Pocas veces un juvenil despertó el interés de todo un país como el caso de Takefusa Kubo, un talento precoz que brilló en la cantera del Barcelona, pero que vio interrumpida su estancia en la Masia por la sanción de la FIFA al conjunto catalán debido a fichajes irregulares de menores.
Tras casi un año sin jugar, Kubo volvió a Japón en 2015 para firmar por FC Tokyo, donde gracias a su talento se fue abriendo paso a ritmo acelerado y llegó a debutar en Primera División con 15 años, 10 meses y 30 días, siendo el segundo jugador más joven en lograrlo en el fútbol japonés.
Recién cumplida la mayoría de edad, debutó en la Selección de Japón y jugó la Copa América 2019 en la que su selección estuvo de invitada. Inmediatamente después firmó por Real Madrid -sí, el archirrival de su exclub- y despertó una expectativa mucho mayor a partir de su rendimiento en los amistosos de pretemporada.
Sin embargo, el cupo de extracomunitarios y la propia política del Real Madrid para con la gestión de su carrera le impidieron quedarse en el club más ganador de Europa y se marchó cedido al Mallorca.
A partir de allí, Kubo ha estado de préstamo en préstamo sin todavía poder convertirse en aquel jugador que prometía a tan corta edad. Si aquello no fuese poco, tampoco ha logrado consolidarse en la selección de Japón, aunque su suplencia en el equipo de Hajime Moriyasu tiene un gran responsable, Junya Ito, un punzante y eléctrico extremo derecho que ha sido decisivo en las Eliminatorias de la AFC con grandes actuaciones y goles.
Reciente fichaje de Real Sociedad, el talentoso futbolista de apenas 21 años aspira a dar un paso adelante en su carrera en los meses que quedan antes del Mundial de Qatar y así convencer a su seleccionador de hacerle hueco en un equipo que está obligado a firmar la mejor presentación de su historia en los Mundiales para superar un grupo en el que deberá lidiar con Alemania, España y Costa Rica.