Josh Allen tuvo un mal partido por aire, pero el juego terrestre y la defensiva llevaron al triunfo a los Bills
ORCHARD PARK -- Rara vez se escucha a un mariscal de campo desear que el pateador del equipo haya estado en el campo con más frecuencia. Pero para los Buffalo Bills, han sido dos juegos sin una patada de despeje de Matt Haack, algo que no se ha hecho desde los Pittsburgh Steelers de 2004.
“Ojalá [Haack] hubiera despejado tres veces esta noche. Obviamente, queremos terminar cada avance con un despeje, un gol de campo o una patada, sea lo que sea, asegurándonos de que nos aferremos al balón ", reflexionó el mariscal de campo Josh Allen, refiriéndose a tres series de Buffalo que terminaron en intercepciones contra los Atlanta Falcons el domingo.
A pesar de las pérdidas de balón, los Bills ganaron 29-15 y se aseguraron un lugar en los playoffs, gracias a una derrota de los Baltimore Ravens ante Los Angeles Rams.
Como Allen la describió, la victoria no fue necesariamente "bonita", siendo estáticamente uno de los peores juegos aéreos del mariscal de campo en su carrera profesional. Pero resultó ser algo importante para este equipo rumbo a la postemporada (10-6): pudo ganar sin que Allen tuviese un buen día.
"Se necesitan las tres fases para ganar el juego", señaló el centro Mitch Morse. "Creo que hubo puntos en cada parte de este juego en los que una fase tuvo que recuperar a la otra".
Allen lanzó para tres intercepciones que los Falcons convirtieron en 10 puntos. Fue el segundo juego de la carrera de Allen con tres intercepciones (2019 contra Patriots). Terminó el juego completando 11 de 26 pases (42.3%) para 120 yardas, su menor cantidad de yardas aéreas en una apertura desde 2018.
Fue su segundo peor porcentaje de pases completos como mariscal de campo titular, justo detrás de su actuación de novato en 2018 frente a los Jacksonville Jaguars, contra una defensiva que ha permitido que los quarterbacks rivales completen el 69.1% de los pases que ingresan al juego, el trigésimo lugar en la NFL.
Allen luchó contra la presión, completando el 47 por ciento y lanzando para 102 yardas contra la presión estándar, ambos mínimos de la campaña. Sus tres intercepciones se produjeron en esas situaciones y todas fueron hacia el lado derecho del campo, aunque por segundo juego consecutivo no fue capturado.
Allen reconoció después del partido que se sentía como, "niño que no hizo nada en el proyecto de la escuela, pero obtuvo un 10".
No todo fue culpa de Allen. Una de las intercepciones se produjo en un pase desviado y los receptores tuvieron dificultades para atrapar los pases en condiciones de nieve, incluido un posible touchdown a través de las manos del receptor Stefon Diggs.
Entonces, ¿cómo consiguieron los Bills una victoria de dos dígitos? Los ajustes de medio tiempo jugaron un papel.
"Teníamos que hacer que nuestros muchachos se recuperaran y volvieran a creer en lo que estaban haciendo y cómo lo estaban haciendo", comentó el entrenador Sean McDermott. "Pero pensé que los entrenadores hicieron un gran trabajo con eso y los jugadores ejecutaron".
Atlanta dominó el segundo cuarto para tomar una ventaja de 15-13 cuando Buffalo permitió algunas grandes jugadas de pase. Pero después del medio tiempo, la defensa de Buffalo mantuvo a los Falcons sin anotaciones y el juego terrestre de los Bills explotó, terminando con un récord de temporada de 233 yardas terrestres --150 yardas terrestres después del contacto, la mayor cantidad en un juego desde que ESPN Stats & Info comenzó a registrarlo en 2007--. Los 19 primeros intentos por tierra en el juego fueron la mayor cantidad de los Bills desde al menos 2000.
Allen corrió casi tantas yardas como lanzó, con un récord personal de 15 acarreos para 81 yardas y dos anotaciones, ambos en jugadas terrestres de diseño. También tuvo un récord personal de 50 yardas por tierra después del primer contacto. Darle tantos acarreos al dinámico Allen puede ser algo bueno, pero también aumenta el riesgo de lesión.
"Obviamente queremos ser conscientes y selectivos con Josh, debido a la posición que juega", aceptó McDermott. "Pero es un buen complemento para lo que hacemos".
Es por eso que lo que hizo el corredor Devin Singletary es tan importante para lo que está por venir. El corredor tuvo máximos de la temporada en yardas (110), anotaciones terrestres (2) y primeros intentos por tierra (7). Logró 75 de sus yardas y ambos touchdowns en los dos últimos cuartos. En el drive de 80 yardas y 11 jugadas de los Bills en el tercer episodio, Singletary tuvo siete acarreos, incluida la anotación.
“Devin realmente ha aprovechado sus oportunidades. Nos hizo la vida mucho más fácil”, apuntó Morse. “Creo que había algunos hoyos allí y nos ayudó un par de veces y eso es todo lo que se le puede pedir a un corredor, y luego él hizo el resto. Cuando caes en una jugada, él es el primero en levantarte, incluso si hizo la gran jugada".
El ataque terrestre ha recibido muchas críticas a lo largo del año, y la línea ofensiva ha enfrentado una gran cantidad de cambios debido a las lesiones, rendimiento y COVID-19, incluido el tackle ofensivo Ryan Bates quien contra los Falcons comenzó su segundo partido en su carrera.
Pero los Bills demostraron que podían ganar partidos gracias a otros jugadores además de Allen, tanto a la ofensiva como a la defensiva. Cinco defensores se fueron con capturas.
"Simplemente demuestra que, si necesitamos ayudar a Josh, podemos hacerlo con otros muchachos", enfatizó el tackle izquierdo Dion Dawkins. “Y no se trata solo de Josh. Muestra el crecimiento de nuestra organización, que no todo depende de Josh".
Para que el equipo tenga un éxito en la postemporada, los Bills necesitarán del brazo de Allen. Pero ser más equilibrado en la ofensiva ayudará.
"Estos juegos van a ser difíciles", adelantó McDermott. "Estamos a fines de diciembre, ahora a principios de enero, el clima es el que es y ese es el estilo de juego que vas a tener, y debemos ser capaces de adaptarnos".