“Hoy, ustedes no son jugadores, son militares. Doce millones de tunecinos esperan la victoria. Y sé que son capaces de conseguirla”, grita Jalel Kadri en el final de su arenga. La Selección de Túnez está por salir a la cancha para jugar el 1er partido de su repesca mundialista en Mali y el seleccionador sabe que decirle a sus jugadores para motivarlos. Sus “soldados” obedecen. Van y ganan. La charla en el vestuario, que está siendo grabada, se vuelve viral. Y Kadri, el inesperado entrenador de las Águilas de Cartago, se transforma en objeto de adoración para el pueblo tunecino.
Hay dos elementos clave en esta escena, que la volvieron tan especial. Uno es el hecho: la charla motivacional en el vestuario remite directamente al "Malahamet al Argentina", el momento más importante en la historia del fútbol tunecino. El "Triunfo de Argentina", traducido del árabe, es como se recuerda a la victoria de Túnez ante México en el 78, en su debut mundialista, que incluyó también una emotiva charla del DT de entonces.
El otro elemento es el protagonista del hecho, el propio Jalel Kadri. El seleccionador representa a la perfección el ideal del tunecino promedio. Es un hombre común, de Tozeur, un pueblo del interior del país, alejado de las opulentas ciudades mediterráneas. Educado en las escuelas nacionales, de tradición francesa, como su fútbol, pero orgullosas de su nacionalidad tunecina. Trabajador y dedicado, es un ejemplo de que la movilidad social en la que tanto cree la sociedad tunecina existe. De que el esfuerzo silencioso paga. Y, sobre todo, una persona dispuesta a dar su mejor versión cuando representa a su patria.
La carrera de Kadri como futbolista fue discreta. Comenzó a fines de los 80, en el club de su pueblo, el Tozeur FC, y luego pasó unos años en el Espoir sportif de Jerba Midoun, donde se retiró en 1999, tras una década como jugador en el ascenso tunecino.
Como DT, en cambio, ya acumula más de 2 décadas de experiencia y logros. En sus comienzos, se destacó llevando a varios equipos a la 1ra división de Túnez. Tras un par de buenas temporadas en la élite tunecina, Kadri continuó su formación entrenando en el extranjero, sobre todo en Arabia Saudita pero también en Líbano, Emiratos Árabes Unidos y Libia. Así tuvo sus primeras oportunidades a nivel Selección. En 2007, fue DT del equipo olímpico y en 2013 se sumó al cuerpo técnico de Nabil Maaloul, como técnico asistente, pero Túnez fracasó en su intento por llegar al Mundial 2014.
El cúmulo de esas experiencias previas, frustrantes algunas, esforzadas todas, lo prepararon para este momento como DT de Túnez. Lo hicieron paciente y perseverante, atento a las diferentes realidades de sus jugadores y, en especial, muy estricto y exigente. Pero no le garantizaron reconocimiento en su país. Al menos, hasta hoy.
Kadri llegó al cargo de seleccionador de Túnez en enero de 2022 de forma completamente inesperada. A comienzos de este año, pocos conocían su rostro. Era parte del cuerpo técnico de su antecesor, Mondher Kebaier, y una renuncia reciente lo había dejado como asistente principal. Pero recién cobró notoriedad durante la última Copa Africana de Naciones cuando Kebaier dio positivo por covid y Kadri debió dirigir a un equipo que venía muy cuestionado, tras una floja fase de grupos, en el partido de 8vos de final ante Nigeria. Túnez dio la sorpresa y ganó 1-0, con gol de su capitán Youssef Msakni. Una semana después, la caída en 4tos, ante Burkina Faso, marcó el fin del ciclo de 3 años de Kebaier y el comienzo de la era Kadri.
Dos meses más tarde, aquel grito patrio en el vestuario, la posterior victoria en Mali y la clasificación para Qatar 2022, tras un empate sin goles en casa, unos días después, transformaron a Kadri en un héroe nacional. Jalel explicó ese triunfo histórico de forma sencilla. Habló de la unidad del equipo, de su orgullo nacional y destacó "su experiencia y su madurez táctica". Esos son, si le preguntan, los méritos de su Selección.
Túnez, bajo las órdenes de Kadri, se destaca por tener un estilo de juego definido, que había comenzado con Kebair. El plantel está conformado por mayoría de jugadores que militan en el fútbol árabe, más algunas figuras “europeas”. Se abandonó el juego ofensivo de hace unos años y la solidez defensiva es su fortaleza. Conjuga esas cualidades con los intérpretes adecuados. El DT prefiere a futbolistas experimentados e inteligentes tácticamente, como Wahbi Khazri o Seifeddine Jaziri, la base que estuvo en Rusia 2018, por sobre jóvenes talentos en desarrollo como Hannibal Mejbri, al que utiliza solo como revulsivo.
Más allá de los nombres propios, Kadri predica el credo de lo colectivo. Transmite a todo el plantel su seriedad marcial, su ética de trabajo y su férrea disciplina. Cree, como buena parte de la sociedad tunecina, en un Túnez unido, poderoso e invencible. Allí radica el sueño de este equipo africano de cara a Qatar 2022.