<
>

El origen del fútbol en Japón

El equipo olímpico consiguió en Berlín 1936 le dio la primer gran victoria de Japón al derrotar a Suecia @jfa_en

Nacido a mediados del siglo XIX en Gran Bretaña, el fútbol no tardó mucho en difundirse a lo largo del planeta y Japón no fue la excepción. En 1873, cinco años después de que el Imperio Japonés abriera sus fronteras al mundo, los oficiales de la Armada Británica llevaron el fútbol a Yokohama, la principal ciudad portuaria del país del Sol Naciente.

Fue el teniente inglés Archibald Lucius Douglas, contratado como profesor en la recién estrenada Academia Naval, quien enseñó a sus alumnos los fundamentos de un deporte que ya era un boom en Gran Bretaña y las principales ciudades portuarias del mundo. El fútbol, además, se convirtió en parte de la educación escolar y así se extendió su práctica a lo largo del por entonces imperio.

En 1907, se disputó el primer partido entre equipos totalmente japoneses y así los torneos entre escuelas e institutos se fueron multiplicando hasta que en 1921 se fundó la Asociación Japonesa de Fútbol (JFA). Ese mismo año, la Federación Inglesa de Fútbol donó un trofeo de plata para la primera competición nacional, hoy llamada Copa del Emperador, que se sigue disputando en el país nipón los 1 de enero de cada año.

En la década del treinta, la Asociación Japonesa de Fútbol consideró que era el momento de dar el salto y puso su atención en los Juegos Olímpicos de Berlín, donde los Samuráis Azules sorprenden al remontar un 0-2 y terminan derrotando 3-2 a Suecia, una de las favoritas del torneo.

El crecimiento del fútbol japonés parecía inminente hasta que en 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial. Japón formó parte del eje y la FIFA decidió su exclusión temporal del organismo e impidió cualquier contacto entre sus federaciones afiliadas y la nipona. El ostracismo, que duró desde 1946 hasta 1950, supuso un estancamiento para el auge del fútbol en Japón. Y es que salvo Hiroshima, donde se establecieron las tropas inglesas, el resto del país fue ocupado por soldados norteamericanos, que dieron el empuje necesario para hacer del béisbol -también llegado al imperio a finales del siglo XIX- el deporte nacional de Japón.

Fueron, nuevamente, unos Juegos Olímpicos los sirvieron de impulso para que el fútbol en Japón recuperase el terreno perdido: los de Tokio en 1964. Teniendo como aliciente la preparación para aquel evento, la JFA contrató a Dettmar Cramer, un exjugador de amplia trayectoria y técnico alemán recomendado por la Federación de Fútbol de la Alemania Occidental.

Cramer, que inició su trabajo como asistente técnico, no tardó en detectar las falencias de la selección japonesa, por lo que entrenó repetitivamente en busca de la mejora de sus futbolistas. Tras no lograr la clasificación al Mundial Chile 1962, Cramer posteriormente formó un trío técnico para encarar los Juegos de 1964, donde Japón avanzó a los cuartos de final gracias a un triunfo histórico por 3-2 ante Argentina.

Dettmar Cramer decidió dejar Japón tras los Juegos Olímpicos, pero antes le dejó cinco recomendaciones a la federación japonesa, de las cuales las más destacadas fueron la creación de una liga en la que los equipos más japoneses se enfrenten entre sí y la necesidad de que la selección adquiera mayor experiencia enfrentando a los mejores clubes y selecciones del mundo.

En 1965, la JFA creó la Japan Soccer League (JSL) con ocho equipos, todos patrocinados o propiedad de poderosas empresas industriales. Los resultados de las recomendaciones de Cramer llegaron en los Juegos Olímpicos de 1968 cuando Japón logró un histórico bronce en fútbol tras derrotar por 2-0 al anfitrión México.

A partir de aquel hito, los equipos empresas empezaron a ofrecer a sus jugadores mayores facilidades para la práctica del fútbol, como la reducción de la jornada laboral para que puedan entrenar por la tarde. En 1972 se creó una Segunda División ante la demanda de equipos y se permitió la llegada de futbolistas extranjeros (un máximo de cinco por plantilla) para aumentar la competitividad y generar mayor emoción en la liga, pero la afluencia de público era mínima y el fútbol japonés no lograba atraer foráneos de calidad.

Todo cambiaría a partir de la vuelta de Yasuhiko Okudera, primer futbolista japonés en jugar en la Bundesliga, en 1986. Su regreso a casa impulsó la llegada del profesionalismo al fútbol japonés puesto que fue contratado solo para jugar, a diferencia de sus compañeros nativos que trabajan para las compañías dueñas de los equipos durante la semana. A partir de Okudera, los clubes comenzaron a pagar a los futbolistas por jugar y no por hacer trabajos para las empresas.

Mención aparte merece el boom que generó el manga Captain Tsubasa (conocido como Supercampeones en Latinoamérica) que desató una verdadera futbolmanía en Japón: las divisiones menores de los clubes de la JSL se abarrotaron y el Gobierno Japonés decidió impulsar este deporte como una herramienta para frenar el creciente número de suicidios entre los menores de 20 años.

En 1991 nació la J. League (Japan Professional Football League) y el título de Japón en la Copa Asiática 1992 aumentó más el auge del fútbol en Japón. En 1993 se crea la primera liga de fútbol profesional, la J1 League, con diez equipos y empezó el desfile de viejas glorias del deporte como Zico, Gary Lineker, Dunga, Pierre Littbarski, entre otros.

Si bien la J1 League llegó a tener altibajos y la crisis económica de los 90 supuso un fuerte golpe para la estructura de la liga japonesa, la histórica clasificación al Mundial Francia 1998 y la celebración del Mundial 2002 en su país terminaron por asentar el fanatismo del fútbol en Japón.

La posterior creación de la J2 League, la reducción del número de extranjeros a tres y la creación de unas canteras profesionalizadas desarrollaron consecuencias positivas para que Japón sea la principal potencia del fútbol asiático. Ad portas de su séptimo Mundial consecutivo, en Qatar 2022, los Samuráis Azules aspiran a superar la barrera de los octavos de final logrados en las Copas del Mundo 2002, 2010 y 2018, aunque para ello primero deberán avanzar en un grupo complicadísimo en el que enfrentarán a España, Alemania y Costa Rica.