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Los cuatro delanteros, la llave de Ecuador para entrar en la Copa del Mundo

DOHA (Enviado especial) -- Cuatro delanteros. En el fútbol la repetición de números para describir sistemas tácticos tiene sus límites conceptuales, porque lo importante son los futbolistas. Siempre. Por eso, más allá de minimizar la idea de Gustavo Alfaro, seleccionador de Ecuador, en el partido inaugural de la Copa del Mundo y describirla como un "4-4-2", lo concreto es que su equipo salió con cuatro delanteros. Gonzalo Plata, Enner Valencia, Michael Estrada y Romario Ibarra son atacantes. Eso fueron desde que están en primera y esa es su función en sus equipos.

La gran preocupación de la Tri en las semanas y los días previos al encuentro frente a Qatar en el inicio del máximo torneo era la falta de gol. En 2022 había jugado diez partidos. En cuatro no convirtió, tres de los cuales fueron los anteriores a este debut mundialista. Llevaba seis goles en el año y nunca había anotado más de uno en un encuentro. La audaz propuesta del técnico argentino permitió romper las malas rachas justo cuando más importa.

Alfaro es conocido por su capacidad para formar conjunto sólidos, rocosos y confiables en defensa. Así ha sido desde los comienzos de su carrera, en el ascenso argentino. Su idea privilegia el orden y el equilibrio, algo que le trajo varios problemas y críticas, sobre todo cuando dirigió clubes como San Lorenzo y Boca. Sin embargo, casi siempre ha conseguido buenos resultados. No se llega a dirigir un Mundial sin pergaminos.

En el partido contra Qatar, el más importante de su vida, Alfaro decidió alinear una especie de 4-2-4 contracultural. Atacar desde el comienzo, lastimar al dueño de casa lo antes posible e imponer las condiciones. Ocupar bien los espacios en el campo rival, nada de esperar y tener cautela. Así, antes de los tres minutos convirtió un gol, anulado de forma increíble por el VAR. Después de la frutración, mantuvo la idea. Y la recompensa llegó rápido.

Dos goles antes de los diez minutos. Ese fue el invaluable premio que consiguió Ecuador gracias al plan elegido para romper la sequía. Se especulaba con un mediocampo de músculo y dinámica, pero finalmente en lugar de José Cifuentes jugó Estrada. Es decir, un centrodelantero por un mediocampista. Esa modificación sumó un hombre más en la ofensiva para asociarse y le restó obligaciones a Enner, quien, liberado, fue la gran figura del primer día mundialista. La propuesta también sirvió para eso.

También hubo inteligencia de los intérpretes. Ibarra supo cuándo jugar más cerrado o retroceder para dejarle espacios a Pervis Estupiñán y lo mismo hizo Plata con Ángelo Preciado, otro de los puntos altos del cuadro nacional. El juego colectivo fluyó en esos primeros 30 minutos furiosos de Ecuador. Eso le alcanzó para superar con amplitud a un Qatar que salió a la cancha muy tensionado. Sobrepasado por las circunstancias.

En un momento en el que es muy difícil sorprender desde lo táctico y estratégico, el DT argentino lo hizo. No sólo por su propia naturaleza, sino también por las necesidades del equipo. Llegar al gol era la meta absoluta en el inicio del Mundial, más todavía al ver el resultado y el rendimiento del choque entre Países Bajos y Senegal, que mostraron grandes virtudes pero poco ingenio en ataque.

¿Puede repetir la idea contra dos adversarios mucho más exigentes? Parece difícil, aunque el hecho de que haya servido para romper el cero y para recuperar confianza ya la convierte en un éxito rotundo. Además, quedó claro que el equipo está en condiciones de cambiar el plan de juego cuando sea necesario. Quizás, frente a Países Bajos vuelva al mediocampo musculoso y agresivo, pero ya se reencontró con el gol y ganó el primer partido, una tarea impostergable para quien quiere hacer historia en una Copa del Mundo. Todo gracias a la valentía y para cambiar a tiempo.