Las estadísticas son frías y que Colo Colo no haya podido ganar en el Monumental a Huachipato le trae problemas en su ya casi extinguida ilusión de pelear el título de la Liga de Primera.
Pero todo tiene lecturas alternativas y el 2-2 frente a los acereros encierra algunos mensajes que Colo Colo puede y debe leer. Y es que cuando no alcanza con el rendimiento, a veces ayuda el pundonor. Así, con eso, lo empató Colo Colo.
Pese a que los albos volvieron a su vieja obsesión de tener a pelota y no prestarla al rival, su propia inoperancia para definir las jugadas le fue entregando confianza a su rival.
En el fondo, lo que los acereros esperaban que Colo Colo fallara y que eso le diera una luz para atacar el corazón albo. Y se dio. La defensa alba salió en forma ineficiente a los 31 minutos, Jimmy Martínez fue rápido de reacción y se la dio a Maximiliano Gutiérrez quien, sin marca, apuró la pelota con un toque sutil que batió a Fernando de Paul.
Un mazazo para los albos. Pero Colo Colo exhibió algo importante: temperamento y lo mostró en el segundo tiempo en varios momentos.
Primero, al ir a buscar el empate y encontrarlo pronto con un soberbio cabezazo de Javier Correa (51’) tras preciso centro de Francisco Marchant y luego superar dos golpes que parecían letales: la expulsión de Emiliano Amor por doble amarilla (60’) y el nuevo gol de Huachipato, esta vez de Jimmy Martínez (68’).
Esto último era para aniquilar cualquier pretensión alba pero el local volvió al ruedo con otro gol de Correa (78´) y estuvo muy cerca de conseguir la épica remontada con un par de remates (aunque el rival también lo pudo lograr).
El punto no le sirvió mucho a Colo Colo, es cierto. Pero el empate le llevó una ordenanza: la debe pelear, aunque parezca que no haya con qué.
