En una Selección de Japón abundante de talento ofensivo, Takumi Minamino ha logrado coger el testigo de Keisuke Honda y Shinji Kagawa para liderar a su selección hacia la Copa del Mundo de Qatar 2022 y ser la principal referencia ofensiva en busca de hacer historia en Qatar 2022.
Impactado por la gesta de Ronaldo en el Mundial de Corea-Japón 2002 y apoyado por una familia futbolera, el pequeño Takumi se abrió paso desde pequeño en el club de su ciudad natal, el Cerezo Osaka, donde debutó a los 17 años y aprendió al lado del uruguayo Diego Forlán y el brasileño Cacau.
Galardonado con el premio Novato del Año en la temporada posterior a su debut, el salto europeo no tardó en darse y escogió el Red Bull Salzburg en 2015 como el puente para lograr sus sueños de grandeza.
En Austria fue pentacampeón liguero, pero no logró hacerse un hueco en su selección y vio el Mundial 2018 desde su casa. Sí lo hizo con Moriyasu en el banco post Copa del Mundo y su espectacular arranque de temporada 2019-20 le hizo ganarse los reflectores en Europa. Llegó a Liverpool y si bien no se hizo con un papel estelar, todo lo contrario sucedió en los Samuráis Azules: es el líder ofensivo de su selección y acabó como máximo goleador de Japón en las Eliminatorias de la AFC rumbo a Qatar 2022 con 10 anotaciones.
Futbolista elegante, mágico, versátil, con gol, pase gol y sacrificado en defensa, Minamino es el organizador de un Japón ordenado, compacto y cuya inventiva en los últimos metros mucho se lo debe a un atacante que está llamado a recuperar su papel protagónico en Mónaco antes de encarar su primera Copa del Mundo.
Hidetoshi Nakata y Keisuke Honda, líderes ofensivos de los equipos que lograron superar la fase de grupos en un Mundial, son los espejos en los que se puede mirar Takumi Minamino, la estrella más brillante de una generación de oro que tiene el reto más grande de Japón en una Copa del Mundo al tener que enfrentar a Alemania, España y Costa Rica en busca del boleto a octavos de final.