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Una temporada que comenzó mal, pero que terminó con un triplete glorioso para Bayern

Alguna vez Gary Lineker declaró: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, donde se enfrentan 11 contra 11, y siempre ganan los alemanes”.

De alguna manera, el ex futbolista inglés intentaba explicar el poderío que la selección teutona comenzó a tener en el escenario mundial hace ya muchos años. Los clubes que en el ámbito local enfrentan al Bayern Munich, podrían usar una frase similar.

Los bávaros son imbatibles en territorio alemán, donde en este 2020 acaban de ganar octava vez consecutiva la Bundesliga, a la que le sumaron la Copa de Alemania y la UEFA Champions League. Así, repitieron el triplete que lograron en 2013.

Ya se convirtió en una costumbre ver al Bayern en lo más alto. Sin embargo, en noviembre del año pasado las cosas no estaban tan bien para el Bayern.

Nico Kovac, el entrenador con el que venía de ganar una Bundesliga, había renunciado. El detonante había sido la dura goleada por 5 a 1 sufrida ante el Eintracht Frankfurt. Lo cierto es que el comienzo de la temporada no había sido el esperado, y el equipo pasaba un momento futbolístico con altibajos.

Iban apenas 10 fechas de la liga, y aunque en la Champions el equipo estaba firme, la paciencia era poca para un club que nunca se da un respiro. Así, se anunciaba que el entrenador que en ese momento estaba como asistente de Kovac, Hans Dieter Flick, se haría cargo del equipo de manera provisoria para lo que vendría en lo inmediato: el partido de Champions contra el Olympiakos y el choque con el Borussia Dortmund, por la Bundesliga.

Fue el comienzo de una nueva etapa para el Bayern, que de a poco fue recuperando la memoria y se empezó a afirmar nuevamente en la Bundesliga. Cuando el DT Kovac renunció, el Bayern marchaba en el cuarto puesto de la tabla. Luego de 10 fechas, los bávaros saltaron al primer lugar que hasta ese momento tenía el sorprendente Leipzig. Y ya no largaron más la punta.

Ni la pandemia por el coronavirus, que suspendió la temporada a comienzos de marzo, logró que el equipo perdiera efectividad. Cuando se produjo el regreso del fútbol en Alemania, en mayo, los de Flick siguieron siendo una máquina de demoler rivales. Ganaron todos los partidos que jugaron, terminando el torneo con una racha de 13 triunfos de manera consecutiva.

Sólo perdieron cuatro partidos, marcaron 100 goles, siendo por lejos la delantera más efectiva, y recibieron 32 (la valla menos vencida). El equipo terminó con 82 puntos, 13 más que el escolta, el Dortmund. Y Robert Lewandowski fue el máximo goleador del equipo y del torneo, con 34 conquistas.

A eso le agregaron un contundente 4-2 sobre el Bayer Leverkusen en la final de la Copa de Alemania para cerrar el doblete local. La victoria sobre PSG en la final de la Copa de Europa fue mucho más que la "frutilla del postre". Marcó la conquista de un triplete que quedará en la historia.