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Mundial de Qatar 2022, el 'Cementerio de los Dioses Caídos'

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Brasil, eliminado, ya se fue de Qatar (1:08)

Luego de la derrota ante Croacia por penales, los de Tite emprendieron el viaje de vuelta. (1:08)

DOHA — Cayeron, estrepitosamente. Como dioses paganos, se derrumbaron de sus frágiles nichos. Unos claudicaron, otros caducaron y otros eran deidades apócrifas. En tierra de mezquitas y rascacielos, encontraron la vulgaridad de su tumba.

La Copa del Mundo de Qatar es el “Cementerio de los Dioses Caídos”. Un epitafio común: fracaso, un veredicto que fonéticamente hiere, pero que en la perversa pureza de su concepto persigue, atrapa, estigmatiza, porque es eterno.

Los conquistadores fueron conquistados y los verdugos victimados. La lista, el reparto doliente, es largo, y por extenso, subyugante. La arrogancia es el primer bocado amargo de la derrota. Y acaso todos ellos, esos, los dioses caídos, aún regurgitan con agruras y con asco, las esporas de su propia soberbia.

1.- NEYMAR Y BRASIL

El baile de su primavera ante Corea del Sur terminó siendo la danza de su invierno ante Croacia. El carnaval eterno sucumbió ante la resiliencia eterna. No entendió Brasil que no hay tiempo para samba cuando a lo lejos se escucha el gruñido de los guerreros.

Partidos de futbol hemos visto en Qatar, en los que los organigramas de la estrategia se rompen, se corrompen, se descomponen. Las fichas de colores sobre el pizarrón se vuelven blanco y negro, cuando aparece un tipo como Luka Modric, un general sin estrellas, con la exuberancia guerrera del hombre de la primera línea de batalla, dispuesto a morir, para matar.

Brasil y un Neymar que recibió ya su última oportunidad. A los 34 años, el Mundial 2026 podría negarle el visado a un tipo con una vida desprolija, sibarita, desaliñada, y quien tal vez hoy prepare la fiesta más fastuosa de su vida para poner un biombo frágil, de olvido a su mayor

fracaso. El 5 de febrero llegará a los 31 años. Ya ni tan joven para el futbol ni tan viejo para la resignación. Mucho de O’Ney, poco de O’Rei

2.- CRISTIANO Y SU CRUZ

El suplicio de Portugal fue similar al de Brasil. Lo rodearon los moros y acabaron con Cristiano y sus herejes sueños mundialistas. Murieron los portugueses en el Sahara de su propio espejismo. Le hicieron 6-1 a Suiza y pensaron que todo sería entremés con queso gruyere.

Pero, apareció Marruecos, así como Croacia apareció ante Brasil. Fue más grave para Portugal, porque entre la marabunta roja del técnico del impronunciable apellido, Walid Regragui, no hay ningún Modric, pero hay 26 tipos tan locos como él.

Cristiano llegó muerto a Qatar, porque para él, el banquillo, la suplencia, es vivir en estado catatónico. Necesita la cancha, la confrontación, el balón. Fernando Santos le dio todo eso a cuentagotas. CR7 exhumó en el Estadio Al-Thumama su utopía. Al Comandante lo traicionaron el general y la tropa. Se metió al área marroquí y sus compañeros jugaron a no centrar.

Ni él, el creador del Frankenstein perfecto, el atleta de laboratorio, puede arrimarse, a los casi 41 años, al 2026. Estrena calendario el 5 de febrero, al igual que Neymar. ¿Será que Qatar y sus desiertos deshidratan a los sedientos hijos de Acuario?

3.- EL CORO DE LUIS ENRIQUE

España tuvo una deshonrosa muerte, pero unas honorables exequias, porque cayó de bruces ante Marruecos. Luis Enrique se quiso convertir en influencer de su imperio, sin tener un imperio. Tenía a los Niños del Coro de La Cartuja y pensaba que tenía a la reencarnación de Los Tres Tenores. Y, en términos muy coloquiales, “los pillaron como a críos”.

Ciertamente ante Marruecos –otra vez, malditamente, benditos sean--, España fue dueña del partido. Tuvo un 78 por ciento de posesión, pero sólo hizo un remate al arco, y claro, ahí estaba Bono el más cancerbero que nunca de la horda marroquí.

Tejer, tejieron los españoles: 1,019 pasos, que en manos de una abuela asturiana y dos agujas de tejer, alcanzan para una buena bufanda, pero España quedó descobijada y fría en la tanda de penales. Todo el rococó con lentejuelas de los casi 135 minutos de juego, murieron en los cobros de Sarabia, Soler y Rodri.

Había llegado a Qatar sólo de paseíto, para recoger la Copa FIFA, pero Luis Enrique se fue al día siguiente. Cerró su cuenta de “streamer” y del casillero como técnico de España. Al presunto dios del pizarrón se le acabó la tiza.

4.- EL CIUDADANO KANE

Y resulta que el más humilde huésped en el “Cementerio de los Dioses Caídos”, termina siendo un inglés. O tal vez dos. Porque Gareth Southgate consumaba once largos años de trabajo y de un proyecto de reconstrucción en Qatar 2022. Y porque Harry Kane, el deportista más completo, dedicado al futbol, en toda Inglaterra, estaba convencido que había llegado el momento.

Southgate reinventó a la selección inglesa, trabajando desde las menores. 11 años. Ciertamente nunca se desbocó, apenas se ha atrevido a hablar orgulloso del 2026. Y Harry Kane, el líder que debía gestar la gran diferencia, recibió, inmerecidamente tal vez, el mayor castigo de un caudillo en un Mundial: errar el penalti que hunde su propio barco. La poderosa Armada Inglesa erró el tiró, y pegó en su propia quilla.

Pero su sepelio carga con todos los honores. Podrá no haber sido el juego más emotivo hasta ahora en el Mundial, pero fue el más apegado a lo que una sinfonía del balompié puede ser. Francia le hizo los honores a Inglaterra, para disimular tal vez un poco el deshonor de Kane.

Southgate tiene aún derecho de réplica. Futbolistas como Rashford, Rice, Foden, Saka, Bellingham, Gallagher, Mount. Sin embargo, aún tendrá que explicar porqué desaprovechó a Alexander-Arnold, el mejor en su puesto en el futbol mundial.

5.- ¿…?

Falta al menos uno en ese hemiciclo fúnebre, en el “Cementerio de los Dioses Caídos” en Qatar. Pase lo que pase en la semana final de la Copa del Mundo, queda esperar la doliente jornada. ¿Lionel Messi? ¿Kylian Mbappé? ¿O ambos?

Ante Países Bajos, aparecieron dos versiones de Leo. Una, previsible dentro de lo imprevisible que es: el pase a Nahuel Molina, viendo sin ver, casi con la firma embaucadora de aquel Ronaldinho. Y después el impredecible, el buscapleitos, el pendenciero, el que asume por el grupo, con buenas, malas o peores maneras. ¿Es mejor ser un capitán así o ser um vcapitán con alma de grumete? Los argentinos no tienen dudas.

¿Y Mbappé? No fue el mismo ante los ingleses. No tuvo presencia de área, pero germinó el primer gol. ¿Fue reflejo de las molestias con las que llegó al partido y que obligó a que le racionaran los entrenamientos previos? Se sabrá ante Marruecos.

¿Quién pues el Quinto Beatle de la desgracia qatarí? ¿O serán seis? Otro misterio de estas Semifinales de la Copa del Mundo.