El fútbol llegó a Túnez desde Francia, como casi todo lo que Occidente tenía para ofrecerle al mundo a finales del siglo XIX. Los franceses, inventores de la libertad, la igualdad y la fraternidad, colonizaron el territorio tunecino en 1881, tras un acuerdo con las potencias europeas que fue ratificado en la Conferencia de Berlín de 1884 en la que se repartieron el continente africano.
Francia controló el Protectorado de Túnez hasta mediados del siglo XX, pero la influencia sobre los tunecinos continúa hasta hoy. Esta página de Facebook que sigue a jóvenes talentos en la Ligue 1 puede servir de ejemplo. El fútbol fue una de las formas con las que los franceses occidentalizaron a los musulmanes locales. El primer equipo, Racing Club, exclusivo para franceses, se fundó en 1904. La sociedad tunecina abrazó el deporte del balón pero se mantuvo firme a su religión mayoritaria y su lenguaje, el árabe.
La primera federación de fútbol tunecina fue de corte colonial. Se creó en 1906 y sólo incluía a equipos franceses, italianos, israelíes y malteses, las principales colectividades, por fuera de la mayoría musulmana. El primer partido oficial se disputó el 9 de junio de 1907. Pero también había duelos amistosos. Las tensiones religiosas eran tan habituales entonces como ahora. En 1917, un partido para celebrar el fin de la 1ra Guerra Mundial entre Stade Tunisois (de la comunidad judía) y Stade Africain (de mayoría musulmana) terminó en batalla campal. Para retomar el espíritu pacificador se decidió fusionar ambos clubes en el Union Sportive Tunisienne.
Los equipos nativos recién pudieron incorporarse a la competencia oficial en 1919. Ese año se fundó, en un café, el club más popular de Túnez: Espérance Sportive. Respetando las regulaciones vigentes, un francés debió ser nombrado presidente. Rápidamente se transformó en el equipo de la comunidad musulmana y una poderosa herramienta del reclamo de independencia, que se concretó, finalmente, en 1956. En 1920 se creó el Club Africain, otro foco de la identidad local.
La Selección de Túnez tiene como primer antecedente la selección de la Liga local que se formó en 1928 para disputar un amistoso ante un equipo B de Francia. Los tunecinos cayeron 9-2 ante sus colonizadores. El duelo se repitió en 1930 y en 1933. Las dos veces ganaron los europeos, 5-0 y 6-1. Los tunecinos debieron esperar hasta 1939 para celebrar su primer triunfo 4-1 ante franceses, esta vez un combinado parisino. Durante esos años, los tunecinos se probaron casi siempre ante equipos galos, combinados militares, coloniales, etcétera.
Algunos consideran que el primer partido de la Selección tunecina se jugó el 18 de marzo de 1956, 2 días antes de que Francia aceptara su independencia. Las Águilas, dirigidas por el francés Marc Orsini, vencieron 1-0 en un amistoso a un conjunto francés. En ese equipo tunecino estaba Younes Chetali, expresidente del Comité Olímpico, gloria del Étoile Sportive du Sahel y padre del histórico Abdelmajid Chetali.
La Federación tunecina se fundó un año más tarde. El primer duelo internacional de Túnez fue ante Libia, se impusieron por 4-2. El partido era parte de la preparación para su primer torneo oficial, los Juegos PanÁrabes 1957. El equipo, conducido por primera vez por un tunecino, Rachid Turki, sorprendió por su juego y llegó hasta la final, donde perdió ante Siria.
En 1960, Túnez se afilió a la FIFA y se clasificó, de la mano del yugoslavo Milan Kristic, para los Juegos Olímpicos de Roma. La aventura olímpica fue breve, se despidieron tras 3 derrotas. Pero la experiencia consolidó a un equipo joven. En 1963, esa selección ganó la Copa Árabe, ahora bajo el mando del DT francés André Gérard. Y en 1965 llegó hasta la final de la Copa Africana de Naciones, donde cayó ante Ghana por 3-2 en tiempo suplementario.
Una década más tarde, asumió como DT el capitán de aquel glorioso seleccionado de los 60, Abdelmajid Chetali. Madja, como lo conocían, llevó a Túnez a su primer Mundial y lo hizo debutar con una histórica victoria 3-1 ante México. La salida de Chetali inauguró la constante inestabilidad en el cargo de seleccionador, que dio como resultado lustros sin triunfos.
Las Águilas resurgieron en los 90, con el polaco Henryk Kasperczak, que los llevó de nuevo a la final de la Copa Africana en 1996, donde perdieron ante Sudáfrica, y a la Copa del Mundo de Francia 1998. La llegada del francés Roger Lemerre en 2002 le dio a Túnez los mejores años de su historia. Con Lemerre, que comenzó la tradición de nacionalizar franceses de origen tunecino, las Águilas fueron campeonas de África en 2004 y se hizo habitual llegar a las Copas del Mundo. Sus 6 años en el cargo son aún un récord.
Sin Lemerre se profundizaron los problemas de Túnez. Durante años se sucedieron los DTs y las frustraciones. Las Águilas recién regresaron al Mundial en 2018, otra vez con Kasperczak. Pese a la temprana eliminación en fase de grupos, el equipo tunecino cerró su participación volviendo a la victoria en Copas del Mundo, con un triunfo 2-1 ante Panamá.
La incertidumbre volvió a Túnez, una vez más, luego de la pandemia. Derrotas inesperadas y malos rendimientos obligaron al cambio de mando a comienzos de este año, justo antes del decisivo repechaje ante Mali. La elección de Jalel Kadri, un desconocido, dio sus frutos. El equipo se metió en el primer Mundial en el mundo árabe y en noviembre volverá a jugar una Copa del Mundo. Pero esta será especial, por primera vez se enfrentará a su viejo conquistar: Francia.