Ronald Koeman vive bajo el amparo de ser una leyenda del Barcelona por su etapa como futbolista, de tener escuela holandesa y de haber sido discípulo de Johan Cruyff.
En el papel, sus credenciales lucen envidiables; sin embargo, en la realidad surge la duda de acuerdo con lo visto en su primera temporada al frente del equipo: ¿ha hecho mucho en medio del desastre que era el club tras el 8-2, la amenaza de Messi de marcharse y hasta la obligada dimisión de Bartomeu?... O ¿le ha quedado grande el banquillo culé y el equipo está lejos de jugar bien al futbol y por ende competir por los títulos como le obliga su historia?
Cierto, la campaña aún no termina y existe el riesgo de emitir un juicio que se puede modificar de acuerdo con lo que el Barça logre rescatar tanto en la Copa del Rey, en donde es finalista, como en La Liga, en la que renovó esperanzas tras algunos titubeos del Atlético de Madrid.
Sin embargo, a estas alturas existen hechos tangibles que pueden valorarse. En términos generales el equipo no ha jugado bien, pues son escasos los partidos en los que el desempeño fue lúcido, y el planteamiento, adecuado. Los dos más frescos, sin duda, la remontada ante el Sevilla y la vuelta ante el París Saint-Germain, pese a la eliminación.
Pero en La Liga ha perdido puntos fundamentales ante rivales sumamente endebles, y lo más preocupante, sin jugar a nada. Incluso cuando ha ganado, lo ha hecho con apuros y con un Koeman temeroso amontonando gente atrás con defensas y mediocampistas para defender un gol y acabar metido en su área.
Se sobrevalora que el holandés ha apostado por la cantera y esto es una verdad a medias, porque la realidad es que no tenía otra alternativa debido a lo corto del plantel y a las múltiples lesiones.
Y aquí cabe aclarar que Pedri, sin duda el máximo hallazgo del club en mucho tiempo, no es canterano ni tampoco un gran acierto de Koeman, pues no hay entrenador en el mundo que no lo pondría a jugar pese a que se incorporó a los 17 años, ya que tiene un talento desbordante.
Ronald Araújo y Óscar Mingueza han aparecido por necesidad, entre las lesiones de Gerard Piqué y el desplome —o realidad desde hace años— de Samuel Umtiti y Clément Lenglet, que hoy en día son cero por ciento confiables.
Y el más reciente, el chico Ilaix Moriba, quien a sus 18 años ciertamente tiene condiciones basadas en la potencia, recuperación, buen vínculo con la pelota, además de que cubre mucho terreno en defensa y ataque.
Pero Koeman, el aclamado alumno de Cruyff se ha ensañado con una joya de la cantera al que desprecia de una forma que resulta difícil comprender... Riqui Puig. Lo invitó a irse al inicio de temporada, lo tuvo (tiene) borrado en la banca y algunas veces hasta de las convocatorias. En las escasas ocasiones en las que lo usó, ¿qué sucedió?
Que Puig ha respondido, su presencia en el campo nunca resulta indiferente. Cobró con personalidad un penalti decisivo en la Supercopa de España, marcó gol ante el Elche, y brilló en el único juego de 90 minutos que le ha dado su entrenador en la temporada. ¿Recompensa? Borrado nuevamente al grado de que para Koeman, hoy Ilaix y todos los mediocampistas están antes que Riqui.
¿Apuesta por la cantera? Un buen técnico no dirige en función de si le cae bien o mal un futbolista, pero es evidente que Ronald, sí, de otra manera no se entiende el desprecio por un jugador que está llamado a ser figura del Barcelona, aunque a muchos les cueste entenderlo.
En fin que volviendo al balance parcial, Koeman aprueba con muchos apuros, porque atrás del buen ‘performance’ ante el PSG se olvidan dos cosas: la primera, que el Barcelona tuvo todo para ser líder de grupo en la Champions League y así evitar a un equipo poderoso en Octavos de Final... ¿Y qué pasó?
Incluso perdiendo por dos goles ante la Juventus en el Camp Nou amarraba el liderato, y perdió por tres, en un juego con un planteamiento francamente miedoso del holandés, que pagó las consecuencias.
Y la segunda: en el duelo de Vuelta ante el París Saint-Germain quedó demostrado que no había tanta diferencia como reflejó el 1-4 de la ida, se podía competir; ¿entonces quién falló en la estrategia?... Evidentemente que los futbolistas tienen su responsabilidad, pero el entrenador otro tanto y en alto porcentaje.
Así las cosas, si los medios protectores y oficiales del Barça siguen vendiendo que es un año de transición y que Koeman ha hecho lo que ha podido, pues el holandés saldrá bien librado, incluso si sólo gana la Copa del Rey, y cumplirá el año más de contrato que le queda.
Del otro extremo hay una realidad en cuanto al juego practicado por el equipo en la mayoría de los partidos que van a estas alturas de la temporada: de escuela holandesa, discípulo de Cruyff y filosofía Barça, Koeman solo tiene el CV.