El capitán James Rodríguez fue elegido mejor jugador de la Copa América y deslumbró con sus centros de pelota quieta. Vienen días clave para resolver su futuro.
Rey sin corona en Estados Unidos. Su gesto adusto lo dijo todo cuando recibió el trofeo al mejor del torneo. Dolor entre el reconocimiento por sus seis asistencias, un gol, además del respeto de los demás y el compromiso con que ilusionó.
El 10 recuperó su magia. Lo dejó todo por la Selección. Movilizó a los hinchas, motivó a sus compañeros y valorizó su fútbol para un mercado en el que despierta interés sin lugar en Sao Paulo. Le faltó el título por el que tanto se esforzó en 13 años.
Colombia lo rodeó en la cancha para que pudiera desplegar su juego. Richard Ríos con su dinámica, Jhon Arias de interior para también respaldar en marca. Más libre hizo la diferencia con su zurda.
“James jugó muchísimos minutos, no pensamos que iba a poder aguantar tanto. Estábamos preguntándole continuamente cómo se sentía, jugó hasta que no pudo, dio la última gota”, reconoció el técnico Néstor Lorenzo.
En Brasil lo esperan con apatía. El DT Luis Zubeldía fue frío cuando lo consultaron sobre su desempeño en la Copa.
“Creo que James está haciendo un gran campeonato, me pone contento porque primero es jugador de Sao Paulo, segundo, porque no lo conozco mucho, pero me imagino que es una buena persona. Colombia esta haciendo un buen campeonato, me alegro porque los dos selecciones finalistas son los que han desplegado buen fútbol”, señaló tras el 1-0 a Uruguay.
El reconocimiento a James debe impulsar la continuidad de su nivel. Volvió a sentir afecto y el equipo lo necesita para lo que resta de la Eliminatoria. El duelo debe ser rápido y el orgullo por ser el mejor de América ayudará a recomponer las cosas más rápido.