La mejor manera de definir a Lionel Messi es prender la tele, buscar un streaming o, si cuestiones geográficas y/o financieras lo permiten, sacar una entrada para ir a la cancha. Sea con Inter Miami, el club de la MLS que hoy lo disfruta, o de la Selección Argentina, como la semana pasada.
New England Revolution, su nueva víctima, empezó ganando 2-0, por los goles del argentino Luca Langoni y el colombiano Dylan Borrero, tras un grosero error de Drake Callender, capitán por la ausencia del 10 (hoy suplente).
Pero Luis Suárez puso en partido al equipo del Tata Martino con un excelente doblete en una ráfaga, y Messi se encargó del resto. Porque ingresó en el segundo tiempo y en tan solo 10 segundos le dio un brillante pase a Jordi Alba, quien habilitó a Benja Cremaschi, autor del 3-2 que consumó la remontada (58').
Sus obras de arte personales llegaron a los 78, a los 81 y a los 89 minutos. Dos con asistencia de Suárez, la otra con pase de Alba. A puro control, con un brillante tiro de afuera, como centrodelantero, aprovechando una hermosa habilitación de primera del uruguayo. De todas formas, para convertirse en el máximo goleador histórico del club.
En total, fueron 20 goles y 16 asistencias del 10 en la temporada regular, segundo en el listado por debajo de Benteke, de DC United, quien festejó 23 veces.
Messi entró a lo Messi y cambió el partido, decretando el 6-2 de Inter Miami, que alcanzó los 74 puntos y se convirtió en el mejor equipo en la historia de la temporada regular de la MLS, superando el récord que había fijado, justamente, New England Revolution, que sumó 73 unidades en 2021.