Twitter: @IvisAburto
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Dicen que “percepción es realidad” y los números parecen comprobar la frase cuando se trata de los Dallas Cowboys.
Si de algo se acusa semana a semana a los Cowboys, principalmente al coach Jason Garrett, es de ser timoratos en momentos clave y para sorpresa de nadie, lo hicieron evidente ante los New England Patriots.
Quizá esa inseguridad es la que impide a Dak Prescott terminar de cuajar como quarterback de élite en la NFL y realmente mostrar que merece el contrato millonario que busca.
Los Cowboys llegaron a Foxborough con la misión de lograr un triunfo que no sólo robusteciera su récord sino que, al mismo tiempo, los elevara al siguiente nivel para ser considerados serios contendientes al título de la NFC con una victoria en casa del actual campeón y candidato perene a ganar el Super Bowl.
Esos partidos deben enfrentarse con carácter, como lo hizo la defensiva de Dallas, que, si bien tenía enfrente a la versión ofensiva quizá más discreta que han tenido los Patriots con Tom Brady, hizo su trabajo al mantener el duelo al alcance de los Cowboys.
La ofensiva de Dallas tenía enfrente a una defensiva que carga con el peso de todo los Patriots, pero Prescott y compañía tuvieron sus oportunidades, pero, el temor a no trascender o a hacer más decorosa la derrota volvió a adueñarse de los Cowboys al ataque.
En la actual campaña, los Cowboys se la han jugado en cuarta oportunidad en seis ocasiones y sólo han convertido una.
La falla en la ejecución no es responsabilidad de Garrett sino de los jugadores, pero la inseguridad que se transmite desde la banca puede ser la responsable de tal grado de ineficiencia en momentos clave.
Esa inseguridad llevó a los Cowboys a prácticamente darse por vencidos en los minutos finales del duelo en New England.
Con 6:08 por jugar en el último cuarto y abajo por siete puntos, los Cowboys enfrentaron una cuarta oportunidad y siete yardas para el primero y gol desde la yarda 11 de los Patriots. Llegaron a ese punto gracias a un pase de 47 yardas de Prescott a Randall Cobb y a un castigo que les dio cinco yardas más.
Tras llegar a la yarda 14 de New England, los Cowboys avanzaron sólo tres yardas en primera oportunidad, Prescott lanzó dos pases incompletos y decidieron ir por el gol de campo que los acercó 13-9 en la pizarra.
De acuerdo a ESPN Stats & Information, la probabilidad de victoria indicaba que valía la pena jugársela en cuarta, aunque no hacerlo tampoco marcaría gran diferencia. De haber ido por el primero y gol o el touchdown, los Cowboys hubieran tenido probabilidad de 18.8 por ciento de vencer a los Patriots. Con el gol de campo, esa cifra fue de 16.7 por ciento.
Si bien las probabilidades estaban en su contra, Garrett pudo tomar la decisión de jugársela en cuarta oportunidad y enviar un mensaje de confianza a su equipo. De fallar, habría obligado a la ofensiva de los Patriots a iniciar su ataque muy adentro en su territorio y obligado a que despejaran y así ganar la batalla en la posición de campo, al darle a Prescott y compañía la posibilidad de iniciar su siguiente ataque alrededor del medio campo.
Aunque su defensiva frenó a Brady y compañía, el ataque de los Cowboys tuvo que iniciar su siguiente serie ofensiva en su propia yarda 9 y sólo avanzaron 16 yardas.
Si bien frenaron de nueva cuenta a los Patriots con sólo un segundo en el reloj, Dallas tuvo que ejecutar su última jugada en su yarda 15.
El temor de no empeorar la derrota hizo ver peor a Garrett y a su equipo.
El problema es que, cuando deciden jugársela, los Cowboys no son nada eficientes.
En la actual temporada, los Cowboys han enfrentado dos conversiones de cuarta en zona roja y abajo por siete puntos, como sucedió ante Patriots, y en ambas se han ido con las manos vacías, de acuerdo a ESPN Stats & Information.
Al ver a otros quarterbacks y la decisión que tienen sus coaches en momentos clave, como por ejemplo sucede en Green Bay, San Francisco, Baltimore, New England, es claro que no hay confianza entre la banca de los Cowboys y su ataque en el campo.
Prescott ha demostrado tener el talento necesario para jugar a un alto nivel en la NFL, pero el quarterback no termina de dar el paso definitivo en su desarrollo.
El obstáculo quizá tenga nombre y apellido y esa figura es el actual coach de los Cowboys.