Antes de que Robbie Gould conectara el gol de campo del triunfo en New Orleans, los San Francisco 49ers ya habían mandado el mensaje fuerte y claro: son el equipo a vencer en la NFC.
Incluso, el mensaje se pudo captar una semana antes desde Baltimore.
No se trata sólo del resultado en sí. Se trata de todo lo que los 49ers mostraron en la victoria sobre los New Orleans Saints y en la derrota ante los Baltimore Ravens en duelos contrastantes en su desarrollo y hasta en las condiciones bajo las cuales se disputaron.
Los 49ers llegaron a sus encuentros en Baltimore y New Orleans con la tarea de hacer valer la etiqueta de contendiente que construyeron en las primeras 12 semanas del calendario regular y lo lograron, aunque no faltó quien adelantó un posible colapso tras caer ante Lamar Jackson y compañía y tener que enfrentar a Drew Brees y su poderoso ataque la semana siguiente.
Los 49ers fueron los últimos en perder el invicto en la actual temporada y labraron su camino hacia el club de serios contendientes para ganar el Super Bowl con una identidad definida: un sólido ataque terrestre y una defensiva agobiante.
Con estas cualidades, San Francisco viajó a Baltimore y bajo un clima frío y lluvioso y una afición hostil, llevó a los Ravens a decidir hasta el último segundo un juego en el que la diferencia, y no por mucho, fue Lamar Jackson y su habilidad para correr desde la bolsa de protección.
No hay victorias morales, pero sí formas de perder y en Baltimore, los 49ers mostraron, de visita, que podían competirle al mejor equipo de la AFC y quizá de la NFL.
Una semana después, Jimmy Garoppolo, Nick Bosa y compañía debían hacer otro viaje al otro lado del país, a New Orleans, donde los esperaba un rival con otras características.
Los 49ers tomaron el reto pese a tener que hacer a un lado su identidad.
Como acostumbra, Brees obligó al quarterback rival a batirse en un duelo aéreo y Garoppolo aceptó el reto, a su manera, con un estilo menos espectacular, pero que resultó efectivo.
Garoppolo lanzó para 349 yardas, su segundo total más alto de la temporada, y cuatro touchdowns y con 53 segundos en el reloj, comandó la serie con la que preparó el gol de campo del triunfo de Gould en la última acción del partido.
Quizá la próxima vez que los 49ers lo necesiten le resultará más complicado a Garoppolo tener una actuación similar, pero el quarterback demostró que se puede confiar en él para remontar situaciones comprometidas si es necesario.
Y Garoppolo lo hizo sin ser un quarterback espectacular.
En la actual campaña, Garoppolo ha lanzado sólo 24 pases de 20 o más yardas (número 29 en esa categoría entre quarterbacks calificados), pero ha completado 16 de ellos para un porcentaje de eficiencia de 67 por ciento, el mejor en la NFL, de acuerdo a ESPN Stats & Information. Dak Prescott es segundo con 48 por ciento de efectividad.
Estas cifras reflejan que, con su sólido ataque en el juego terrestre, los 49ers no sienten la necesidad de arriesgar, aunque Garoppolo ha dado resultados positivos cuando se lo piden.
De sus 24 pases profundos, siete han sido para touchdown y dos interceptados. El porcentaje de envíos de anotación (29 por ciento) de Garoppolo en estas jugadas es el más alto en la liga.
Un juego como el que tuvieron ante los Saints, regularmente resulta en derrota para equipos de las características de los 49ers, que no están construidos para remontar déficits de 13 puntos ni para enfrascarse en intercambios de touchdowns sino para crear y conservar ventajas en el marcador con base en el dominio defensivo y del tiempo de posesión.
Que Garoppolo y la ofensiva hayan mostrado explosividad es buena noticia para los 49ers, que ahora saben que pueden ganar cuando Garoppolo es retado a lanzar y, además, de visita.
El siguiente reto es superar también a un enemigo invisible, las lesiones, que le quitará jugadores clave las próximas semanas a los 49ers.
Por lo pronto, San Francisco jugó bien en Baltimore y quedó muy cerca de llevarse la victoria y el triunfo en New Orleans confirmó que los 49ers pueden ganar donde sea, como sea y lo más importante, vencer a cualquiera.