<
>

José Luis Chilavert y aquel gol a Germán Burgos que cruzó la mitad del mundo

La pelota viajó tanto que parecía que no iba a llegar nunca. Cruzó la mitad de la cancha, pasó por encima de todos los jugadores de Vélez Sarsfield y River Plate, y cayó en el corazón del área con una parábola insólita, como dibujada por un truco de magia. Al otro lado, Germán Burgos apenas reaccionó. La pelota ya estaba adentro. Y en ese instante, José Luis Chilavert no solo convirtió un gol: escribió una escena eterna en el fútbol argentino.

El zurdazo que burló la lógica

Ocurrió el 22 de marzo de 1996, en el estadio José Amalfitani, por la tercera fecha del Torneo Clausura. Vélez y River empataban 1-1 cuando el árbitro cobró una infracción cerca del círculo central. Nadie imaginó lo que vendría. Nadie menos Burgos, que hablaba con un compañero mientras la barrera se armaba a medio hacer.

Chilavert corrió, le gritó al árbitro Carlos Mastrángelo para que se agache y pateó. Un zurdazo desde casi 60 metros que atravesó la noche como una sentencia. El arquero de River quedó estático. El balón volaba como llevada por ángeles y entró. Golazo. Delirio. Ese día el Fortín terminó ganando 3 a 2 al Millonario por lo que la fiesta fue completa.

“Vi que estaba distraído, y no dudé. Ese gol me lo dio Dios, que es mi amigo”, recordó Chilavert años después.

Burgos, sin excusas

Germán Burgos fue protagonista involuntario de una postal inolvidable. Su reacción —o más bien, la ausencia de ella— dio la vuelta al mundo.

“No estaba adelantado porque sí... estaba hablando con Juan Gómez. La pelota picó mal y se metió. Nos golpeó anímicamente”, reconoció con hidalguía el "Mono", sin buscar excusas.

Más que un gol: una idea

Ese gol no fue solo una genialidad. Fue un acto de atrevimiento. De visión. De entender que el fútbol premia a quienes se animan a romper el molde. Chilavert ya era un arquero diferente, pero esa noche se convirtió en símbolo de lo imposible.

La jugada quedó inmortalizada en repeticiones, colecciones de goles épicos y relatos emocionados. “La pelota viajó toda la noche… y cuando picó, picó adentro”, resumió el emblemático relator Víctor Hugo Morales.

El Vélez de las hazañas

Vélez ganó 3-2 ese partido y terminó consagrándose campeón del Clausura 1996. Fue una época dorada para el Fortín, con Carlos Bianchi en el banco y Chilavert como bandera. Pero entre todos los logros, ese zurdazo desde la mitad de la cancha sigue brillando con luz propia.

Pasa el tiempo y ese gol sigue volviendo en cada recuerdo, en cada video viral, en cada relato nostálgico. Porque no importa cuántas veces se lo vea: un arquero pateando desde 60 metros y sorprendiendo a otro arquero gigante como Burgos es algo que no se olvida.