BARCELONA -- Frenkie de Jong acabó por ser la mejor, y casi única, buena noticia en azulgrana de un derbi que empezó tan bien el Barcelona como mal lo terminó.
Colocado a los mandos del juego, en el lugar reservado para Sergio Busquets, el neerlandés completó una primera mitad sobresaliente, jugando con tanta libertad como autoridad, sabiendo qué hacer siempre, mandando y liderando a su equipo en un partido que nunca pareció dejar de controlar el Barça... Hasta que lo perdió.
Si rebajó su intensidad en el juego el grupo de Xavi no fue por su responsabilidad. Se diría que no buscó los desmarques que tanto reclamó, y se marchó el Barça al descanso con una ventaja mínima en el marcador y una tranquilidad, falsa, en el campo. Y antes de llegar a los diez minutos de la segunda mitad Xavi dio entrada a Busquets por un dolorido Gavi... Y Frenkie desapareció de los focos.
Ahí empezó otro partido y no precisamente de buen ver para el Barcelona. Busquets siempre tendrá mejor posicionamiento que De Jong, pero no el brío y recorrido del neerlandés. Y el equipo azulgrana, necesitado de esta energía, se fue apagando de tal manera que invitó al Espanyol a creer en el milagro.
Para redondear la extraña despedida de año Xavi resolvió sustituirlo diez minutos después de que empatara Joselu, tras la expulsión de Jordi Alba y dejando, ya sin remedio, huérfano al Barça de pensamiento más allá de la candidez de Busquets.
OUSMANE DEMBÉLÉ
Si entró para revolucionar y despertar al Barça sustituyendo a un discreto Raphinha, su prestancia fue entre mínima y nula. No supo desbordar, menos aún combinar y no encontró, o no buscó, los espacios necesarios.
Por más que Xavi lo defendiera en la previa y repitiera que es un jugador llamado a marcar las diferencias, volvió a pasar en silencio por el campo y nunca mostró la calidad que se le presupone.
En el club existen diferencias de opinión en cuanto a su futuro y contra quienes defienden la necesidad de renovarle antes de entrar en su último año de contrato, otra vez, también hay quien entiende que el Barça necesita un jugador que de verdad marque las diferencias en ataque para acompañar a Robert Lewandowski y que no es precisamente este Dembélé.
MARCOS ALONSO
Soberbio en la primera mitad, marcando un gol y rozando otro, redondeó un estupendo partido gracias a su colocación en defensa... Pero quedó marcado por el penalti que cometió.
Demostró que sin ser central puede habituarse a jugar en esa posición por su fortaleza en el juego aéreo y su seguridad en la posición. Este primero de enero entra en sus últimos seis meses de contrato y después de la marcha de Gerard Piqué se entiende, cada vez más, que el club quiera renovarlo, ofreciéndole dos años más.