PITTSBURGH -- Le'Veon Bell se está acercando a la temporada del 2018 como se acerca a un hueco en construcción en la línea de golpeo, con bastante paciencia. El corredor, conocido por titubear, ha acaparado los titulares por titubear para unirse a su equipo, y su ausencia ha inspirado una vibra en la temporada de Pittsburgh que no se puede borrar por un día soleado en la orilla del río Allegheny.
Los Steelers (2-2-1) no resolvieron todos sus problemas internos venciendo a los Atlanta Falcons (1-4), la sombra del equipo de Super Bowl que llevó a tener una ventaja de 25 puntos sobre los New England Patriots hace dos temporadas. Bell sigue siendo un hombre ausente por ahora y Antonio Brown ha sumado demandas por acusaciones de conducta destructiva en un apartamento al sur de la Florida (el receptor negó las acusaciones) a su aparente intento por convertirse en el campeón de peso completo de la NFL. Más allá de eso, mientras se preparan para un partido como visitantes contra los Cincinnati Bengals (4-1) que podría darle forma a su temporada, los Steelers aún tienen que demostrar que pueden jugar a un alto nivel a la defensiva de manera consistente en una división que ya no ofrece dos juegos sabáticos con la forma de los Cleveland Browns.
La AFC Norte parece que pertenece a un octágono y los tradicionales duelos físicos de Steelers-Bengals podrían establecer un récord por castigos en un deporte que se está inclinando hacia la seguridad luego de una serie de lesiones graves, como la que sufrió Ryan Shazier la última vez que estos equipos se enfrentaron en diciembre. Esta mejorada división de pronto se ha puesto al alcance de todos. Con los Bengals y Baltimore Ravens tomando la ventaja prematura. Pero mientras sociedades añejas como las de Marvin Lewis/Andy Dalton y John Harbaugh/Joe Flacco corren contra el tiempo con su ventana de oportunidad cerrándose, y mientras la naciente pareja de Hue Jackson/Baker Mayfield intenta avanzar a través de una reconstrucción, la mejor apuesta para emerger en el Norte aún podría ser Mike Tomlin/Ben Roethlisberger.
Los Steelers aún tienen un mariscal de campo con calibre de Salón de la Fama y al líder pasador (en yardas) de la AFC en el Big Ben. También al que posiblemente es el mejor receptor de la NFL en Brown, un receptor N° 2 que puede jugar como N° 1 en JuJu Smith-Schuster, y la posibilidad de sumar al backfield --además de la figura emergente de James Conner-- a uno de los jugadores más peligrosos de la liga en Bell, con piernas frescas, para el partido de la Semana 8 contra los Browns. Asumiendo que no sea canjeado, desde luego.
Varios jugadores de los Steelers, incluyendo al centro Maurkice Pouncey, expresaron su molestia el mes pasado cuando quedó claro que Bell estaba llevando su duelo contra la gerencia del equipo hacia la temporada regular. El tono del resentimiento se suavizó con el paso del tiempo. "Vamos a aceptarlo con los brazos abiertos", indicó Pouncey. "Hicimos muchas cosas importantes con Le'Veon. Es nuestro hermano. Lo amamos a muerte. Créanme, queremos lo mejor para Le'Veon. Sólo puede ser un plus para nosotros, porque es sumar otra arma. Obviamente los equipos tienen que elaborar un plan de juego con ese tipo de jugador y las cosas que puede hace por fuera en el ataque aéreo y terrestre. Cuando sea que vuelva, todos estarán felices".
Su entrenador en jefe estará más feliz que la mayoría. Aunque Terry Bradshaw difícilmente es su único crítico, Tomlin es un ganador del Super Bowl que ha avanzado a los playoffs ocho veces en 11 años, incluyendo los últimos cuatro, y que ha ganado el mismo número de títulos divisionales (seis) que Lewis y Harbaugh combinados. Tomlin actualmente está en ritmo para terminar entre los mayores ganadores del deporte. Sus 118 victorias de temporada regular cinco partidos después de su cumpleaños N° 46 lo colocan con 39 victorias por delante del total de Chuck Noll en el mismo punto (Noll estuvo limitado un poco por temporadas de 14 partidos), 48 victorias por delante de Tom Landry, y 82 victorias por delante del paso que llevaba Bill Belichick. Tomlin y Roethlisberger recién pasaron a Noll y Bradshaw con su victoria N° 108 como pareja de entrenador-mariscal de campo, y si parece que no acaparó muchos reflectores a nivel nacional, aquí hay una buena razón para ello:
La NFL como la conocemos hoy comenzó en la temporada del 2001, cuando Belichick y Tom Brady ganaron la primera de sus 199 victorias de temporada regular y su primero de cinco anillos de Super Bowl. En ese periodo, Pittsburgh ha ganado más títulos divisionales (nueve) que Baltimore (cuatro), Cincinnati (cuatro) y Cleveland (0) combinados, y ha tenido una docena de apariciones en postemporada. Y sin embargo parece que los Steelers han sido devorados por completo por la maquinaria de los Patriots, que tiene marca 3-0 contra Pittsburgh en el Juego por el Campeonato de la AFC en la era Belichick/Brady.
Sin embargo, el actual entrenador en jefe de Pittsburgh y su mariscal de campo establecieron el estándar de la NFL con el sexto título de Super Bowl de la franquicia en el 2010 y representan la pareja más formidable de la AFC Norte. De hecho, el poder de permanencia de Roethlisberger provocó que Harbaugh lo llamara el jugador más duro que hayan enfrentado alguna vez sus Ravens.
"Sin lugar a dudas", indicó Harbaugh a ESPN.com en el 2016. "Sí, sí, sí, su poder físico, la fortaleza, es un atleta bruto. Es increíble. El tipo es un Salón de la Fama, seguro. Ve su tamaño, fuerza de brazo, precisión, está en la línea haciendo todo, llamando su ofensiva en la línea. No creo que haya otro mariscal de campo en la historia que se pueda comparar con Ben. ¿A quién compararían con él?".
Roethlisberger aún le da a Pittsburgh una decisiva ventaja divisional en la posición más importante. Sus triunfos sostenidos en los últimos años también le dan el tipo de ventaja con Brown, cuya polémica temporada continuó esta semana con la noticia que fue demandado por supuestamente arrojar muebles desde el balcón de su apartamento en el piso N° 14 de un edificio en el sur de Florida en abril, fortaleciendo la idea que los Steelers ahora están lidiando con el tipo de problemas internos destructivos que pesaron sobre organizaciones sólidas, los Patriots y San Antonio Spurs la temporada pasada.
Bell ha boicoteado al equipo la primera mitad del año. Brown discutió con su coordinador ofensivo y comparó su conexión con Roethlisberger con un mal Wi-Fi. Al menos por un domingo en el Heinz Field, nada de eso importó mucho mientras los Steelers iniciaban el proceso, en palabras de Tomlin, de deshacerse de "esa peste de septiembre".
Eran las 10:50 a.m. en un día caluroso y soleado en Pittsburgh, un día extraño para los aficionados de los Steelers se broncearan, y llegó Smith-Schuster por el carril derecho en la rampa de salida del Heinz Field en su vehículo de tres ruedas que podría ser considerado un moderno batimóvil. Estaba bailando detrás del volante con la música a todo volumen mientras entraba al estacionamiento del estadio para comenzar a prepararse para el inicio del partido a la 1:00 p.m.
Smith celebró este día y su touchdown en la paliza 41-17 sobre Atlanta utilizando el balón para simular un parto. Quizás la historia demostrará que los verdaderos Steelers del 2018 estaban naciendo ese día y que su defensiva y ataque terrestre fueron más que beneficiarios de un rival que sufre una resaca del Super Bowl que ninguna pastilla puede curar.
Roethlisberger y Brown se unieron para dos pases de touchdown, incluyendo un pase de 47 yardas que venció la doble cobertura por la banda izquierda que obligó al receptor a declarar que su conexión Wi-Fi de pronto estaba "encendida". Joe Haden frenó a Julio Jones, y la defensiva capturó media docena de veces a Matt Ryan y forzó a Dan Quinn a reemplazarlo en los minutos finales. Mientras Ryan cargaba su maleta fuera del estadio hacia el autobús de los perdedores lució como un mariscal de campo que había pasado la tarde en la quijada de la "Cortina de Acero" de Noll. T.J. Watt, responsable por tres de las capturas, gritaba como si fuera un cañón.
"Esa es parte de la tradición, de la familia Watt", indicó el apoyador Bud Dupree sobre el hermano menor de J.J..
Y parte de una restaurada (y al menos temporal) tradición de los Steelers, también. Antes del domingo, Pittsburgh se había ubicado en el lugar N° 27 de la liga en eficiencia defensiva en los ocho partidos desde que perdió a Shazier por una lesión en la columna dorsal. Los Steelers necesitaban volver a lo que han hecho mejor históricamente, jugar buena defensiva, de manera contundente. El capitán de la unidad, Cameron Heyward, dijo que la gran actuación contra Atlanta fue por la comunicación en la reunión previa a la jugada y en la línea de golpeo, lo que planteó la interrogante:
¿Por qué no se estaban comunicando los Steelers en los primeros cuatro partidos?
Marcus Gilbert, tackle ofensivo, pronosticó que las cosas están a punto de caer en su lugar a ambos lados del balón: "Aún estamos tratando de descubrir cuál es la identidad de este equipo", sentenció. "Y siento que este ha sido el mismo patrón por el último par de años. Encontramos nuestro nicho en septiembre y cuando octubre, noviembre llegan, somos un equipo completamente distinto".
Los Steelers siempre han representado los valores obreros del oeste de Pennsylvania. Estabilidad. Confiabilidad. Trabajo físico. Un día honesto de trabajo. Han tenido tres entrenadores en jefe durante el último medio siglo y Tomlin es lo suficientemente joven para durar otro par de décadas. Primero, tiene que pasar esta temporada en una AFC Norte que cuenta con un buen equipo de los Bengals desesperado por finalmente ganar un partido de playoffs, un buen equipo de los Ravens desesperado por volver a la postemporada por primera vez desde el 2014, y un muy mejorado equipo de los Browns desesperado por volver a tener relevancia.
Pero sólo los Steelers sumarán a un sano y descansado Le'Veon Bell más pronto que tarde y sólo los Steelers seguirán poniendo a Ben Roethlisberger bajo centro. La suya, sin duda, será una prueba agotadora durante los próximos meses. Una que podría dejarlos como los últimos hombres de pie en la AFC Norte.