TEMPE -- El currículo de preparatoria de Kyler Murray es leyenda de fútbol americano en Texas.
Cuarenta y dos triunfos. Cero derrotas. Tres campeonatos estatales al hilo. Tres designaciones como Jugador Más Valioso en partidos de campeonato. Jugador del Año Gatorade.
"Es increíble", dijo Tom Westerberg, coach de Murray en la Allen High School. "Jugamos en la clasificación más alta del estado de Texas, y saber que pudimos irnos invictos tres veces con él, es increíble".
¿Increíble? Sí. ¿Inaudito? Sí, ¿Algo nuevo? No.
Murray, el quarterback seleccionado N° 1 global en el draft de la NFL del mes pasado por los Arizona Cardinals, no empezó ganando cuando transfirió a Allen antes de su segundo año. Para entonces, lo había estado haciendo por años. Es lo único que ha estado haciendo, y lo ha hecho a cualquier nivel. Ahora se une a un equipo de los Cardinals que finalizó con marca de 3-13 la temporada pasada y que ha llegado a los playoffs solamente cuatro veces en el milenio.
Especial desde el principio
Kyle Nelson era parte del consejo de la Lewisville Football Association en el 2002 cuando un amigo le dijo que observara a uno de los chicos del equipo de bandera de entre 5 y 6 años. Nelson, era entendible, no estaba interesado.
Luego vio a Murray --un niño de 5 años de edad-- anotar cinco touchdowns en la primera mitad.
"Me quedé, 'Vaya, este chico es algo especial'", dijo Nelson, ahora presidente de la liga. "Solo recuerdo verlo dominar prácticamente ese juego a los 5 años de edad".
Murray dominó en la Lewisville Football Association por los siguientes siete años, perdiendo solamente un partido, según recuerda Nelson, y ganando seis títulos de la liga de siete posibles. Y Murray lo hizo a menudo contra chicos de mayor edad. Gracias a que su cumpleaños es en agosto, Murray siempre estaba entre los más jóvenes en su generación.
Nelson vio de primera mano lo duro que era vencer a Murray: dirigió al equipo entregó a Murray lo que se cree fue su única derrota en el fútbol americano infantil, en el 2006, cuando Murray tenía 9.
"Fue un asunto grande cuando ocurrió", dijo Nelson. "He estado haciendo esto 19, 20 años ahora. Es el mejor jugador de fútbol americano infantil que he visto. Sin duda".
Para el momento en que Murray finalmente saltó al campo para la Huffines Middle School, su reputación le precedía. Dick Olin, entonces head coach para Lewisville, instaló una versión elemental del sistema ofensivo de la preparatoria, que era en esencia una variante de la 'Air Raid', para que Murray corriera.
No le tomó mucho tiempo a Murray aprender la ofensiva, dijo Heath Naragon, su coach en el octavo grado para Huffines, así que volvía con Olin y recibía otra parte del libro de jugadas para instalar. Murray lo absorbía y Naragon regresaba a Olin. Llegó al punto en el que el equipo de octavo grado de Murray estaba ejecutando una ofensiva más compleja que el menor de la preparatoria, aunque no tan complicado como el mayor de la preparatoria.
"Era muy conocedor", explica Naragon. "´He estado haciendo esto, no lo sé, 11 años ahora, y nunca he visto a alguien así".
Se tradujo en dominio absoluto sobre el campo. Huffines perdió una vez en esa temporada, en las semifinales de nivel secundaria... porque Murray se perdió el partido gracias a una lesión en el hombro.
Lo que destacó para Naragon más allá de la potencia en el brazo de Murray, que se creía era mejor que el 99 por ciento de los quarterbacks de preparatoria en Texas desde que estaba en el séptimo grado, era la compostura de Murray.
"No siente pánico", estima Naragon. "Nada le afecta realmente".
¿El mejor de Texas?
Por bueno que se vio Murray en el octavo grado, fue todavía mejor en el noveno. Comenzó a mostrar un entendimiento avanzado del esquema aéreo de Olin luego de haber estado en él durante un año, y en esa temporada, empezó a adueñarse de él.
Sonny Dack, coach de corredores del equipo mayor de preparatoria, ayudó a Olin y Naragon dirigir el equipo de novatos. vio a Murray comenzar a exigir responsabilidad de sus compañeros, ya sea la línea ofensiva, corredores o receptores abiertos. Le hacía saber a sus receptores si las rutas no eran precisas, o les ayudaba a determinar porqué dejaban caer un pase. Murray tenía una naturaleza alentadora cuando se trataba de charlar con sus compañeros. Empezó a ejecutar partes de la ofensiva desde la línea de golpeo. Llamaba los audibles para entrar o salir de una jugada.
"Sabía lo que todos debían estar haciendo, y él esperaba que todos lo hicieran a la perfección", recuerda Dack. "Cumplió y más cuando llegó al noveno grado".
Nadie podía encontrar el modo de detenerlo, dijo Olin. Y la estatura de Murray nunca importó.
"Todos me dijeron, eres demasiado pequeño", expresó Murray, quien está listado hoy en 5 pies con 10 pulgadas. "Simplemente aprendes a lidiar con eso".
Olin, quien mantiene una relación cercana con Murray --eventualmente lo llevó a una visita a Texas Tech, donde dirigía Kliff Kingsbury-- fue despedido después del año escolar 2011-12. Murray transfirió a Allen High School, donde el resto, como dicen, es historia. Literalmente hablando.
Para cuando concluyó la preparatoria, Murray se había establecido firmemente como el mejor quarterback de preparatoria que jamás había visto el estado de Texas.
Murray dominó a su competencia, lanzando para 10,386 yardas y 117 touchdowns, al tiempo que corrió para 4,129 yardas y 69 touchdowns. Su última temporada fue una actuación de 4,713 yardas y 54 touchdowns, ganándose el prestigioso rating de cinco estrellas de todos los servicios de reclutamiento de renombre.
"Nunca había visto a alguien como él", dijo Olin. "Kyler fue el mejor que haya visto y eso que estuvo rodeado de algunos de los buenos".
Cuando finalmente obtuvo su oportunidad en la universidad, retomó donde se había quedado. Murray se fue con marca de 12-2 en el 2018, su única campaña como titular en Oklahoma, y ganó el trofeo Heisman luego de lanzar para 4,361 yardas con 42 touchdowns y siete intercepciones. También corrió para 1,001 yardas y 12 touchdowns más.
La siguiente prueba
Murray llega a la NFL con bastantes reconocimientos, pero una difícil prueba por delante. Arizona no ha llegado a los playoffs desde el 2015, que también fue la última ocasión en que quedaron con marca ganadora. A Murray se le encargará hacer resurgir a una ofensiva que fue una de las peores la temporada pasada.
La leyenda de Murray como jugador de preparatoria es conocida por algunos en su nueva organización. El receptor abierto, también novato, Hakeem Butler --quien asistió a la preparatoria en Houston-- había escuchado hablar del chico que se responsabilizó por unos 25 touchdowns en sus primeros cuatro partidos.
"Yo estaba como, 'Nah, este chico no es humano'", recuerda Butler.
incluso Kingsbury, quien brilló para la New Braunfels High School afuera de San Antonio y que es miembro del Texas High School Football Hall of Fame, no podía explicarse cómo era ser un estelar del calibre de Murray en Texas.
"No puedo. Nunca he visto a uno, a una estrella tan grande", admitió Kingsbury. "Era el mejor jugador en haber pasado por el estado. Cuando hablas de una marca [de 42-0] y todos los récords que quebró y cosas de esa naturaleza, no tengo idea de lo que se siente".