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Primer asado de la Selección con carne y parrillas argentinas

La Selección Argentina ya está instalada en Doha, tras la goleada 5-0 en el amistoso ante Emirates Árabes, en Abu Dhabi, última escala previa para el Mundial de Qatar 2022.

Y fiel a la tradición de este grupo, apenas arribados a suelo qatarí, se festejó con un asado. “Mi comida preferida es el asado, pero esto va más allá. Los que nos seduce de hacerlo, de trasladar ese momento a otras partes del mundo y puntualmente acá es lo que significa, lo que nos genera... Porque nos da un ambiente de unión y química colectiva. Es parte de nuestra cultura, de la idiosincrasia argentina. Es ese tiempo que disfrutamos juntos, que nos permite charlar, reírnos, distendernos y conectarnos. Comer asado no es vino, dulce de leche, ni siquiera necesariamente la carne, pese a que nos encanta. Es estar en grupo y la conexión que se genera”. Desde Qatar, Lionel Scaloni explica por qué, entre las tantas cosas que se trasladaron al país sede del Mundial, decidieron llevar 900 kilos de distintos cortes -recordar que la delegación está integrada por 72 personas- y sumar parrillas bien argentinas para que los chefs encargados tengan lo mejor posible para este ritual tan especial. En la noche del miércoles, en Doha, se hizo el primer asadazo y los jugadores lo compartieron en redes sociales.

Lo mismo piensa Julián Lanzillotta, el dueño de Fuegos JL, la empresa nacional surgida en 2018, casi de casualidad, que hoy es la más elegida por futbolistas y otros deportistas. Incluyendo la AFA, que lo contactó, igual que a otras 10 empresas, para determinar cuál sería el proveedor. Fuegos JL terminó ganando este “Mundial” para ver cuál tenía el orgullo de armar las parrillas para los asados del seleccionado.

En este caso mandó distintos tipos. Le pidieron cuatro más convencionales que hizo especialmente porque no es la especialidad de la casa y, de yapa, mandó su buque insignia, conocido como Floki -los 15 modelos tienen nombres de la serie Vikingos-, que tiene dos cruces para cocinar a la estaca y jaula para colgar y ahumar. Ayer se usó como brasero, sin la jaula, pero tal vez los jugadores se animen, en el futuro, a explorar el asador. “Ojalá se animen, aunque yo, la verdad, ya toqué el cielo con las manos…”, dice, Julián, orgulloso.

Todo este equipamiento se ubicó en el quincho que se armó dentro del enorme predio que tiene la Universidad de Qatar, donde ya se aloja la delegación nacional a la espera del debut del martes, a las 7 de la mañana, ante Arabia Saudita. “Buscamos que todos se sientan como si estuvieran en el predio de Ezeiza. Por eso también el quincho y las parrillas”, contaron desde adentro. Lanzillotta cuenta cómo llegó a cumplir un sueño que nunca soñó. “Todo arrancó en 2017, con mi pasión por el asado, sobre todo cocinar a la estaca. Un día se me ocurrió hacer algo distinto para el fondo de casa. Pensé en algo con ruedas para moverlo de acuerdo al viento y que fuera multifunción. Así nació el primero. Tardé ocho meses, comprando las ruedas en distintos lugares e improvisando un poco. Yo tenía nociones de soldadura, porque había trabajado en la empresa de grupos electrógenos de mi viejo, y me daba maña porque otro de nuestros negocios familiares era una ferretería industrial. El segundo lo hice para mi club, Mariano Moreno, donde jugué hasta hace años. Y me pasó algo increíble un día de junio del 2018: salí del vestuario, luego de un partido, y vi que había cerca de 100 personas alrededor del aparato, sacándote fotos y preguntando quién lo había hecho. El lunes ya tenía como 20 mensajes pidiéndome si podía producir otros. Así nació la idea de abrir una cuenta de Instagram (@fuegosJL), con un logo que me armó mi hermano, y de empezar a fabricar”, relata.

La primera experiencia fue con Andrés D’Alessandro y su hermano. Pero todo explotó cuando los hermanos Funes Mori compraron varios y subieron varias historias a su Instagram, enloquecidos con las nuevas adquisiciones. “Justo ese día viajaba a Italia, de vacaciones con mi familia, y me empezaron a llegar miles de mensajes. Vendí como 100 asadores. Y yo no tenía nada, ni empleados, ni siquiera un taller”, recuerda. Ahí empezó a armar lo que tiene hoy, una sede central en General Rodríguez, una fábrica en Moreno y una sucursal en Boerne, Texas, que vende a todo Estados Unidos, además de llegada a otros 39 países.

Aunque se define como poco futbolero, esta alianza con la AFA lo emociona mucho. “Se trata de la Selección de nuestro deporte más popular, con el mejor del mundo en nuestro plantel, en un Mundial que tanto esperamos, con todo lo que esto genera en la gente…. Y que mis productos estén ahí, con ellos, siendo parte seguramente de un momento muy especial como es un asado, es algo que, la verdad, me llega al corazón. No hay un mejor lugar para nuestros productos. Si ahora me tengo que retirar de esto, ya está”, se sincera, emocionado.