BARCELONA -- Un año se cumple este 25 de agosto del mayor terremoto social que asoló al Barcelona en plena depresión once días después del terrible 2-8 encajado en Lisboa ante el Bayern Munich en la Champions y que acabó de mala manera con la aventura de Quique Setién en el banquillo azulgrana.
Mientras el entonces presidente Josep María Bartomeu se apuraba en señalar que la única crisis del club era "deportiva", Lionel Messi remitía a las oficinas un burofax por el cual solicitaba su carta de libertad, inmediata, acogiéndose a una cláusula del contrato que se prolongaba hasta junio de 2021.
En las oficinas del Camp Nou el documento se recibió con espanto y la reacción no se hizo esperar. El Barça emitió un comunicado en el cual informó que las razones esgrimidas por el crack argentino no se acogían a la legalidad por cuanto la cláusula referida había dejado de tener validez el 10 de junio anterior y que, por tanto, "tiene contrato en vigor", cerrando cualquier posibilidad de aceptar, ni tan solo, negociar una salida pactada por cuanto el deseo del club seguía siendo "que Leo se retire como futbolista del Barcelona".
Los asesores de Leo esgrimieron en su escrito que el cierre patronal del futbol español, en marzo de 2020, debido a la crisis sanitaria por el coronavirus provocaba que la famosa cláusula no tuviera caducidad en junio, sino que debía prolongarse durante el tiempo que existiera esa inactividad y que siendo de tres meses le ofrecía una prórroga hasta principios de septiembre, razón por la cual entendían estar en tiempo y forma correctos para solicitar su salida sin coste.
El Barcelona se mantuvo firme en proclamar que el contrato de Messi era inalterable y que solo podría abandonar el club previo pago de los 700 millones de euros establecidos en su cláusula de rescisión mientras alrededor del club crecían las especulaciones de un interés de clubes como Manchester City o PSG por abrirle las puertas en caso de desligarse del Barça. Incluso se publicó que ambos clubes estarían dispuestos en último término a negociar con Bartomeu un traspaso simbólico (se habló de unos 100 millones de euros) para evitar que el caso se enquistase o acabase en los tribunales.
Los días siguientes fueron de una actividad frenética en un enfrentamiento que no daba a pensar en una solución consensuada. El 30 de agosto el jugador no se presentó a la citación del club para someterse a las pruebas PCR y faltó deliberadamente a los primeros entrenamientos de la plantilla mientras el Barcelona mantenía un perfil bajo en el conflicto, descartando abrirle un expediente sancionador.
Los servicios jurídicos del club azulgrana confirmaron en toda su extensión que Leo no tenía ninguna base legal para abandonar el Camp Nou como pretendía y el viaje de Jorge Messi a Barcelona, interpretado en un principio como el arreón final de sus asesores por marcharse, acabó por convertirse en el principio del fin de su rebeldía. El 4 de septiembre el astro argentino ofreció una entrevista en la que dio por hecha su permanencia porque "jamás iría a juicio contra el club de mi vida", aprovechando para disparar con bala contra Bartomeu, al que acusó de mentirle y de no tener "ni proyecto ni nada, se van haciendo malabares y tapando agujeros".
Y tres días después, el 7 de septiembre, se reintegró finalmente a la disciplina deportiva del primer equipo, después de mantener una reunión con Ronald Koeman, sin ocultar su furia con el club, que había sentenciado a Luis Suárez, y dando por hecho que se quedaba contra su voluntad.
Messi se quedó en el Barça, en aquel momento, porque le fue imposible marcharse como él deseaba y comenzó la temporada con una depresión evidente que fue remitiendo con el paso de las semanas. La salida intempestiva de Bartomeu y toda su junta directiva dos meses después de la crisis desatada comenzó a cambiar el ánimo del jugador, cuya permanencia, renovación, se consideró un hecho tras la victoria de Joan Laporta en las elecciones del 7 de marzo de 2021.
Hasta que el 5 de agosto el club anunció en un comunicado que Messi no seguiría de azulgrana. En agosto de 2020, se cumple un año, el astro no pudo marcharse. En 2021... no se pudo quedar.