INDIANAPOLIS -- Todo lo que Philip Rivers quería era una oportunidad para jugar una temporada más en la NFL.
Así que cuando los Indianapolis Colts se la dieron, el ocho veces seleccionado al Pro Bowl la tomó.
Rivers terminó oficialmente su periodo de 16 años con Los Angeles Chargers el sábado cuando firmó el contrato por 25 millones de dólares que acordó hace apenas unos días.
“Sigo amando jugar y sé que puedo hacerlo en cualquier nivel”, comentó Rivers en una conferencia telefónica, reconociendo que estaba listo para alejarse del fútbol americano si no recibía ninguna oferta. “Fue una de esas cosas en las que dije que, si no había nada allá afuera, entonces esa era mi respuesta. Pero si hay una oportunidad con un equipo... terminé estando con esta organización y eso hizo las cosas mucho más emocionantes”.
Rivers, de 38 años, siente que todavía tiene mucho que ofrecer incluso después de una de sus peores temporadas.
Lazó 23 pases de anotación, su menor cantidad desde 2007, y 20 intercepciones, igualando la segunda suma más alta de su carrera. Mientras que algunos señalaron que los problemas se debieron a una deficiente línea ofensiva o a Rivers intentando hacer demasiado para impulsar a los Chargers al final de los juegos, otros señalaron que sus habilidades se deterioraban rápidamente.
Ahora, con un nuevo comienzo, un sólido juego terrestre y una de las mejores líneas ofensivas de la liga, Rivers insiste en que les demostrará a sus críticos que estaban equivocados.
“Me siento increíble y siento que lo estoy el próximo año entonces estaré emocionado de seguir, dependiendo de cómo se sienta el equipo”, comentó Rivers. “Quiero entrenar a mi hijo mayor. Tengo dos hijos, de 12 y 8 años, así que tengo algo de tiempo. No creo que me verán en un rango de Tom Brady, pero me siento bien y siento que puedo ayudar al equipo a ganar un campeonato”.
Rivers sospechaba que se dirigía a su primera incursión en la agencia libre cuando, entre lágrimas, dijo a los reporteros al final de la temporada que no renunciaría. En febrero, los Chargers lo hicieron oficial al anunciar que las dos partes acordaron tomar caminos diferentes.
Así que Rivers, su esposa y sus nueve hijos se mudaron al noroeste de Florida y contemplaron sus opciones. Sí, consideró iniciar con su deseada carrera de entrenador, incluso cuando había rumores sobre posibles equipos que lo querrían.
Pero Rivers decidió que quería seguir jugando.