“Si le damos un nuevo contrato, ¿qué nos asegura que en esta época el año próximo o en tres meses hablemos de otro contrato? ¿No vamos a honrar contratos?”.
Eso dijo Jerry Jones hace unos días en entrevista a con la estación 105.3 The Fan sobre la disputa contractual del corredor Ezekiel Elliott.
Al dueño de los Dallas Cowboys le asiste la razón: un equipo no puede ni debe sujetarse a las exigencias contractuales, en ocasiones berrinches, de un jugador y menos aún si éste está bajo contrato, como son los casos de Elliott y de Melvin Gordon con Los Angeles Chargers.
En ambos casos, los corredores han dado razones para considerar que merecen un aumento y estar entre los mejor pagados de su posición, es decir, ganar entre $13 y $14 millones anuales, pero, ¿qué le garantiza a Cowboys y Chargers que Elliott y Gordon “honren” sus nuevos contratos con desempeños similares a los que tuvieron hasta 2018?
Hace 26 años, la apuesta le fue favorable a Jerry Jones, luego de ceder ante las exigencias de Emmitt Smith, quien decidió ausentarse de la pretemporada de los Cowboys para exigir un nuevo contrato y en su disputa, no jugó los primeros dos juegos de la temporada regular, ambos derrotas para Dallas.
Jones cedió, Smith se integró al equipo, los Cowboys ligaron siete victorias y terminaron la campaña con un triunfo en el Super Bowl XXVIII.
La NFL de 1993 es muy distinta a la NFL actual, pero, a las estrellas les importa poco o nada el tema del tope salarial o que otros jugadores también pidan un nuevo contrato, como Dak Prescott o Amari Cooper en Dallas.
A diferencia de 1993, al menos en el terreno económico, Jones tiene ventaja en la disputa, pues si Elliott decide no jugar en 2019, de acuerdo a las reglas de la NFL, su salario de la actual campaña ($3.853 millones) se convertiría en su salario para 2020 y el salario que tiene programado para 2020 ($9.099 millones) se trasladaría al 2021, Se convertiría en agente libre hasta 2021 y en tres temporadas, cualquier cosa puede suceder y arruinar su plan de obtener un contrato lucrativo.
Sin embargo, la ventaja que tiene Elliott es que, en el papel, los Cowboys no tienen a un corredor élite que respalde a Prescott y esta es la razón por la que Jones, como le sucedió hace 26 años, decida ceder y darle a Elliott lo que pida o algo muy cercano a su exigencia y así, cumplir con su exigencia (berrinche le llaman algunos).
Eric Dickerson en 1985 con Los Angeles Rams y en 1990 con los Indianapolis Colts es otro ejemplo de estrellas que deciden arriesgarlo todo (prestigio y momento deportivo) por un nuevo contrato. Tras su primera disputa, Dickerson respondió con una campaña en la que terminó como líder en yardas por tierra (1,821), carreras (404) y promedio de yardas por juego (113.8), pero su segunda apuesta fue un dolor de cabeza para los Colts, pues luego de ligar tres temporadas de más de mil yardas, la de 1989 con 1,113, miembro del Salón de la Fama sólo jugó en 11 partidos, ocho como titular y corrió para 677 yardas.
Dickerson se retiró tras la temporada 1993 sin volver a rebasar las mil yardas, pero obtuvo el dinero que buscaba.
Las disputas contractuales han sido opción para muchos jugadores, entre ellos, Marshawn Lynch con los Seattle Seahawks, Darrelle Revis lo hizo con los New York Jets en 2010, Michael Crabtree con los San Francisco 49ers en 2009, Chris Johnson con los Tennessee Titans en 2011 y varios más y en la mayoría de esos casos, los dueños han terminado por dar su mano a torcer.
En ese sentido, los Pittsburgh Steelers en 2018 con Le’Veon Bell se mantuvieron firmes, no cedieron y dejaron que Bell no jugara en toda la temporada y le permitieron marcharse en la agencia libre.
En 2019, los Chargers parecen tener la misma actitud tras indicar que no negociarán con Gordon hasta después de la temporada y si el corredor desea jugar, lo hará bajo los términos de su actual contrato. Al equipo angelino lo tranquiliza el contar con Austin Ekeler y Justin Jackson, corredores que ya mostraron en 2018 que Gordon no es indispensable.
Nadie cuestiona que un jugador (empleado) busque ganar más dinero si demuestra ser de los mejores en su trabajo, pero, el momento para exigir es el que parece inadecuado y más si tienen un contrato qué cumplir.