Un día, cuando tenía 19 años, Kim Min-jae tomó la decisión de ser jugador de fútbol. Lo hizo con la misma confianza con la que ahora enfrenta a los mejores delanteros del mundo. Rápido, potente, con elegancia y repleto de confianza, dio el paso al frente y consiguió lo que quería. Hoy, no sólo cobra un sueldo por jugar a la pelota. Se lo considera el mejor defensor del mundo y, aún más, es una pieza clave en un Napoli lanzado a hacer historia como campeón de la Serie A, 33 años después.
En su familia deportiva, con padres atletas y un hermano arquero, la decisión de Kim Min-jae de dejar los estudios universitarios para dedicarse las 24 horas del día al fútbol tenía mucho sentido. Pero la comprensión familiar chocaba con la mirada instalada en la conservadora sociedad coreana. No sería la última vez que en Corea del Sur lo mirarían con cierto desprecio al actual central de su Selección y del Napoli.
Los orígenes de Kim Min-jae
Kim Min-jae siempre sacó ventaja por su físico. Por su talla, cuando empezó a jugar a la pelota, en la escuela primaria, lo hizo como delantero. Comenzó a formarse en el instituto técnico de Suwon, una de las grandes canteras del fútbol coreano. Allí se formó, también, entre otros, Park Ji-sung, la gloria de Manchester United al que también todos recuerdan por su velocidad y potencia física. Fue en esas canchas donde descubrieron que sus 190 centímetros estaban mejor aprovechados evitando goles en lugar de haciéndolos. Desde entonces, juega como defensor central.
A mediados de 2016, cuando cursaba su segundo año como universitario, le ofrecieron jugar en un equipo semiprofesional de Segunda, el Gyeongju KHNP. No tardó mucho en decidirse. Apenas un semestre más tarde, el 22 diciembre, seis semanas después de cumplir 20 años, fue fichado por el Jeonbuk Hyundai, una de los grandes del fútbol coreano. Cuando comenzó el 2017, Kim Min-jae ya era el mejor jugador joven del país y titular indiscutido en el campeón surcoreano.
Ese 2017, que parecía ser el año de su despegue absoluto, fue la temporada en la que casi lo pierde todo. En octubre, en un estudio médico de rutina, descubrieron que tenía una lesión en el corazón. Kim Min-jae viajó a Japón para operarse la válvula semilunar con mucha incertidumbre sobre su vida y su carrera. Lo tranquilizaron diciéndolo que todo iba a estar bien. Que ese año ya no iba a jugar pero que en 2018 podría regresar con todo.
Kim Min-jae, siempre muy obediente, se lo tomó en serio. Volvió a ser figura del Jeonbuk Hyundai campeón, estuvo en el equipo de la temporada, y, también, comenzó a destacarse con su Selección. Ganó la medalla de oro en los juegos de Asia de 2018 y, como es costumbre en ese país, se aseguró cumplir la versión reducida del servicio militar.
Kim Min-Jae, de camino a ser el mejor central del mundo
Aquellos juegos asiáticos pusieron a Kim Min-jae en el radar de algunas potencias regionales. En julio de 2019 Beijing Guon pagó más de 5 millones de euros por su ficha. La liga china, no mucho más competitiva que la coreana pero si más adinerada y visitada por los scouts europeos, le permitió dar el salto a los grandes escenarios.
La pandemia de 2020 obligó a Kim Min-Jae a tener paciencia. Estuvo muy cerca de pasar, entonces, al Tottenham de Mourinho, pero los ingleses no quería apostar más de 5 millones de euros por un central coreano desconocido y los chinos querían el doble, para recuperar lo ya invertido.
A mediados de ese año, el central mostró otro rasgo de su personalidad. La frialdad que muestra dentro del campo se le escapa cuando está frente a un micrófono. Kim Min-Jae habló de más con un periodista coreano en un canal de Youtube, dijo que no estaba muy conforme con sus compañeros en Beijing, que les faltaba nivel para pelear cosas grandes. Quizás era una forma de presionar por su salida pero el efecto no fue el deseado.
Kim Min-Jae recién dejó China en 2021. Hace unas semanas, ese incidente resurgió cuando el defensa, luego de unos amistosos con Corea del Sur, habló con la prensa, antes de regresar a Italia, y dijo que estaba algo cansado de esos viajes y que evaluaba dejar la Selección por un tiempo. En un país tan nacionalista hay pocos insultos mayores. Min-jae tuvo que pedir disculpas. Klinsmann, el nuevo seleccionador, debió explicar que el futbolista seguiría en el equipo aunque ajustarían las cargas para que pudiera, también, disfrutar esta gran temporada con Napoli.
Kim Min-jae, el muro de un Napoli campeón
Cuando finalmente pudo llegar a Europa, Kim Min-jae recaló en el Fenerbahce turco y debutó nueve días después de firmar. En su debut fue figura. Apenas estuvo una temporada allí, la 2021-22. Tiempo suficiente para sumar roce internacional en copas europeas, fortalecer su físico y su disciplina. Incluso, aprendió a pegar alguna patada. En Turquía se ganó la primera, y única por ahora, tarjeta roja de su carrera. "Supongo que tenemos que tener este tipo de experiencias en Turquía", afirmó tras la expulsión. En Napoli, su habilidad defensiva también se mide en tarjetas. Apenas recibió 4 en 30 partidos de Serie A.
El éxito del Napoli de Spalletti comenzó a gestarse en el mercado de pases de julio de 2022. Allí, el equipo napolitano renovó el plantel con joyas ocultas como Kim Min-jae. El coreano, que había sido elegido en el equipo ideal de la Superliga turca, llegó a cambio de 18 millones de euros. Hoy, un año después, vale más de 50 millones, según Transfermarket. Las negociaciones para blindarlo con un nuevo contrato, aseguran, ya están avanzadas.
Kim Min-jae llegó a Napoli como reemplazo de Kalidou Koulibaly, transferido a Chelsea por 38 millones de euros. Le dieron la camiseta número 3 y rápidamente se consolidó como titular. Debutó en la primera fecha de esta temporada, el 15 de agosto, en el 5-2 ante Hellas en Verona. Una semana después, mostró que además de ser un defensor agresivo, veloz y de gran manejo de pelota, también puede anotar goles. Le marcó su primer tanto al Monza en la goleada 4-0 en el Diego Maradona.
La Serie A es la liga ideal para que el talento de Kim Min-jae se exprese. Un fútbol organizado y cultor del catenaccio, aunque ahora esté más estetizado, no tardó demasiado en descubrir las caulidades del coreano para ser impasable. En septiembre, solo 60 días después de firmar contrato con Napoli, lo eligieron como el mejor jugador del mes en el Calcio.
Fue cuestión de semanas, quizás meses, para que todo el mundo comprendiera que el éxito de Napoli estaba apoyado en la habilidad defensiva de un coreano de casi dos metros. A medida que todo el planeta del fútbol descubrió el juego total del equipo de Spalletti, se volvió evidente que esa libertad ofensiva se construía, muchas veces, desde los pies de Kim Min-jae. Este atípico central asiático que también muestra capacidad para avanzar con pelota dominada. A su velocidad y anticipación, hay que agregar la buena pegada para cambiar el sentido del juego y para habilitar ataques veloces, y su excelente juego aéreo, tanto para atacar como para defender.
A horas para ver a Napoli campeón de Serie A, 33 años después, Kim Min-jae tiene claro que pasará a la historia como el pilar de esta enorme conquista. El que sostuvo la esctructura de Spalletti desde el fondo para que los Anguissa, Zielinski, Kravatskhelia y Osimhen, puedan lucirse en ataque. El mejor defensor del mundo, el que llegó desde Asia para cumplir el sueño de Diego y de todos los napolitanos. El que decidió ser futbolista para hacer posible todo esto. Para ser parte de una fiesta futbolera tan esperada y tan merecida.