"Mi sueño es salir campeón de la Libertadores con Boca", le decía el rubio defensor de la Reserva xeneize a "CABJ Pasión" en una charla por zoom en plena pandemia de COVID, allá por 2020.
Cinco años antes, Nicolás Valentini, el chico juninense de 14 años había sido aceptado en las inferiores xeneizes, luego de haber sido invitado a probarse por Horacio García, del área de Captación del club porteño. El zurdo había llamado la atención del "cazador de talentos" en un partido de Novena entre Sarmiento y Boca.
De buen porte, con su metro ochenta y siete, cabezazo y anticipo y para nada negado con los pies. Valentini, originalmente, era "cinco" en el River de su ciudad. Hasta que Julián Coppolino, el profe de educación física que lo llevó a Sarmiento, lo convenció para retrasarse y jugar como central, con el argumento de que la pelota iba a pasar mucho por él.
Con 18 años, el juninense fue subido en algunas ocasiones por Gustavo Alfaro para entrenarse con el plantel profesional. Al año siguiente, el chico de 19, que ya ponía entre sus objetivo lograr la Séptima con el club del que es hincha desde chiquito por herencia familiar, firmó su primer contrato. Y el 8 de mayo de 2021, Miguel Ángel Russo, para preservar a la mayoría de sus titulares para el duelo con Santos por Libertadores, llevó un once mixto a Paraná para enfrentar a Patronato. E hizo debutar a varios juveniles como Renzo Giampaoli, Ezequiel Fernández, Agustín Sández y Nicolás Valentini. Fue la primera derrota de Boca frente al Patrón, por 1-0, pero el partido sirvió como punto de partida para chicos de la cantera que, hoy son figura en la Primera.
¿Y si te llama el Titán?
Sin embargo, lo que parecía ser un ascenso vertiginoso para el defensor admirador de Sergio Ramos se frenó después de ese estreno. Pero no había pasado desapercibido. Por él, por primera vez en años, dos de los máximos ídolos de Boca volvieron a comunicarse: Martín Palermo, flamante DT de Aldosivi en ese momento, llamó a Juan Román Riquelme, vicepresidente xeneize, para pedirle al defensor a préstamo.
Coco, apodo que heredó de su papá, se fue un año a jugar a Mar del Plata. Aunque en su momento podría haberlo sentido como un retroceso, con la camiseta del Tiburón Valentini sumó 25 partidos y su primer gol. ¿Contra quién? Como no podía ser de otra manera, cumplió la "Ley del Ex" en la visita a La Bombonera. Marcó el empate parcial de lo que fue derrota 2-1 de Aldosivi por el Torneo de la Liga 2022.
De vuelta a La Ribera y el despegue, pero no fue fácil
Ya con una temporada de rodaje encima, Nicolás regresó a un Boca inestable, con Hugo Ibarra a cargo, y varios jugadores por delante de él en la consideración del DT como Nicolás Figal, el paraguayo Bruno Valdez, Facundo Roncaglia y Gabriel Aranda. Mientras que Marcos Rojo daba los últimos pasos en la recuperación de la rotura de ligamentos cruzados de rodilla.
Pero la llegada de Jorge Almirón en abril de este año fue un verdadero relanzamiento para Valentini. Con el nuevo técnico, sin Figal ni Rojo disponibles, el chico de Junín se fue convirtiendo en un habitual titular, con altibajos en su rendimiento -como le sucedió a la mayoría de sus compañeros-. Su juego, a veces, al límite le ha costado algunas amonestaciones y sufrió una expulsión en su primer Superclásico en el tumulto del final, un error propio del momento y de sus 22 años.
Rojo, el líder y el hombre que le "deja" un lugar en el Maracaná
“Al Mundo Boca tenés que vivirlo para entenderlo (...) acá se madura sí o sí. Al principio costó, pero uno se acostumbra”, le aseguró el jugador al diario "Democracia" de su ciudad natal. En apenas seis meses, Valentini pasó de no ser tenido en cuenta a un titular o, al menos, primera opción de recambio. Y hubo un compañero en el plantel que lo ayudó en este crecimiento acelerado: Marcos Rojo.
El capitán fue quien lo apuntaló desde su debut y a quién Valentini confesó que tomó como ejemplo a seguir. "Cuando debuté en Primera que entré por él, Marcos Rojo me dio varios consejos. Un fenómeno", contó el defensor.
Y por esas cosas del destino y del fútbol, el mismo hombre que quiso guiar al central juvenil en sus primeros pasos como profesional es quien ahora (involuntariamente) le dejó un lugar en el partido más anhelado para todo xeneize: la final de la CONMEBOL Libertadores ante Fluminense.
Una falta a destiempo sobre Kevin Macedo, del Palmeiras, en el minuto 65 en la segunda semifinal en el Allianz Parque, le costó la expulsión a Rojo y le brindó a Valentini una oportunidad cierta de ser titular el 4 de noviembre en el Maracaná, como reemplazante natural del capitán. Al menos, así ha sido en casi todo el ciclo de Almirón.
Un contratiempo, en recta final hacia el Maracaná, pero el sueño sigue vivo
Pero así como un error le costó a Rojo quedarse afuera de la gran definición continental, el entrenador quiso darle rodaje a Valentini frente a Racing por Copa de la Liga, pero la jugada no salió bien, porque el zaguero tuvo que pedir el cambio en el segundo tiempo, por un golpe y una fuerte contractura. Las lágrimas en el rostro del jugador, no eran de dolor, sino de tristeza y temor de perderse el partido más esperado de su carrera, de su vida.
El parte médico solamente habló de un "traumatismo", lo que mantiene viva la ilusión del central de 22 años, pero también le hizo perder terreno en la competencia con Bruno Valdez. A contrarreloj, Nicolás deberá recuperarse y de nuevo correr desde atrás por su lugar. Algo que él ya sabe hacer.
Y ese sueño (probablemente compartido por muchos chicos en Boca Predio), que hace tres años aún se veía como una meta lejana, hoy sigue ahí, muy cerca. Al alcance. Así como Junín parecía lejos de Buenos Aires, como el chico de 14 años que llegó a las inferiores de ese que a los 18 firmó su primer contrato. Como aquél que con 20 tuvo que irse a Aldosivi y al regresar a Boca debió pelearla desde muy atrás.
Más tarde o más temprano, todo fue llegando en la carrera de Nico Valentini. Y sea desde adentro del campo o desde el banco, está a sólo 90 o 120 minutos de poder cumplir el sueño de toda una vida.