<
>

El 10' del Inter Miami: De Rodolfo Pizarro a Messi, con escala en Higuaín

En febrero de 2020, el Inter Miami, franquicia recién nacida en la Major League Soccer (MLS), desembolsó cerca de 20 millones de dólares por el mexicano Rodolfo Pizarro.

Futbolista talentoso que contaba títulos con cada club en el que militó: Pachuca, Chivas y Rayados, y al que hasta antes de elegir el balompié de Estados Unidos como destino, se le consideraron tamaños para emigrar a Europa.

Pizarro llegó como jugador ‘franquicia’ al conjunto de David Beckham, bajo una expectativa mayúscula debido a que se trataba de un futbolista en su apogeo –26 años–, y se esperaba que fuera la piedra angular en el arranque de una historia sumamente ambiciosa que contemplaba, en un futuro no muy lejano, el fichaje de Leo Messi.

La historia del tamaulipeco en Miami se resume en una palabra: decepción. Bajó su nivel de juego y en ningún momento se acercó siquiera a convertirse en líder o referente del equipo, al grado que que volvió a préstamo con Rayados, en donde también pasó de noche, y tras buscarle acomodo sin éxito, en el presente año una vez más se colocó la playera del Inter.

En su segunda etapa en Miami, al mexicano ya no le permitieron usar el número ‘10’ que utilizó con honor Gonzalo Higuaín, quien en dos temporadas en el club en las que disputó 68 partidos, anotó 29 goles.

El dorsal estaba destinado para la estrella con la que soñó Beckham desde que abordó el barco del Inter Miami: Leo Messi.

Por fin y tras la imposibilidad de volver al Barcelona, además de rechazar una oferta estratosférica de Arabia Saudita, Messi aterrizó en su nuevo destino y ese ‘10’ que nunca debió de soltar –en el PSG usó el 30– volverá a su espalda.

Cambio radical: Pizarro se marchará por la puerta de atrás luego de que le comunicaron que no entra en planes del equipo en la reestructuración para tratar de levantarlo, con lo que ni siquiera podrá compartir vestidor con el argentino campeón del mundo.

Por su parte, Leo está en su etapa de ‘preretiro’, la cual se tomará en serio, claro está, pero sin la exigencia ni presión que vivió en Europa con el Barcelona.