que pesará más en la determinación del orden de los primeros cinco turnos.
¿Por qué?
Los Titans tienen dos duelos pendientes ante Jaguars y uno ante Texans en su calendario. Los Raiders también esperan un partido pendiente ante Jacksonville, y además de los encuentros mencionados, hay que notar un compromiso por disputarse entre Jaguars y Jets, todavía. Dependiendo de cómo se combinen los resultados de esos encuentros, sabremos si los Giants siguen el curso hacia el primer turno global, o lo pierden en el proceso. Si los equipos de la AFC Sur reparten victorias en todos esos partidos pendientes, crecerán las probabilidades de los Giants de meterse ese primer turno global a la bolsa. Pero, si la balanza de esos partidos pendientes desfavorece dramáticamente a uno de esos clubes, arrebatarán la etiqueta de "favorito" a los neoyorquinos.