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Carolina desafía bajas expectativas del arranque de la temporada

“No hay manera…” es el inicio de una frase célebre que hiciera popular nuestro compañero Mauricio Pedroza hace tres años durante las transmisiones de "NFL Semanal". Se refiere a las pocas expectativas de un equipo para ganar un partido en la NFL. No tardamos mucho en aprender que si alguna liga profesional es imprevisible, es la NFL. Y no sólo se aplica a resultados, sino también a prever el desempeño de un equipo a lo largo de una temporada.

No hay manera…eso fue lo que pensé de las Panteras de Carolina cuando se dio la noticia de la lesión de Kelvin Benjamin durante la pretemporada. Benjamin representó el 41 por ciento de los touchdowns por pase de Cam Newton. Era el único receptor que atraía la atención de los coordinadores defensivos rivales, creando espacios para Greg Olsen y facilitando el ataque terrestre. Sin Benjamin, sin DeAngelo Williams, y sin ninguna contratación de impacto, parecía que Cam Newton, un QB de técnica tendría pocos argumentos ofensivos. No había manera de que ganaran su división. Las cosas han sido diferentes.

Dicen que no hay mal que por bien no venga. Nadie le desea una lesión a nadie, pero sin Kelvin Benjamin la ofensiva de Carolina ha tenido que buscar maneras diferentes de atacar. Carolina es uno de sólo cinco equipos que corren más de lo que pasan (Seattle, Tennessee, KC), y lo hacen detrás de una línea ofensiva parchada que este año está jugando a un buen nivel. Son la ofensiva terrestre N° 1 en la liga. Las estadísticas de pase de Cam Newton no son buenas en general. Su índice de pasador es de sólo 78.4, siendo el N° 28 entre los QBs de la NFL. Tampoco su TotalQBR, este que incluye su impacto como corredor, es bueno. Es tan sólo el 49.6, N° 21 en general. Pero la estadística que a fin de cuentas vale, es la de triunfos y derrotas. En esa, el equipo de Cam está 6-0.

La defensiva de Carolina cuenta con los dos linebackers más dinámicos de la liga en Luke Kuechly y Thomas Davis, tackles defensivos inamovibles y a Josh Norman, quien es el esquinero que mejores resultados ha dado en la NFL. Un equipo que puede establecer el juego por tierra y que juega bien a la defensiva siempre tiene posibilidades. Mike Shula, el coordinador ofensivo del equipo, está elaborando excelentes planes de juego ofensivos para aprovechar las cualidades de Newton quien tiene cuatro de los siete touchdowns por tierra de las Panteras. En 2014, después de siete semanas, eran un equipo que trataba de lanzar cuando no tenían ni la protección ni los receptores para hacerlo. Lo hacían el 60 por ciento de sus jugadas. Este año, con una ofensiva terrestre basada en la habilidad de Newton y el poder de Jon Stewart, han anotado más. En 2014, tenían cuatro touchdowns por tierra y 12 por aire después de siete semanas, y un registro de 3-3. Este año tienen siete por tierra y nueve por pase. Lo más importante, están jugando el estilo de juego que define a Ron Rivera, su entrenador.

La pregunta no es qué si califican o no. Juegan en una división floja y sus rivales fuera de división son la NFC Este y la AFC Sur. La pregunta es qué tan lejos llegarán en postemporada. El año pasado perdieron en el playoff divisional en Seattle. Este año, quizás con la excepción de Arizona y Minnesota, ambos calificando hasta el momento, habrán enfrentado en temporada regular a sus rivales de postemporada. Les quedan partidos contra Green Bay, Atlanta (2) y Gigantes. También Dallas si repuntan con el regreso de Tony Romo.

En mi cuenta de Twitter, le pedí a mis seguidores que sugirieran temas para este espacio. Hubo excelente respuesta. Los más solicitados, en este orden, piden que hable de Dallas, Indianápolis, Baltimore y Raiders, temas que voy a tocar. Hubo otros acerca de la carencia de mariscales de campo en la NFL, los puntos extras fallados, Filadelfia y Nueva Inglaterra sobre los cuales abordé en otras columnas. Otros que fueron sugeridos, y que consideraré para el futuro, incluirán a Miami, Buffalo y los Jets.

También he escrito antes acerca de la situación de los Potros en Indianápolis, incluyendo la nota de la semana pasada. La respuesta es muy sencilla. En la NFL los partidos se ganan en las trincheras. Cuando un equipo es dominado en la línea de golpeo tiene pocas posibilidades de ganar. En Indy, tienen a un gerente general francamente incompetente en Ryan Grigson. Andrew Luck es un QB de gran nivel a pesar de los problemas de esta temporada. No sólo lo digo yo, lo dicen expertos en la posición de QB como Jon Gruden, Ron Jaworski, Trent Difler y Steve Young. Luck ha sido el pasador más golpeado en la NFL desde que ingresó a la liga y Grigson no ha hecho nada por resolver la situación. En cambio, cedió una primera selección a Cleveland por Trent Richardson y este año seleccionó a Phillip Dorsett quien no ha sido factor en la ofensiva. Mientras tanto, Luck sigue corriendo por su vida. Sufrió una lesión que le costó dos partidos y parece estar jugando sin haberse recuperado. Contra Nueva Orleans sus pases no tenían la potencia, toque y precisión que lo caracterizan.

A la defensiva, vimos como un equipo que raramente corre, como es el de Nueva Orleans, desplazó una y otra vez a la línea defensiva de los Potros, la cual cuenta con dos jugadores novatos que seleccionó Grigson. Lo más triste de Indy es que da la impresión de que Chuck Pagano, un buen entrenador, perdió ya al vestidor. A menos de que repunten dramáticamente, todo parece indicar que viene una limpia por parte del dueño Jim Irsay.

Respecto a Greg Hardy, es una vergüenza que sea miembro de este equipo y que esté jugando en la NFL. Es un delincuente que fue declarado culpable. Apeló su caso y durante el juicio de apelación compró el silencia de su novia, a la cual había agredido. El caso fue desechado y aplicó para su restitución. Si el altercado que vimos el domingo es una indicación, Hardy podría convertirse en un Cáncer dentro del equipo.

Respecto al desempeño del equipo, el decline se debe a tres factores en este orden de importancia: 1) la ausencia de Dez Bryant, 2) la ausencia de Tony Romo y 3) la falta de ataque terrestre. Sin Dez en la alineación, el mejor receptor del equipo es Jason Witten. Entre los receptores, Cole Beasley y Trent Williams tienen sólo 22 y 18 recepciones respectivamente. Ninguno de ellos requiere atención especial de las defensivas rivales, las cuales se han enfocado más a defender el ataque terrestre. Con Dez Bryant en la alineación, Dallas tendría mayor proyección ofensiva tanto en el juego de pase como en el juego por tierra. Aun Brandon Weeden, con sus limitaciones leyendo defensivas rivales, habría tenido mejor desempeño. El problema es que la lesión de Dez es seria. De volver antes de ocho semanas, correría el riesgo de volverse a fracturar el pie y quedaría fuera hasta el año próximo. Es posible que ocho semanas no sean suficientes.

El regreso de Romo definitivamente ayudaría. Los que leen esta columna y siguen "NFL Semanal" y "NFL Live" saben que siempre he sido fan de Romo, pero contra Filadelfia en la segunda semana, sin Dez, Romo tuvo problemas completando 18 de 27 intentos para 195 yardas sin touchdown. Sufrió también tres capturas. Tener a Dez al 100 por ciento es la clave para Dallas.

La situación de Baltimore es una combinación de factores. El primero es que dos jugadores con los que contaban, Terrell Suggs a la defensiva, y Breshad Perriman a la ofensiva han estado ausentes. En el caso de Suggs, jugó hasta el último cuarto del partido contra Denver. Sin Suggs, Baltimore se ha visto forzado a cargar para generar presión sobre los QBs, lo cual ha dejado desprotegida a una defensiva secundaria que ha sufrido bajas, sobre todo en la posición de safety. Sin Perriman, no tienen un receptor capaz de estirar las defensivas rivales. El segundo factor, y quizás el más alarmante para John Harbaugh, son los lapsos mentales que han propiciado descuidos en coberturas y castigos en situaciones críticas.

En otras ocasiones simplemente han tenido mala suerte. Doy como ejemplo los dos últimos partidos. Contra San Francisco, Justin Tucker, quizás el mejor pateador hoy en día en la NFL, se resbaló cuando se levantó un trozo enorme de pasto en su pie de apoyo. Falló su intento de gol de campo el cual les hubiera dado la oportunidad de ganar con otro gol de campo al final. Contra Arizona, tuvieron un castigo inmerecido en la primera serie ofensiva cuando los árbitros anularon una recepción de John Urschel, porque supuestamente no se había reportado como receptor elegible, cuando las cámaras claramente indicaron que sí lo había hecho. En otra instancia, les marcaron un balón suelto hacia el final del primer tiempo en una jugada dudosa, pero no hubo una repetición irrefutable para cambiar la decisión de los árbitros. Después, al final, en la serie ofensiva en la que buscaban empatar, dejaron de funcionar los audífonos de los entrenadores y no podían comunicar las jugadas (no sólo pasa con los Pats). Recibieron un castigo por apresurar una de esas jugadas.

Los Cuervos son competitivos porque tienen una buena línea ofensiva, un buen QB, un buen receptor, un buen corredor y siete frontales defensivos sólidos. Esto además de contar con uno de los mejores entrenadores de la NFL en John Harbaugh.

La Nación Raider es fiel, leal y apasionada. Desde 2002, no han tenido razón para celebrar a una franquicia que fue de las más exitosas por varias décadas. Hay motivos para estar entusiasmados. Derek Carr cada vez juega mejor y se perfila como el QB que han estado esperando desde que salió Rich Gannon. Siete jugadores tienen touchdowns esta temporada, lo cual es señal de la madurez ofensiva que está alcanzado Carr quien tiene a dos receptores que se complementan perfectamente, Amari Cooper con las trayectorias profundas y Michael Crabtree con los pases intermedios y cortos. Cuentan con un corredor sólido en Latavius Murray y el mejor FB de la NFL en Marcel Reece. Defensivamente falta todavía la capacidad de presionar al QB. Esto ha causado que tengan la peor defensiva de pase en la NFL en yardas permitidas.

Los Raiders, a diferencia de otras temporadas, están ganando los partidos que tienen que ganar. Su marca de 3-3 los pone en la Semana 7 como el séptimo mejor equipo en la conferencia, empatado con Miami. Esta semana tienen una gran oportunidad de colocarse en el sexto puesto con una victoria ante Jets combinada con una derrota de Miami en Nueva Inglaterra. Para dar el siguiente paso tienen que ganar este tipo de partidos contra rivales de buen nivel. No lo pudieron hacer en las dos otras oportunidades que tuvieron contra Cincinnati y Denver. Una victoria ante Jets podría ser el parteaguas que han estado buscando por años.