MIAMI -- Un par de años atrás, ni el más optimista lo hubiese pensado.
De hecho, a principios de esta temporada, los Cincinnati Bengals tenían, según Las Vegas, la quinta peor posibilidad de ganar un Super Bowl.
Entendible, considerando que llegaron a esta campaña, habiendo ganado apenas seis partidos combinados en las anteriores dos temporadas.
Más aún, si consideramos que había dudas acerca de la disponibilidad de Joe Burrow para la jornada inaugural, dada la severa lesión de rodilla que había sufrido la temporada anterior.
No sólo Burrow estuvo detrás de centro en la primera semana de acción, sino que guió a loS Bengals a romper su racha de 31 años sin triunfos de playoffs.
De hecho, estuvieron a minuto y medio de potencialmente ser campeones.
“La derrota duele mucho”, declaró Burrow. “Pero todavía tenemos cosas que celebrar”.
Es que si bien la AFC está plagada de mariscales jóvenes talentosos y el futuro es siempre incierto, no se puede negar que los Bengals tienen un núcleo mucho más sólido de los que pensábamos.
Ja´Marr Chase, Tyler Boyd y Tee Higgins conforman uno de los tríos más temibles de receptores abiertos de la liga, y Joe Mixon es un corredor más que competente.
Higgins se despachó con dos touchdowns, pese a que en la primera jugada de la segunda mitad, los oficiales obviaron una clara penalidad que le permitió anotar ese touchdown de 75 yardas.
“Sabemos que tenemos un gran futuro”, enfatizó Higgins. “Ahora es difícil verlo, pero en nuestro interior lo sabemos”.
Y yo alegaría que esa declaración es sobre todo verdad, más allá de Burrow, debido a la transformación que ha tenido la defensiva.
Una unidad que hace dos años fue la que mayor promedio de puntos permitió en la NFL, y que el año pasado terminó ranqueada 28 en el mismo departamento.
Muchos alegaban que Cincinnati le había pagado de más a Trey Hendrickson, pero el ala defensiva tuvo una campaña formidable y demostró valer cada centavo.
La secundaria se creció en los playoffs con un excelente Jessie Bates III y Logan Wilson es uno de los mejores jóvenes linebackers de los cuales no se habla lo suficiente.
“Es nuestro mariscal a la defensiva”, dijo el entrenador en jefe Zac Taylor. “Es uno de los mejores jugadores jóvenes de la NFL”.
Y en el escenario más importante, él y sus compañeros se crecieron y limitaron a una de las ofensivas más potentes de la liga.
Los Rams no pudieron correr en todo el partido; los Bengals los limitaron a 1.8 yardas por acarreo, y los transformaron en un ataque uni-dimensional.
El problema es que la línea ofensiva fue una vez más un colador, y a la postre terminó siendo una montaña demasiado alta para escalar.
Permitieron nueve capturas ante los Titans y ganaron, pero no es una fórmula sustentable de éxito.
Ante los Rams, permitieron siete capturas, y les terminó costando el partido.
Fiel a su estilo, Burrow no apuntó dedos.
“Perdón que no logramos nuestro cometido”, le dijo Burrow a los fans de los Bengals. “Estoy orgulloso de mi equipo”.
Correción política aparte, la línea ofensiva debe ser prioridad una, dos y tres para la próxima temporada baja. Proteger a tu joya más preciada tiene que ser el único camino.
Un camino que ya optaste por dejar para más adelante en el pasado draft cuando optaste por Chase en la quinta posición general del draft.
Y uno no puede decir que la apuesta les salió mal, porque Chase tiene pasta de estrella.
Pero sí podemos decir que ahora ese plan es impostergable, porque si los Bengals quieren tener revancha en la dura AFC, Burrow tiene que estar de pie.
Una vez más en el Super Bowl, Burrow pareció nuevamente lesionarse la rodilla, aunque por suerte no fue nada grave.
La parte más difícil, es decir conseguir un mariscal franquicia, ya la han resuelto. Burrow fue el mariscal más capturado en la NFL esta temporada.
¿Se imaginan lo que pudiese hacer si lo protegen?
Los Bengals hoy se van con un sabor amargo, pero se tienen que ir a su casa con la cabeza bien alta.
“Este es un grupo muy resiliente”, concluyó el ala defensiva Sam Hubbard. “No dejaremos de trabajar hasta tener revancha”.