A poco más de una semana de arrancar la temporada regular, Andrew Luck anunció su adiós a los emparrillados: ya no podía más con las lesiones.
¿Cosa común en jugadores de un deporte de alto contacto? Puede ser, pero a los 29 años y con apenas siete temporadas jugadas para los Indianapolis Colts, no dejó de ser una noticia triste.
Tras las dos primeras semanas de NFL, dos equipos que suelen ser contendientes perdieron a sus quarterbacks. Drew Brees necesitará cirugía de ligamentos en el pulgar de la mano derecha, y se quedará fuera al menos seis semanas para los New Orleans Saints, mientras que para Ben Roethlisberger es un adiós a toda la campaña de los Pittsburgh Steelers por una lesión de codo que también requiere pasar por el quirófano.
Y repito, ¡apenas van dos semanas en los emparrillados!
Los New York Jets no podían contar con Sam Darnold en el "Monday Night Football" porque sufre de mononucleosis. Su lugar era tomado por Trevor Siemian, quien en una jugada desafortunada --al ser tacleado por el defensivo Myles Garrett de los Cleveland Browns-- salió lesionado, obligando al equipo neoyorquino a sacudirle el óxido a su tercera y ya única opción, Luke Falk.
La oleada de catástrofes en esta posición incluye también lo sucedido con Nick Foles en Semana 1. El ganador y Jugador Más Valioso del Super Bowl XLII le había llevado ilusión al equipo de los Jacksonville Jaguars, que contaba con una de las mejores defensivas de la liga y necesitaba a un líder pasador que estuviera a la altura, pero en su debut con el jersey de los Jags, sufrió fractura de clavícula y es baja indefinida.
Ahí radica la importancia de una plantilla y plan de juego que proteja a tu líder ofensivo. Por eso ganan lo que ganan los jugadores en esa posición, porque no abundan los quarterbacks de élite. Además, con el estilo de juego actual, cada vez más demandante, corren tremendo riesgo.
Se trata de una liga donde puedes encontrar corredores, receptores, alas cerradas, defensivos, varios de enorme talento y cualidades, pero tu elemento más importante seguirá estando bajo centro, en la bolsa de protección.
Ahora mismo, hay franquicias cuyo destino depende de nombres como Mason Rudolph, Jacoby Brissett o el novato Gardner Minshew... Increíble pero cierto.
Ante la actual alerta por mariscales, es de esperarse que los Dallas Cowboys se ablanden un poco y le den a Dak Prescott el jugoso contrato que pretende. Aquí entra en juego la famosa ley de la oferta y la demanda.
A eso, hay que sumarle el hecho de que no solo los equipos, sino también la liga, necesita a estos quarterbacks que brillan por sus actuaciones, genios de los pases como Pat Mahomes, lo que está haciendo Lamar Jackson, o incluso Kyler Murray, quien se han visto muy bien en sus primeros dos partidos.
Si seguimos a este paso de infortunios en la NFL con sus quarterbacks, continuaremos escuchando las conjeturas de algunos avivados que sugieren que alguna franquicia podría terminar llamando a Colin Kaepernick en un acto desesperado, quien no juega desde la campaña 2016 y que nunca ganó un Super Bowl, pero que esta semana ganó un Emmy con su comercial de una marca deportiva, y eso ya es más de lo que han conseguido otros.